El temor al ‘Trump’ holandés marcará las elecciones de marzo en los Países Bajos
Fundador y líder del Partido por la Libertad (PVV), Wilders es diputado desde 1998 y su principal caballo de batalla son los musulmanes. En su incendiario programa se incluyen compromisos como prohibir el Corán, deportar a los fundamentalistas islámicos, prohibir el uso del burka y cerrar las escuelas islámicas. A finales de 2016 fue juzgado por haber prometido «menos marroquíes» en Holanda. Aunque le declararon culpable de discriminación, quedó absuelto. Además de xenófobo y contrario a la entrada de extranjeros en el país, es un destacado defensor de la salida de Holanda de la Unión Europea. Entre sus promesas electorales está hacer un ‘Brexit’ holandés pero sin referéndum, si gana los comicios de marzo. Excesivo en todo, aprovechó el ataque con un camión en un mercado navideño de Berlín en diciembre, cometido por un tunecino leal al Estado Islámico, para denunciar que los musulmanes «nos odian y nos matan. Y nadie nos protege. Nuestros líderes nos traicionan». Un discurso que va calando en la sociedad, a tenor de los sondeos. Mientras el PVV encabeza todas las encuestas de intención de voto en Holanda, los liberales y socialdemócratas, partidos que actualmente gobiernan en coalición, no logran recuperar la ilusión entre los votantes a unos meses de las elecciones. En junio del 2010 se celebraron elecciones anticipadas en las que el Parlamento quedó ampliamente fragmentado. El liberal Mark Rutte del VVA fue designado Ministro Presidente después de que su partido obtuviera el 20,4% de los votos y 31 escaños, por delante de su principal rival, el socialdemócrata Job Cohen del PsdA, que logró 30 escaños y el 19% de los votos. Ya entonces, el partido de la extrema derecha de Wilders resultó la tercera fuerza más votada con 24 diputados, por delante del hasta entonces primer ministro, el democristiano Jan Peter Balkenende. Desde entonces pero, sobre todo, en el último año, las salidas de tono de Wilder parecen tener un caldo de cultivo entre los votantes, según las encuestas. Habrá que esperar a la noche del 15 de marzo para saber si se equivocan o no.
Holanda celebra el 15 de marzo elecciones presidenciales y la extrema derecha se sitúa como favorita en todas las encuestas. Es verdad que los sondeos no han acertado mucho en 2016, por ejemplo, con la victoria del Donald Trump en Estados Unidos. Hablando de Trump, Europa también tiene los suyos y uno de ellos es el candidato del partido extremista anti musulmán a la presidencia de Holanda, Geert Wilders.
Fundador y líder del Partido por la Libertad (PVV), Wilders es diputado desde 1998 y su principal caballo de batalla son los musulmanes. En su incendiario programa se incluyen compromisos como prohibir el Corán, deportar a los fundamentalistas islámicos, prohibir el uso del burka y cerrar las escuelas islámicas. A finales de 2016 fue juzgado por haber prometido «menos marroquíes» en Holanda. Aunque le declararon culpable de discriminación, quedó absuelto. Además de xenófobo y contrario a la entrada de extranjeros en el país, es un destacado defensor de la salida de Holanda de la Unión Europea. Entre sus promesas electorales está hacer un ‘Brexit’ holandés pero sin referéndum, si gana los comicios de marzo. Excesivo en todo, aprovechó el ataque con un camión en un mercado navideño de Berlín en diciembre, cometido por un tunecino leal al Estado Islámico, para denunciar que los musulmanes «nos odian y nos matan. Y nadie nos protege. Nuestros líderes nos traicionan». Un discurso que va calando en la sociedad, a tenor de los sondeos.
Mientras el PVV encabeza todas las encuestas de intención de voto en Holanda, los liberales y socialdemócratas, partidos que actualmente gobiernan en coalición, no logran recuperar la ilusión entre los votantes a unos meses de las elecciones. En junio del 2010 se celebraron elecciones anticipadas en las que el Parlamento quedó ampliamente fragmentado. El liberal Mark Rutte del VVA fue designado Ministro Presidente después de que su partido obtuviera el 20,4% de los votos y 31 escaños, por delante de su principal rival, el socialdemócrata Job Cohen del PsdA, que logró 30 escaños y el 19% de los votos. Ya entonces, el partido de la extrema derecha de Wilders resultó la tercera fuerza más votada con 24 diputados, por delante del hasta entonces primer ministro, el democristiano Jan Peter Balkenende. Desde entonces pero, sobre todo, en el último año, las salidas de tono de Wilder parecen tener un caldo de cultivo entre los votantes, según las encuestas. Habrá que esperar a la noche del 15 de marzo para saber si se equivocan o no.