
Escenas de un verano demasiado largo
Corinne llamó a la puerta con los ojos medio llorosos, los pies llenos de arena de la playa, con una gaviota herida en brazos. Mi padre le dijo que la matara si no sabía qué hacer con ella. Corinne dio un gritito de indignación. No sé qué fue de la gaviota.







