
Política de autor
Decía Semprún que en aquellos tiempos clandestinos del Partido Comunista los camaradas pasaban largas horas discutiendo sobre qué era peor, si la mala política o la mala literatura.

Decía Semprún que en aquellos tiempos clandestinos del Partido Comunista los camaradas pasaban largas horas discutiendo sobre qué era peor, si la mala política o la mala literatura.

Laura Fàbregas opina en el Subjetivo sobre el juicio del procés contra los 12 líderes del 1-0, un juicio que “no es una valoración que impugne a nuestra democracia; servirá para perfeccionarla”.

La escena final de la película de David Cronenberg, protagonizada por Viggo Mortensen, es una especie de metáfora de la propia fundación de la comunidad política: el uso de la violencia es aceptado y perdonado como mal necesario, como medio —siempre polémico— para constituir la sociedad. Fue —creo— Max Weber el primer autor que introdujo la violencia en el estudio institucional, al definir al Estado —nada menos— como aquel ente administrativo y racional que ostentaba el monopolio de la violencia legítima.

De la ciudad –que es la comunidad política– Aristóteles dijo dos cosas: que está hecha de diferencias, y que la amistad la mantiene unida. Mis amigos catalanes me lo recuerdan todos los días. No estoy seguro de que sepan lo mucho que les admiro.

Es una de las escenas más impresionantes jamás compuestas para un escenario. Al final del segundo acto, en la oscuridad de la noche, Don Giovanni –nuestro Don Juan– se complace en sus jugarretas y fechorías ante la mesa bien servida de su palacio sevillano. Alguien llama, con estrépito, a la puerta. Muerto de miedo, el criado Leoporello es incapaz de responder.

En mi reino, dice la Reina de Corazones en Alicia a través del espejo, necesitas correr con todas tus fuerzas si pretendes permanecer en el mismo lugar.

Si en algo podemos darle la razón a los políticos que este domingo echaron a la calle a la gente (todavía no me ha quedado claro si mucha o poca) con la rojigualda es que Sánchez ha dado una vidilla a los independentistas de la que carecían en los últimos meses.

Marianne Faithfull está en plena forma. Esto, que podría sonar como humor negro para cualquier que conozca las vicisitudes de su vida – y que precisamente por ser humor negro no molestaría a la dama en cuestión –, se convierte en una verdad tan firme como los puentes sobre el Támesis cuando uno escucha sus dos últimos discos de estudio, Negative Capability (2018) y Give My Love to London (2014).

Cuando Pedro Sánchez asumió la Presidencia del Gobierno, lo primero que hizo fue poner a un relator al frente de su gabinete. Eso era Iván Redondo: un vendedor de políticos, un experto en marketing, una especie de gurú de El Ala Oeste de la Casa Blanca, y no un experto fontanero para forjar esos acuerdos parlamentarios que necesitaría un Gobierno sostenido solo por 84 diputados.