Poderoso caballero
«El corazón de la fiesta, de Gonzalo Torné, llega a las librerías con una verdad literaria ha venido para incomodar a nuestra buenista conciencia burguesa»
“Dinero, dinero, dinero”. Desde la cita de autoridad que encabeza el libro, la moral de la pasta es lo que hace bombear el corazón tan oscuro de esta novela que piensa, con prosa sinuosa, nuestro tiempo. El corazón de la fiesta, de Gonzalo Torné, que llegó ayer a las librerías y cuya verdad literaria ha venido para incomodar a nuestra buenista conciencia burguesa, mezcla los tiempos sin advertirlo, solapa tramas que ni empiezan ni acaban y tiene múltiples centros de interés, pero su motor primero es una meditación sobre el dinero. Sarcástica en ocasiones. Radical en otras. Honda y desnuda. Más bien atípica en nuestra narrativa porque, pacatos, nos incomoda hablar de la verdad del dinero. Pero el dinero allí está, siempre, para seguir con la cita, “el dinero me regala poder y placer”.
En la narración el dinero modula la identidad de sus protagonistas desde el origen y explica las tensiones, las humillaciones y los resentimientos que se establecen entre ellos. Así acaba por determinar la mecánica de la sociedad (política incluida) que se describe a lo largo de una historia que, en su núcleo principal (“La culpable”), parece responder a la definición clásica que Honoré de Balzac hizo de la novela moderna. Su propósito debía ser, dijo el constructor de la comedia humana, la revelación de lo que se oculta cuando llegamos a casa, cerramos la puerta y acaba la hora de la sana hipocresía para que empiece en nuestra cotidianidad la contraparte de la historia privada de las naciones. Por tanto la historia de cómo el dinero, en una sociedad capitalista como es la nuestra y ya lo era para Balzac, actúa como un órgano básico de nuestras vidas.
La nación de esta novela es Cataluña, pero el narrador de Torné, partiendo de una dimensión local transparente (es imposible no identificar los personajes con personas reales, empezando por la dinastía de los Pujol), la trasciende porque la construye con radicalidad shakesperiana. Digamos que su planteamiento es clásico. En una pareja se cruzan dos mundos: el de la pobreza que viene del sur, que vive en la paradoja de saberse y ser visto como inmigrante pobre, y el mundo de la vivencia naturalizada del lujo corrupto de la familia del Rey de Cataluña. Esta acción, entre casas, hoteles y carreteras, a veces la imanta una cierta pulsión paródica, pero escena tras escena se encamina siempre hacia la tragedia plena. Porque el dinero tiene la fáustica capacidad de situarse en el centro de la vida de los protagonistas para ir carcomiendo su dignidad y carcomer así la moral de la sociedad. No hay atajos. Esto es, en el fondo, El corazón de la fiesta. Una fábula sobre el dinero y la sociedad, por tanto sobre la dinámica de las clases, en su dimensión privada y en una nación concreta. Porque digámoslo todo: esta excelente novela de Torné es, también, la mejor radiografía ocultada de la historia privada del procés[contexto id=»381726″].