The Objective
Francisco Sierra

Los peligros para el PSOE

«Su actitud bunkerizada es un riesgo para las instituciones y para la vida política. La situación de escándalos es tal que de la corrupción hemos pasado a la putrefacción»

Opinión
Los peligros para el PSOE

Ilustración de Alejandra Svriz.

La lucha contra la corrupción y la defensa del feminismo han sido los dos grandes ejes en los que ha basado su acción el Gobierno socialista desde su llegada al poder. Siete años después la corrupción de grandes protagonistas del Gobierno y del partido se acumulan de una forma tan escandalosa, grosera y ordinaria que a cada nuevo caso aumenta la parálisis de un Gobierno que es incapaz ya de salir a desmentir de forma convincente los hechos denunciados por la prensa o investigados por las acciones judiciales. Los intentos de crear zanjas de seguridad para aislarse de los nuevos corruptos son ya un esfuerzo inviable

Las tramas se suceden a tal velocidad y están tan interconectadas que son complejas de seguir incluso para todos. Es tal el aluvión diario de basura que hasta la prensa sufre para poder jerarquizar unas portadas desbordadas de titulares sobre corrupción y de nuevos escándalos y personajillos que ahora sabemos que estaban conectados en el tiempo desde los inicios del Gobierno socialista.

Tampoco en la lucha contra el machismo han tenido éxito el Gobierno y el Partido Socialista. Se comprueba ahora que esas frases grandilocuentes, a la par que excluyentes, de «soy feminista por ser socialista» eran solo teatro y humo de algunos caraduras. La inacción e incluso bloqueo de los protocolos a las denuncias de acoso sufridas por mujeres socialistas han entrado en un Me too que se extiende tanto por la Moncloa, como en Torremolinos, Lugo, Valladolid, Córdoba o Valencia

Dos grandes ideales, dos grandes derrotas. La sensación de fracaso del proyecto de Sánchez va más allá de la incapacidad manifiesta y persistente para conseguir una mayoría estable legislativa que le permita gobernar. Por tercer año consecutivo se ha violado el mandato constitucional de presentar en plazo una propuesta de Presupuestos Generales. Sus socios aprovechan los aprietos del Gobierno para conseguir más piezas de saqueo antes de la ya inevitable parálisis. Solo la codicia individualizada y contradictoria de cada aliado impide que la mayoría de los chantajes salgan adelante. Lo más inquietante es cómo Junts ha entendido que el Gobierno está tan necesitado por aprobar algo en el Congreso que le puede exprimir hasta la humillación haciendo que solo salgan adelante los proyectos que, según Junts, benefician a Cataluña. «Hacerles mear sangre» dijo Puigdemont. Y lo está haciendo.

El PSOE, cercado por la corrupción y por la derrota moral del machismo real de muchos de sus dirigentes, se acerca en su desgobierno a un abismo peligroso. Es el partido político con más años de vida en España. Es el partido que, con el PP, ha centrado y protagonizado la vida política de nuestra reciente democracia. Sin embargo, poco queda ya de ese partido con autocrítica, con autocontrol, con democracia interna, con autonomía política de sus dirigentes territoriales. No queda nada de eso.

«Todo se complica, todo se interrelaciona y nuevos nombres de destacados políticos aparecen, de momento, solo colaterales»

Y muchos socialistas deberían recordar que otros colegas mediterráneos que también llegaron a gobernar colapsaron hace tiempo ahora apenas sobreviven, por ejemplo, en Francia o en Grecia. O el caso del italiano PSI que desapareció por completo con el escándalo que se llamó Tangentopoli, la «ciudad de los sobornos». En los principios de aquel escándalo, el líder socialista Bettino Craxi basó toda su defensa en atacar a los jueces y en intentar ganar tiempo delimitando solo en algunas personas concretas, lo hizo con Mario Chiesa, lo que era un mar de basura por toda Italia. Una defensa que a más de uno le puede venir a la memoria cuando desde Moncloa se limitaron a delimitar en Koldo y Ábalos la corrupción. Y luego en Cerdán. Y luego en quitar importancia a la fontanera Leire Díez. Y ahora en alejarse del expresidente de la SEPI. Y la mancha se sigue extendiendo.

No es solo ya un caso de mascarillas y de los trapicheos de un ministro de Transportes. La UCO investiga Correos y los ministerios de Hacienda y Transición Ecológica. El caso Air Europa no acaba de aterrizar, mientras que el de Plus Ultra vuelve a despegar con la detención de su presidente y de su consejero delegado y la sombra siempre presente de Zapatero y sus relaciones con el gobierno chavista de Maduro. Las investigaciones sobre hidrocarburos están que arden y cifran ya en, al menos un millón de euros, los presuntos «beneficios» de Ábalos. Todo se complica, todo se interrelaciona y nuevos nombres de destacados políticos aparecen, de momento, solo colaterales. Allá donde se mire aparece el lado oscuro. Y faltan investigaciones cruciales como la ordenada por la Audiencia Nacional sobre la documentación de los pagos en metálico en el PSOE desde 2017. La situación del Gobierno no es ya de corrupción, es de putrefacción.

El panorama electoral no es mejor. Gobierna sin haber ganado. Intenta mantenerse en el poder sin gobernar. Las patadas hacia adelante y los giros melodramáticos del presidente ya no engañan a nadie. Se avecinan elecciones en diciembre en Extremadura, en febrero en Aragón y en marzo en Castilla y León. Todos los escenarios son de derrota para el PSOE. El caso de Aragón indica el grado de desesperación electoral que se vive en Ferraz que se ofreció incluso a apoyar los presupuestos del Gobierno aragonés para que Azcón no dependiera de Vox y convocara elecciones. Lo cierto es que Pilar Alegría, la portavoz del Gobierno, y supuesta ministra de Educación y candidata socialista en Aragón, tiene pésimas expectativas electorales a las que añade ahora su patinazo al haber justificado hace unas semanas una comida con Salazar, el hombre de confianza de Sánchez que tuvo que dimitir por acusaciones de acosador sexual en la Moncloa. Ahora, tras conocerse el bloqueo de las denuncias de acoso sexual en la Moncloa, Pilar Alegría reconocía, en una frase digna del emérito, que «fue un error, el encuentro con Salazar no debió de producirse». 

Moncloa insiste en alejarse de los casos de corrupción. Minimiza las denuncias de las propias feministas socialistas de abandono a las mujeres acosadas por cargos del PSOE. No da importancia a sus continuas derrotas en el Congreso. Quiere gobernar en una democracia parlamentaria sin el Parlamento. Hace oídos sordos a todas las críticas. Desprecia las sentencias del Tribunal Supremo. Se atrinchera cada vez más en la Moncloa, aunque no pueda gobernar. Su actitud bunkerizada es un grave riesgo para las instituciones y para la vida política española. La situación de escándalos es tal que de la corrupción hemos pasado a la putrefacción. España no puede seguir soportando el aluvión diario de basuras sobre tramas y detenidos. Los españoles deben decidir. No hacerlo es un grave riesgo para el futuro de todos y también del propio PSOE.

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