¿Han servido para algo las elecciones extremeñas?
«El 21-D deja casi el mismo escenario que antes, con la única novedad del auge de Vox y el batacazo del PSOE»

Ilustración de Alejandra Svriz.
La apuesta de María Guardiola era muy arriesgada. Con la excusa de no poder aprobar los Presupuestos de Extremadura, por la supuesta intransigencia de Vox, el Partido Popular se enfrentaba a unos comicios en los que tenía muy complicado obtener un resultado diferente al de 2023.
Y así ha sido. Guardiola sigue en manos de Vox, y no parece que estas elecciones ni lo sucedido en las últimas semanas de campaña vayan a facilitar la gobernabilidad de la región, por mucho que el PP se aferre al dato, es verdad que extraordinario, de que tiene más escaños que toda la izquierda junta.
En teoría, el PP tiene a su alcance mantener la Presidencia de Extremadura con la sola abstención de Vox, pero eso en modo alguno garantiza que la travesía de Guardiola a partir de ahora vaya a ser más plácida que la legislatura pasada. ¿Va a poder sacar adelante unos Presupuestos? No parece tarea fácil, sobre todo porque quienes deben apoyarlos han pasado de 5 a 11 escaños y se han visto fuertemente legitimados en las urnas. Si estaban duros antes, imagínense ustedes ahora.
El PP está sólido, nadie lo duda, porque sacar un 43% de voto en Extremadura es un resultado magnífico, pero conviene no engañarse demasiado: la gran novedad de este 21-D no es el dato del PP, sino lo que ha pasado con los otros dos grandes partidos: PSOE y Vox.
La realidad es que los populares no han conseguido mejorar sensiblemente sus apoyos en los dos últimos años, con la que está cayendo a nivel nacional, y quien ha capitalizado más el descontento es la formación liderada por Santiago Abascal. Y ahí hay un aviso claro para Génova 13, porque se avecinan comicios en Aragón, Castilla y León y Andalucía… y nada garantiza que los resultados vayan a ser muy distintos.
Y luego está el dato del PSOE, que es una debacle sin precedentes y que lógicamente anticipa el final del sanchismo. La corrupción y la desvergüenza de poner a un candidato imputado se pagan. Desde hoy todos los militantes y cargos del PSOE ya saben el futuro que les espera mientras no haya alguna señal de regeneración a nivel nacional. Próximas víctimas: Pilar Alegría y María Jesús Montero.