The Objective
Santi González

Gatopardismo tardío

«Óscar Puente ha afeado a la vicepresidenta segunda del Gobierno su falta de correspondencia con el PSOE respecto a los casos de abusos sexuales»

Opinión
Gatopardismo tardío

Ilustración de Alejandra Svriz.

El Homo presapiens que ejerce de ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha afeado a la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo su falta de correspondencia con el partido principal del Gobierno respecto a los casos de abusos sexuales que a la izquierda le afloran por doquier. Hoy por ti, mañana por mí, debe de pensar este sujeto que echa a faltar en el comportamiento de la cúpula de Sumar, un quid pro quo, un toma y daca que esté a la altura de la generosa capacidad de olvido que los suyos han tenido cuando los abusadores y los agresores sexuales estaban en el lado de Yolanda Díaz.

Los hubo, claro, los militantes de nuestra izquierda son rabiosamente humanos y cuanto más de izquierdas, más humanos, muy sensibles, por tanto, a las exigencias de su bragueta. Xabier Ron fue detenido por agresión sexual a una menor. Ron era hombre de confianza de Yolanda Díaz y diputado de Alternativa Galega d’Esquerda, la formación que dirigía la ahora vicepresidenta segunda del Gobierno de Pedro Sánchez.

Yolanda Díaz también tuvo conocimiento de las denuncias de pornografía infantil contra Ramiro Santalices, realizadas por Mercedes Salvatierra y José Loureiro, pero ella le otorgó un puesto como asesor en el Parlamento de Galicia, donde ella se había convertido en diputada de AGE. Llegó más lejos: en debate con Santiago Abascal, negó el caso de Ramiro Santalices, diciéndole al líder de Vox: «Señor Abascal, denuncié yo esos hechos». No era cierto. Ella denunció el 6 de febrero de 2009 a los denunciantes, por denunciar falsas y graves acusaciones contra la organización política Izquierda Unida.

Yolanda Díaz se ha pronunciado así en muchas ocasiones. En abril de 2024, cuando el presidente del Gobierno comunicó que seguiría en el cargo tras tomarse cinco días de reflexión al admitirse a trámite la denuncia contra su mujer por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias, Yolanda Díaz señaló: «Si estamos en un punto y aparte, este punto y aparte se tiene que llenar de contenidos y medidas».

En junio de 2025, Yolanda exigió «un giro de 180 grados» en la relación de Sumar con el PSOE después de que trascendieran unos audios que vinculaban a Santos Cerdán con el caso Koldo. «Porque al perdón le deben seguir las medidas […] Esta legislatura necesita un punto de inflexión […] Exigimos ya un auténtico reseteo».

Solo un mes después, la misma Yolanda informó de que habían pedido al PSOE que convocase «de urgencia» la comisión de seguimiento del pacto entre ambas formaciones «porque hay que actuar ya» ante la corrupción. Finalmente, la semana pasada, la vicesegunda dijo en el programa Al Rojo Vivo: «Se acabaron las reflexiones, se acabaron los cambios y las reformas cosméticas. Hay un punto y aparte y toca actuar […] Toca un cambio absolutamente profundo en el equipo de Gobierno».

Punto y aparte, giro de 180º, punto de inflexión, auténtico reseteo, un cambio absolutamente profundo en el equipo de Gobierno son todas expresiones sinónimas que se avienen con el calificativo «incompatible» que el sanchismo ha encasquetado a la corrupción y al magreo no solicitado por la otra parte de la primera parte. En realidad, no se trata de neologismos en sentido estricto. Era el viejo gatopardismo y estaba ya inventado por Lampedusa en su grandísima novela de mediados del siglo pasado: hay que cambiarlo todo para que todo siga igual.

Al homínido Puente le parece que entre bomberos no deben pisarse la manguera. Mira, Yolanda, que tú tienes muy buenas razones para callar en esto del acoso y los abusos sexuales. «Yo recuerdo un caso de acoso en Sumar, de nada menos que el portavoz del grupo parlamentario. No recuerdo, desde luego, ningún ministro del Partido Socialista que saliera a pedirle a la señora Díaz que hiciera un cambio en su estructura de partido, ni siquiera en el propio Gobierno». Si nosotros nos hemos hecho los distraídos con Errejón, ¿Por qué no correspondéis vosotros adoptando un fair play análogo con nuestros casos? Lo que no acaba uno de ver es la relación de las palabras de Puente, con la contundencia y transparencia de que hizo gala su mandante, el puto amo.

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