The Objective
Miguel Ángel Quintana Paz

Autocrítica

«Capote tenía razón al afirmar que, cuando a alguien se le otorga un don, también se le regala un látigo. No para flagelar a los demás con él, sino para autoflagelarte»

Opinión
Autocrítica

Foto: Lamar Belina (Pexels).

Termina 2025. Y, como los últimos diez años, una de las cosas que agradezco es haber disfrutado de otro más para escribir en THE OBJECTIVE. Durante esta década han pasado por este periódico colaboradores, periodistas, directores. Con todo, algo ha permanecido: mi absoluta libertad a la hora de perorar sobre lo que quiera y como quiera. No es cosa común. A muchos les gusta la libertad de expresión hasta que alguien, vaya hombre, expresa algo que no les gusta; entonces se tornan, de modo súbito, cartujos: amantes del silencio. Incluso del silenciamiento.

Siempre he sido consciente de que esos diez años y esa libertad son lujosos dones. Y que Truman Capote tenía razón al afirmar que, cuando a alguien se le otorga un don, también se le regala un látigo. Un látigo no tanto para flagelar a los demás con él, sino para autoflagelarte. Los sadomasoquistas y algunos miembros del Opus Dei se toman este autocastigo de modo literal; aquí, no obstante, menos rigurosos, lo adoptaremos como una metáfora. Estábamos hablando de libertad de expresión y de cómo un servidor ha podido criticar en THE OBJECTIVE a todo quisque (políticos, policías, médicos, diplomáticos, periodistas, santones, profesores, filósofos, teólogos, obispos, papas, presidentes, alcaldes, musulmanes, budistas, cristianos, rusos, psicólogos, niños burbuja, liberales, sociatas). Y bien, tal vez es hora de convertir la crítica, el flagelo, en una pequeña autocrítica hacia este mismo periódico. Hay algunas buenas razones que abonan esta sugerencia.

Una de ellas es que THE OBJECTIVE acaba de cumplir 12 años; si fuésemos un niño, muchas culturas considerarían que este diario está ya listo para celebrar su rito de paso hacia la juventud, hacia una mayor responsabilidad. Hablábamos un par de párrafos atrás de los cambios de este periódico, y no podemos olvidar uno de los más importantes: allá por marzo de 2016, cuando me uní a él, este era un medio coqueto, apenas compuesto por unas pocas fotos y nuestros comentarios a ellas; hoy es un referente en España a la hora de descubrir noticias, corrupciones y atropellos. THE OBJECTIVE participa en la conversación pública española, al cabo, como cualquier otro actor relevante; puede mirar cara a cara a diarios más añosos, como El Mundo o El País. No debe temer, pues, la crítica rotunda e interna, como la que anuncio ya que me dispongo a hacer. 

De hecho, no descubro nada nuevo si digo que los medios de comunicación con cierto prestigio han procurado dotarse, desde hace décadas, de instrumentos de autocrítica, a veces bien contundente. Muchos periódicos (The New York Times, The Guardian, Le Monde; en España, El País y Ara) cuentan con un Defensor del Lector, que recibe las críticas de su audiencia y a veces las contraargumenta; pero, otras veces, les da a sus más acerbos críticos toda la razón. También hay televisiones con sus Defensores del Televidente; en El Mundo, Arcadi Espada escribió a lo largo de años un blog, El Mundo por dentro, dedicado sobre todo a criticar su propio periódico. Un servidor, durante 17 años, fue profesor de Deontología periodística y hubo dos cosas que disfrutaba con especial placer: el número de personas que pensaban que me dedicaba al periodismo de odontólogos cuando les citaba el nombre de mi asignatura; y el número de alumnos que, gracias a ella, aprendieron a someterse, ellos también, a la crítica de los demás.

Parecen, en suma, no escasas razones para pasar ya a mi crítica; que en realidad es muy sencilla, aunque la argumentaré con cierto pormenor.

Tiene uno la impresión, desde ya hace algún tiempo, que cuando este diario aborda las noticias relacionadas con cierto partido político, de nombre Vox, pierde un tanto la objetividad que da título al propio periódico. Esto, por supuesto, no es un pecadillo exclusivo de este medio: la mayoría de los medios de masas españoles afrontan todo lo relacionado con tal formación conservadora con emociones que van desde el odio visceral hasta la mentira compulsiva, pasando por episodios ocasionales de histeria que habrían hecho las delicias de Freud. Pero mal de muchos, consuelo de tontos; y aquí, en THE OBJECTIVE, no nos gusta lo tonto.

Alguien podría argüir que esta percepción mía sobre el sesgo de este periódico contra Vox acaso responda más bien a mis propios sesgos. Al fin y al cabo, soy quizá el único articulista que ha defendido a menudo ideas que vienen a coincidir con las de tal formación, y es probable que me encuentre un poco solito en un diario donde lo mismo se ha tildado a Santiago Abascal de traidor, lacayo y lameculos (sic), como se pronosticó, hace tres años y medio, la inmediata desaparición de Vox. «La autocrítica no debe serlo solo para tu medio, Miguel Ángel», podría decirme esa alma bienintencionada, «sino también para ti mismo». Y yo, que me tomo muy en serio a las almas bienintencionadas, no esquivaré tal advertencia.

Así que, para no quedarme atrapado en mis propios sesgos, decidí hacer caso a mi artículo de hace quince días aquí en THE OBJECTIVE, un texto que dediqué a la inteligencia artificial. ¿Por qué no consultarla a ella sobre este asunto? No, no estoy postulando que la inteligencia artificial carezca de sesgos políticos: de hecho, todos los análisis que se le han hecho arrojan la conclusión contraria. Este estudio de David Ronzado, por ejemplo, resulta concluyente. Ahora bien, resulta que el sesgo que se detecta una y otra vez en la inmensa mayoría de los modelos de IA es muy izquierdista. Esta gráfica, del propio David Ronzado, parece elocuente: si visitásemos una comuna hippie, encontraríamos gente más facha que casi todos los modelos de inteligencia artificial.

Por consiguiente, preguntar a un (izquierdista) modelo de IA (mi favorito es Claude) acerca del tratamiento que le da THE OBJECTIVE a Vox podía servir de contraste a mis propias (no muy izquierdistas) opiniones.

Hace un par de semanas hubo una buena ocasión para ello: Vox denunció a dos dirigentes de la organización juvenil Revuelta por un desvío de fondos. Fondos recaudados nada menos que con la excusa de las riadas valencianas. Y parece que los líderes de Revuelta (y presuntos desviadores de fondos) reaccionaron a esa denuncia filtrando numerosos audios —llevaban meses grabando en secreto a todo voxero que se les pusiera por delante—.

En esos audios se escucha poco más que eso: a diversos miembros de Vox (y también de Revuelta) pidiéndoles a los jefes de Revuelta que aclaren las cuentas, pues nunca han cumplido con la obligación que tiene toda asociación de presentarlas a su junta. También se escucha a los cabecillas de Revuelta hablar mucho del honor —cosa paradójica, pues estaban grabando en secreto conversaciones, triquiñuela que no parece muy honorable; aunque también es cierto que nadie habla más de la lealtad que el traidor, y nadie encomia más la honra que quien la perdió—.

Y bien, ¿cómo reaccionaron los periódicos españoles a esta noticia? Varios de ellos han publicado los audios citados, así como capturas de pantalla: empezó El Plural, conocido por ser la vía de comunicación privilegiada para el PSOE más bajuno; siguieron El Mundo, La Razón y THE OBJECTIVE. Otros muchos periódicos, con orientaciones tan diferentes como El Debate, OkDiario, El País o La Vanguardia, aunque dieron la noticia, no filtraron esas comunicaciones privadas.

Desde el principio el tratamiento que se le dio en THE OBJECTIVE a estos sucesos me pareció desnivelado: el denunciante de una irregularidad (Vox) aparecía como el culpable; mientras que los jefes de Revuelta —que no han presentado aún, semanas después, sus misteriosas cuentas— parecían los héroes de no se sabía muy bien qué logro. Pero ya hemos quedado en que mis opiniones aquí pueden estar sesgadas, así que recurrí, como hemos dicho, a la IA. Tomé una de numerosas noticias sobre este asunto (esta misma) y le pregunté a Claude: ¿te parece que este este artículo, en torno al conflicto entre Vox y Revuelta, presenta un sesgo a favor de Vox, a favor de Revuelta o, como tercera opción, se mantiene exquisitamente neutral?

La respuesta de Claude fue clara: su valoración es que la noticia de THE OBJECTIVE presenta un sesgo a favor de Revuelta (o al menos claramente en contra de Vox). Como a la IA le gusta argumentar sus cosas, estos fueron las razones que, para sustentar tal juicio, me dio:

  • En cuanto a la estructura narrativa, el artículo construye una historia donde Vox aparece como el actor manipulador que presiona, amenaza y maquina contra jóvenes que simplemente querían mantener su independencia.
  • En cuanto a la selección y presentación de fuentes: se da mucho más espacio y credibilidad a las versiones de Revuelta, mientras que las acusaciones de Vox se presentan con escepticismo («supuestamente», «alegando sospechas»). También se incluye un tweet de uno de los cabecillas de Revuelta denunciados, que refuerza su narrativa de inocencia.
  • En cuanto al lenguaje empleado: está cargado contra Vox (se usan términos como «ejecutar», «presiones», «subyugados», «asfixiante», «insidia», «escarnio»), mientras que para Revuelta se emplean términos mucho más benévolos («revoltosos», «independencia», víctimas de una «batalla política»).
  • En cuanto al marco interpretativo: el artículo enmarca claramente el conflicto como una lucha de poder de Vox contra una organización juvenil independiente, no como un caso de posible corrupción. La pregunta final retórica («¿O si, por el contrario, todo fue una batalla política…?») orienta claramente hacia esta interpretación.
  • En cuanto a las acusaciones de irregularidades financieras que ha hecho Vox: el artículo las minimiza, presentándolas como simples «rumores» o «insidias», mientras que las acusaciones contra Vox de manipulación se exponen como hechos.

En conclusión, para Claude, «aunque el artículo presenta formalmente ambas versiones, la estructura, el lenguaje y el enfoque favorecen claramente la narrativa de Revuelta». (Como antiguo profesor de Deontología periodística, no puedo sino felicitar a este modelo de IA por lo exhaustivo de su análisis).

En el resto de noticias de THE OBJECTIVE durante esos días los análisis resultan similares: el lector inquisitivo puede probarlo por sí mismo (o incluso repetir el análisis sobre la noticia ya comentada) en claude.ai, la página de tal modelo. Hay, empero, una noticia en particular que me ha parecido que faltaba a las normas éticas del periodismo en especial. Es la que se refiere a la denuncia que, justo esos días, vaya por Dios, presentó otro miembro de Revuelta contra uno de los jóvenes que denunciaron las prácticas poco trasparentes de sus gerifaltes.

La denuncia se refería a un presunto acoso sexual sucedido dos años antes; el denunciante es amigo de los gerifaltes denunciados; en suma, las circunstancias invitan a cuestionar si no estaremos ante una posible denuncia instrumental, ahora que está de actualidad hablar de ellas gracias al último libro de Juan Soto Ivars (aunque, dado que la denuncia podría ser legítima, todo esto lo digo presuntamente, claro).

¿Cómo fue el tratamiento que se ha dado en THE OBJECTIVE a tal noticia? Estamos hablando de un periódico que ha sido ejemplar, por escéptico, ante denuncias oportunistas contra otras figuras públicas: ¿se aplicó aquí ese mismo rigor crítico? Me temo que Claude aprecia, de nuevo, todo lo contrario, pues detecta «un sesgo claro a favor del denunciante (y, por extensión, del bando de Revuelta en el conflicto con Vox)». Y, de nuevo también, este modelo de IA nos lo argumenta así:

  • Se presentan las meras acusaciones como si fueran hechos: aunque el periodista usa «supuesta» y «presunta» en algunos momentos, el grueso del artículo narra las acusaciones como si fueran hechos verificados, dando amplio espacio y crédito al relato del denunciante sin contraste equivalente.
  • Se incluyen imágenes que parecen capturas de conversaciones, presentadas sin contexto ni verificación independiente, reforzando visualmente la narrativa acusatoria.
  • Se minimiza la defensa del acusado, pues la respuesta de este aparece solo al final, en dos breves párrafos, mientras que las acusaciones ocupan la mayor parte del artículo.
  • Se amplifican acusaciones no verificadas, como la insinuación de que «habría más afectados» y que el acusado «mantiene una foto del denunciante en su despacho», sin verificación independiente.
  • No se cuestiona el sospechoso timing de la denuncia: aunque se menciona que los hechos ocurrieron hace dos años pero la denuncia es reciente (justo tras el conflicto con Revuelta), no profundiza en esta circunstancia de manera crítica.

En suma, siempre según Claude, «un artículo neutral sobre una denuncia pendiente de investigación debería dar espacio equivalente a ambas versiones, mantener un tono más descriptivo y menos dramático, enfatizar que son acusaciones sin probar y cuestionar (o al menos señalar) las circunstancias temporales sospechosas». Por ello, se detecta «un claro sesgo favorable al denunciante y desfavorable al denunciado, presentando las acusaciones con un nivel de detalle y credibilidad que anticipa un veredicto que aún no existe».

A Claude, como es una inteligencia artificial, aún no le duelen las cosas. Pero a mí sí. Me duele que THE OBJECTIVE haya presentado una (curiosísima) denuncia sobre acoso sexual dando por culpable al denunciado, y exhibiendo su fotografía a gran tamaño: estas cosas tienen consecuencias graves en la vida de la gente —de hecho, el denunciado se ha despedido de su empleo en Vox—. En este periódico siempre se han sabido evitar los linchamientos wokistas contra cualquier acusado por este tipo de asuntos; estaría bien no haber hecho una excepción cuando el acusado pertenecía a Vox.

Termino. Las autocríticas no deben convertirse en simples autodenuestos: sin duda THE OBJECTIVE cuenta con un historial brillante al haber acogido en sus páginas a filósofos como Fernando Savater, expulsado de El País por criticar lo que hacía la redacción de tal periódico; así como a Juan Luis Cebrián, Antonio Caño o Félix de Azúa, que también habían sido excluidos del mismo diario de la mañana por sus discrepancias. Pero más brillante aún que esa acogida de críticos ajenos es la acogida que usted, amigo lector, está leyendo en este artículo. THE OBJECTIVE es capaz de publicar las discrepancias que Claude y yo tenemos hacia sus propias noticias sobre Vox. No es pequeño mérito.

Aunque, por supuesto, ahora le toca a usted, amigo lector aportar su propia crítica: ¿estamos la inteligencia artificial de Claude y la inteligencia (limitada) de un servidor errados o acertados? ¿Merece Vox el tratamiento que recibe? ¿Debería sometérseme a mí mismo al juicio de mil y una IAs, para probar de mi propia medicina? Ojalá tenga usted un feliz año 2026 en que poder ocuparse, si lo desea, de todo ello. Y yo que lo vea, si es posible, un año más desde aquí.

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