Queda Sánchez para rato
«Las olas de la playa, y un verano casi con normalidad debido a las vacunas, se llevarán por delante los indultos»
«Las dos semanas de gloria de Casado han acabado». Así se pronunciaba un alto cargo del PSC en conversaciones con empresarios y miembros de la sociedad civil. Se refería al periodo inaugurado con la victoria sin paliativos de Ayuso en Madrid a la manifestación contra los indultos en la Plaza Colón. Posteriormente, incluso el rey Felipe se ha prodigado por Barcelona al lado de Pedro Sánchez y se ha permitido bromear con Pere Aragonès.
Sin ánimo de poner a prueba mis facultades de pitonisa, creo que queda Sánchez para rato. Las olas de la playa, y un verano casi con normalidad debido a las vacunas, se llevarán por delante los indultos (si es que realmente, como dicen las encuestas, han afectado al voto socialista…) y la época de bonanza que se inicia con los fondos europeos desactivará los restos del procés.
Pedro Sánchez lo sabe, y por eso se lo juega todo a la carta económica. Y los datos le dan la razón. De los cuatro millones de ERTEs que hubo con la eclosión de la pandemia, quedan ya menos de 600.000. El mercado -y unas empresas más saneadas de lo que se pensaba- han logrado absorber todos estos expedientes.
Seguramente Sánchez no acabe de cuajar entre el electorado, pese a la ventaja que le da estar en Moncloa. Pero Casado tampoco y está más aislado. La derecha ha sido torpe en el rechazo a los indultos cuando ha puesto el rey en la picota y parece que vive cómoda instalada en su oposición frontal al nacionalismo. Miren, sino, a Rosa Díez y sus acólitos. Cualquiera que no se ciña a sus axiomas es sospechoso de ser nacionalista y así es muy difícil ensanchar la base anti-nacionalista. Y como es imposible que no se den cuenta de que su estrategia no funciona, solo cabe pensar que les va bien hacer de ello un modus vivendi.
Por el contrario, la alianza del Gobierno con ERC es mucho más sólida de lo que deja ver la retórica encendida. Y por mucho que la derecha se alarme, tampoco habrá referéndum de independencia, porque la Constitución no lo permite.
El presidente del Gobierno agotará su mandato en enero de 2024, y tras la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea. Y volverán las urnas en el mejor momento para sus intereses.