The Objective
César Antonio Molina

La sumisión política ciudadana

«Lo peor de nuestra situación política es el conformismo, el miedo, la disolución de las fronteras entre lo mediocre y el prestigio, entre la honradez y la corrupción»

Opinión
La sumisión política ciudadana

Ilustración de Alejandra Svriz.

Como se acerca este fin de año y es habitual llevar a cabo un recuento del mismo, fundamentalmente el económico, aunque este no sea el caso, voy a dar una sucinta visión político-social. En realidad, lo que ha pasado en estos últimos meses no es ni mejor ni peor de lo que venimos vaticinando en los últimos años. Todas las profecías, incluso las más arriesgadas, se han ido cumpliendo. La corrupción ha llegado a límites insospechados. Hoy la corrupción y el mal gobierno están a la altura de los peores reyes españoles. El acoso sexual desenmascaró al partido que se considera único en la defensa del feminismo y cuyas, muy estrictas, feministas no han dicho ni una sola palabra. Por no hablar del desmoronamiento del Estado de derecho y, en general, de muchas de sus instituciones principales.

Mientras tanto, la democracia bailando una danza macabra al son del horror de Halloween. Esto sí que es colonialismo, por no hablar de la tomadura de pelo del Black Friday. Además, a pesar de que el gran escritor irlandés Oscar Wilde lamentó que en su tiempo la mentira estuviera en franca decadencia, aquí un siglo más o menos después resplandece con una intensidad que deslumbra más que el sol.

Toda mi vida la he dedicado a la cultura y a la docencia. Mis artículos han versado sobre estos asuntos, pero hace siete años, viendo el rumbo que tomaba nuestra política, decidí también escribir sobre ella. Mi intención era solo temporal, al ver la Constitución en grave peligro. Al día de hoy suman 88 textos largos, uno más con este. Nunca pensé que una forma de entender la política, a la que serví con convicción y compromiso, pudiera convertirse en un veneno contra nosotros mismos. Nunca me imaginé que el autócrata pudiera sobrevivir impunemente a tantas fechorías. El caso es que me he impuesto la meta de llegar a las cien filípicas y, a partir de entonces, si el funambulista continúa sin ser juzgado, hacer mutis por el foro. Esta labor mía y de tantos otros autores proviene de aquel espíritu esperanzador de finales del franquismo.

Hoy contamos con el mundo de internet a través del cual muchos optimistas enfermizos hemos escrito o coescrito cartas, manifiestos, pliegos de firmas, además de convocar reuniones, desarrollar plataformas, mantener entrevistas con políticos en activo o de otras etapas y animar a la ciudadanía más concienciada a respaldarnos. Toda una gran labor que hasta ahora, si bien ha tenido repercusión social importante, de manera efectiva ha sido un fracaso. A la hora de la verdad nadie ha dado el paso necesario. Y no solo dentro del Partido Socialista, hoy únicamente sanchista; sino también dentro del más importante partido de la oposición. Tampoco ha podido cuajar una alternativa conjunta del bipartidismo.

Evidentemente, todo lo que digo, es desde la más estricta legalidad constitucional, algo que Sánchez ha ignorado. Es triste pensar que quienes éramos muy jóvenes al final de la dictadura, una vez conquistadas las libertades, tuviéramos que volver a luchar por ellas. Siempre ha habido jóvenes antisanchistas en nuestras filas, las de un pensamiento parecido, pero acuciados por la propia vida han tenido que elegir por lo más inmediato. También, entre esa gente joven preparada, la política se ha convertido en semejante desprestigio que no la ven como una buena salida vital.

«Hoy, la política, ha vuelto a estar en manos de chusqueros y furrieles delincuentes»

Hoy, la política, como estamos comprobando, ha vuelto a estar en manos de chusqueros y furrieles delincuentes. El caso es que poco, muy poco, hemos logrado con tantas reuniones y actividades paralelas. Además, desde Moncloa se avisó de alguna manera a esos centros de opinión que sus temporales instalaciones no tardarían en ser cerradas. También se produjeron no pocas llamadas individuales. «Cariñosas», por denominarlas de alguna forma, al modo mafioso. Sí llegamos a concienciar a mucha gente que, hasta entonces, nos miraban con desprecio, ya que, según la intensa propaganda monclovita —pagada por todos los españoles— nos habíamos convertido, de la noche a la mañana, en  unos viles traidores y fascistas.

Pero, igualmente, no deja de preocupar que muchísimos ciudadanos sigan en silencio debido a las numerosas subvenciones y chantajes clientelistas. Es la mayor manifestación del populismo: ofrecer dinero pero no trabajos. Trabajos solo para los más cercanos, sumisos y conversos.

Una de las cosas que echo más en falta es la presencia de exministros de todas las épocas y partidos. Los exministros no solo de los gobiernos socialistas, sino también del centro derecha. Muchos exministros socialistas son cómplices del sanchismo por prebendas y favores. Comprueben ustedes la lista, comenzando, por ejemplo, con quién nos dejó sin luz durante 24 horas. Apenas ninguno de ellos pertenecientes a este citado grupo socialista ha levantado la voz cuando el expresidente Felipe González o su vicepresidente Alfonso Guerra han sido increpados. Que no lo hicieran estos aún podría ser inmoralmente normal, pero es que hay otros muchos que volvieron a sus antiguos trabajos y no dependen de ningún tipo de favor político.

Con la condición de exministro no se pierde la dignidad sino que esta debería ser más fuerte. Pero tampoco los del PP han salido en apoyo de Feijóo cuando se ha requerido muchas veces. Están escondidos en sus funcionariados a la espera que los demás les hagan el trabajo sucio y recolocarse luego, si es posible. Estamos en un estado de sitio autocrático y anticonstitucional y la presencia de todos esos ministros hubiera sido un muro más fuerte que el que ha construido Sánchez con la ayuda de Bildu-ETA, nacionalistas catalanes golpistas y todo el detritus extremista, hoy acomodado, de los minipartidos de la extrema izquierda acaudillados, con sumo placer y sumisión, por Sánchez. ¿Cómo se puede no salir a defender lo que la Constitución afirma de los españoles «libres e iguales»? ¡Silencio total! Una situación tan compleja y peligrosa justificaba un movimiento pacífico pero contundente de los dos grandes partidos que han gobernado nuestra democracia.

«Sánchez es mediocre por naturaleza: resentido, desvergonzado, famélico. Mediocre, y absolutamente malvado, pero no tonto»

Lo peor, y su enumeración sería gigantesca, de la situación política de nuestro país es el conformismo, el acomodamiento, el miedo, la disolución de las fronteras entre lo mediocre y el prestigio, entre la honradez y la corrupción. La política, y menos aún los políticos, no deberían preocuparse porque el individuo confíe en sí mismo. Y esta izquierda cínicamente izquierdista y mentirosa (coches oficiales, pisos oficiales palaciegos y enormes, todo a gastos pagados, con miedo a volver al arroyo sin mucho tardar) ha regresado con las monsergas del pasado cruento y su querencia calculada hacia una masificación manipulable.

Hay una gran diferencia entre ser mediocre y ni siquiera poder llegar a serlo. Sánchez lo es por naturaleza: resentido, desvergonzado, famélico. Mediocre, y absolutamente malvado, pero no tonto. Además, la benevolencia de la oposición le da muchas veces brillo y lustre. Yolanda Díaz ni siquiera ha conseguido ser mediocre, aunque hay que valorar lo mucho que lo ha intentado. Una generación no es suficiente para cambiar los modales. Eso le sucede a una Alegría que hubiera triunfado, gestualmente, en el cine mudo y también en los parvularios, su mundo natural.

En manos de estas gentes y de otras peores estamos. Menos mal que una muy sumisa Margarita Robles, ella misma juez, ha tenido la decencia de dar su conformidad a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el títere fiscal. Cosa que no se ha dignado a hacer el juez del régimen Marlaska. Las sentencias se acatan, y si no se está de acuerdo con ellas se siguen los recursos correspondientes. Pero no se acusa a todo un  tribunal de estar a las órdenes de los partidos de la oposición, o incluso ser ellos mismos, como este es el caso, de derechas.

Nuestra querida España es un país desarbolado, temeroso, confiado, lleno de intereses creados (tal era la obra de teatro del Premio Nobel  Benavente), acomodado y sin rumbo. Ovidio (que Sánchez o Yolanda les expliquen, si pueden, a los lectores, quién era) escribió aquello de «vive bien quien bien se esconde». O como decían mis dominicos del colegio «quien nada hace nada teme». Yo no les salí muy bien. De manera efectiva, y lo reconozco con cierta tristeza, apenas hemos logrado nada con manifiestos, cartas, miles de firmas, proclamas, plataformas, comidas, reuniones multitudinarias o más restringidas.

«El supuesto Partido Socialista de hoy no dará un paso adelante para destituir legalmente al okupa»

El supuesto Partido Socialista de hoy, no el nuestro, no el de un millón de discrepantes y exiliados, no dará un paso adelante para destituir legalmente al okupa. Ese millón de exsocialistas, socialistas de verdad, socialdemócratas y simpatizantes, seguirán debatiéndose entre la abstención, debido a los prejuicios del pasado remoto o, en su lugar, votar como un mal menor a Feijoó.

Así, volverán a dividir el voto favoreciendo una vez más a Sánchez y Abascal. El cansancio, el agotamiento y la desilusión hace ya mella. Por tanto, el panorama es desolador. Sánchez, viniendo de donde viene, de los peores bajos fondos de la sociedad, no tiene nada que perder. Por tanto, seguirá cabalgando. Y si Maduro sigue aún, le prestará la supuesta espada de Bolívar. Aunque lo peor también es esta cohorte celestial, sin cesar renovada, que lo acompaña. El padre Ángel, entre ellos. ¿Cómo puede secundar la corrupción, los prostíbulos y a los asesinos despiadados? Siento decirle que nos ha decepcionado. Y no como sacerdote, sino como civil.

Josep Brodsky, Premio Nobel de Literatura, perseguido y exiliado de la URSS, escribió en un poema que la «Libertad es cuando / no logras recordar el nombre del tirano». Pero, qué difícil es. Mientras tanto, Europa continua ineficaz e impotente. Quienes la presiden son un desastre. Y el poder egoísta de los Estados se asienta sobre ella. España ya ha sido «traicionada» varias veces. El francés Julien Benda pensaba que no había «ser europeo», que lo propio de Europa era no tener nada propio y definirse por unos principios abstractos y universales. La Europa que creó los Derechos del Hombre ¿es hoy suficiente para lo que proponía Benda? Hoy, Europa está amenazada por la guerra y la violencia.

Hoy, Europa sigue siendo la bandera de la democracia universal y está cada vez más sola, frente a algunos enemigos interiores y al perpetuo ruso. También es inexplicable el fascismo de Trump contra la tierra de sus abuelos. A lo largo de la historia, a Europa le ha pasado de todo, pero siempre se ha levantado de sus cenizas. Las ruinas lo atestiguan. España, en medio de tantos escándalos, sobrevive como puede a la esterilidad de sus políticos. No sé lo que quedará de España después de los vándalos del sanchismo. Pero estoy seguro que Europa pervivirá y, si ya no pudiéramos ser españoles, seríamos únicamente europeos.

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