ISIS ejecuta a sus propios combatientes en improvisadas cámaras de gas
Según recoge e medio Iraqi News, los desertores son ejecutados por sus propios compañeros de la organización terrorista, especialmente cerca de la ciudad iraquí de Mosul, una zona especialmente castigada por los bombardeos de las tropas francesas. La ciudad de Mosul, que llegó a tener una población de dos millones de habitantes, ha sido el territorio bajo el control de los terroristas más amplio y el lugar donde al-Baghdadi anunció la creación de su llamado Califato en el verano de 2014. Los expertos señalan que su caída marcaría de manera efectiva la derrota total ISIS en Irak. Ante el miedo de la pérdida de efectivos, los combatientes intentan acabar con los desertores mediante el asesinato, de tal manera que otros milicianos pensando en abandonar movidos por el miedo a la derrota, permanezcan en sus puestos aterrorizados ante un castigo aún más inminente.
Las milicias del autoproclamado Estado Islámico (ISIS) han empezado a utilizar una nueva fórmula de castigo para sus desertores. Los combatientes de ISIS que intentan huir de los campos de batalla de Siria e Irak son encerrados en coches con las puertas y ventanas cerradas, a los que a continuación llenan de gas procedente del propio tubo de escape del vehículo mediante una manguera.
Según recoge e medio Iraqi News, los desertores son ejecutados por sus propios compañeros de la organización terrorista, especialmente cerca de la ciudad iraquí de Mosul, una zona especialmente castigada por los bombardeos de las tropas francesas. La ciudad de Mosul, que llegó a tener una población de dos millones de habitantes, ha sido el territorio bajo el control de los terroristas más amplio y el lugar donde al-Baghdadi anunció la creación de su llamado Califato en el verano de 2014. Los expertos señalan que su caída marcaría de manera efectiva la derrota total ISIS en Irak. Ante el miedo de la pérdida de efectivos, los combatientes intentan acabar con los desertores mediante el asesinato, de tal manera que otros milicianos pensando en abandonar movidos por el miedo a la derrota, permanezcan en sus puestos aterrorizados ante un castigo aún más inminente.