
El verano de Piglia
No hay nada como tener un autor para un verano lector. Yo este verano he tenido a Piglia. Ha sido, para mí, el verano de Piglia.

No hay nada como tener un autor para un verano lector. Yo este verano he tenido a Piglia. Ha sido, para mí, el verano de Piglia.

Bernt Rothmann, amigo de Lutero, sufrió una violenta conversión a la nueva fe desde su acendrado catolicismo. Era un hombre elocuente, y forjó una pléyade de seguidores en Munzer que creían a pies juntillas la necesidad de imponer el comunismo más estricto. Ya no había tuyo, o mío. Jan Matthys, anabaptista, envió a sus “apóstoles” a la ciudad para que bautizasen a todo Münzer. Rothmann volvió a convertirse y abrazó la fe anabaptista. Aquél 1534 la ciudad alemana era ya un hervidero religioso cuando otro hombre, Jan Bockelson, con el apoyo de un rico industrial inició su apostolado particular.
Casi dos semanas después de que el Parlament aprobara las Leyes de Referéndum y Transitoriedad Jurídica, resulta necesario realizar un balance de situación jurídico y conceptual. Me parece que hay un consenso generalizado en la idea de que la aprobación de ambas leyes se hizo sin sustento constitucional y estatutario. Además, en su elaboración se desconocieron las normas del Reglamento interno que regulan la vida de la Cámara, impidiendo que las minorías pudieran ejercer los más elementales derechos de participación democrática.

La propaganda más efectiva se asienta sobre un relato simple, a menudo de carácter maniqueo. Sería el caso, por ejemplo, del mito de las dos Españas, que recorre el debate nacional desde hace casi dos siglos.

Una de las facetas más abradacabrantes del secesionismo en Cataluña es pretender crear un estado “ex novo” sin tener la menor noción de lo que es un Estado

Arranca la campaña para el referéndum ilegal. Puigdemont da el pistoletazo de salida en Tarragona, feudo socialista donde su alcalde ha dejado claro que no cederá ni un solo espacio municipal para el 1-O. Y no cesa la propaganda oficialista de la Generalitat, pagada por todos, pero solo al servicio de unos, como no paran de escucharse discursos políticos basados en argumentos falsos. Pero se lo han montado los independentistas, como tantos otros a lo largo de la historia, para hilar un relato en defensa de una causa aparentemente democrática que en realidad es el diseño de un Estado autoritario.

Una de las ventajas de la democracia representativa es que no te obliga a mostrarte como lo que votas. El voto es secreto y la opinión no es obligatoria (aunque no lo parezca). Pero lo que es una ventaja desde el punto de vista personal, supone una constante espada de Damocles para el propio sistema democrático, porque nadie ni nada garantiza que los ciudadanos no opten en secreto por las peores opciones. Jesús Gil gobernaba en Marbella porque todo el mundo lo votaba pero nadie admitía que lo hacía.

Todos los niños eran rubios para TV3, y guapos. Sonreían fosforito a la misma cámara que nos mostraba hasta a Otegi como un saludable corderito de paz. Y comían helado sobre los hombros ‘indepes’ de sus padres tan demócratas. Día agradable en Barcelona, ciudad comerciante de donde andan’ volando’ los capitales rumbo a la seguridad jurídica; allá donde no entre la larga manopla de la CUP. Los niños seguían sonriendo, y el helicóptero de TV3 por las calles de Barcelona, en una realización aérea con cargo a ‘tots’, daba con la toma exacta para que no se viesen las calvas en la ‘manifa’. Fue menos gente que a otras diadas, pero un 11-S es meramente simbólico, claro está, y el mambo de Gabriel no está para florecillas poéticas, que ya llegará el primero de octubre con su dialéctica.

Iniciamos nuevo curso. Como tantos otros años, preguntaré a mis alumnos recién llegados a la universidad: “¿Qué significa que algo es una democracia?”. Como tantas otras veces, recibiré una respuesta mayoritaria: democracia es que las cosas se decidan votando.