España es el país que menos invierte en sanidad de la UE, pero también el que tiene la esperanza de vida más alta
España cuenta con más médicos que la media europea, al mismo tiempo que tiene menos enfermeras y una mayor tendencia a los contratos temporales
España está a la cola de Europa en gasto sanitario público, pero, en general, sus ciudadanos gozan de mejor salud: tienen la esperanza de vida más alta de la Unión Europea, menos muertes por causas evitables y mayor tasa de supervivencia por cáncer, según un informe de la Comisión Europea (CE). En la mayoría de los indicadores de salud, España se sitúa por encima de los países europeos a pesar de que destina un 8,9% del PIB al gasto sanitario, comparable a República Checa o Eslovenia, frente al 9,8% de la media comunitaria, con un gasto medio por persona y año de 2.371 euros (la media de la UE es de 2.884 euros).
Las razones que justifican la eficiencia a pesar del menor gasto son las políticas de prevención que actúan sobre los factores de riesgo, una atención primaria «fuerte» que evita que las personas lleguen al hospital y las iniciativas que reducen las actuaciones de escaso valor sanitario, como el traspaso de cirugías hospitalarias al ámbito ambulatorio.
El informe pone de relieve que la esperanza de vida en España es la más alta de Europa (2,5 años por encima de la media), aunque no todos los años que se viven en la vejez se tiene buena salud: a partir de los 65 años, los españoles dicen tener más enfermedades crónicas, más limitaciones en las actividades cotidianas y más síntomas de depresión. No obstante, las desigualdades sociales y la brecha de género y de nivel educacional en cuanto a esperanza de vida son menos pronunciadas que en la mayoría de países europeos, según el informe, en el que ha participado también el Observatorio Europeo de Sistemas de Salud.
Las cardiopatías isquémicas (infartos), los accidentes cerebrovasculares (ictus) y el cáncer de pulmón siguen siendo las principales causas de muerte, aunque en las enfermedades cardiovasculares la tasa de mortalidad ha disminuido. Han aumentado las muertes por alzhéimer debido al envejecimiento de la población (España es uno de los países europeos más envejecidos) y al mayor diagnóstico de esta enfermedad.
Más de un tercio de las muertes pueden atribuirse a tres factores de riesgo: el tabaquismo es el principal, causa 67.000 fallecimientos al año y representa el 16% de todas las muertes (17 % en la UE).
La dieta inadecuada (escasa ingesta de frutas y hortalizas y un consumo elevado de azúcar y sal) se cobra 52.000 muertes cada año (el 12% del total frente al 18% de la UE), mientras que otras 32.000 personas mueren al año por consumo de alcohol y 9.500 por la escasa actividad física. El sobrepeso y la obesidad, que afecta a casi un 20% de los adolescentes, y el consumo de alcohol en los jóvenes en forma de «atracón» son problemas que van en aumento en nuestro país.
El informe destaca que España cuenta con una de las tasas de mortalidad más bajas por causas evitables, lo que indica que las intervenciones en salud pública son, en general, eficaces a la hora de prevenir las muertes prematuras.
Entre ellas señala las leyes antitabaco, los impuestos al tabaco, el calendario vacunal único, la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS) o el acuerdo con la industria alimentaria para reducir los niveles de azúcar en los productos manufacturados.
La hospitalización evitable para algunas enfermedades crónicas como diabetes o insuficiencia cardíaca se encuentra también por debajo de la media europea y las tasas de supervivencia para la mayoría de los cánceres están por encima. En cuanto a los recursos humanos del SNS, cuenta con más médicos que la media europea pero con menos enfermeras y se observa una tendencia hacia los contratos temporales.
Las necesidades insatisfechas de servicios médicos de los españoles son bajas (solo el 0,1 % de la población lo señala), aunque aumentan en lo referente a la atención dental (un 4 % de los ciudadanos aseguran prescindir por motivos económicos, distancia o tiempos de espera). Precisamente la asistencia dental (no cubierta por el SNS) y el copago de medicamentos sitúa los pagos directos por parte de los ciudadanos en el 25%, bastante superior a la media de la UE (16 %).