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Los estadounidenses quedaron maravillados por el "gran eclipse" americano

Con telescopios, cámaras y gafas protectoras desechables, millones de estadounidenses han observado maravillados

Los estadounidenses quedaron maravillados por el «gran eclipse» americano

Con telescopios, cámaras y gafas protectoras desechables, millones de estadounidenses han observado maravillados el lunes cuando la Luna cubrió el astro rey en el primer eclipse total de Sol que se vio de costa a costa en Estados Unidos en casi un siglo. De niños peloteros hasta Donald Trump, los americanos quedaron maravillados del fenómeno. que captó la atención de un país entero.

“Fue una experiencia muy original, de verdad”, afirmó Julie Vigeland, de Portland, Oregon, conmovida hasta las lágrimas por haber visto cuando el Sol quedó reducido a un anillo plateado de luz en la localidad de Salem. “Nada le llega a esto”.

La temperatura descendió, los pájaros callaron, los grillos chirriaron y las estrellas se hacían visibles al mediodía a medida que la franja de oscuridad se desplazaba 4.200 kilómetros (2.600 millas) por el territorio estadounidense en un recorrido de 90 minutos, causando expresiones de asombro en la gente.

En Boise, Idaho, donde el Sol quedó cubierto más de 99%, la gente aplaudió y vitoreó, y las luces de las calles se encendieron brevemente. Los pasajeros de un crucero en el Caribe observaron el fenómeno mientras Bonnie Tyler cantaba su éxito “Total Eclipse of the Heart” (Eclipse total del corazón).

En el zoológico de Nashville, las jirafas comenzaron a correr en círculos en forma alocada cuando cayó la oscuridad y los flamencos se acurrucaron, pero los cuidadores del lugar dijeron que no sabían si los animales estaban asustados por el eclipse o por el ruido de la multitud.

Varios equipos de béisbol de ligas menores, entre ellos las Luciérnagas de Columbia, en Carolina del Sur, suspendieron su juego brevemente, aunque iban preparados para la jornada con jerseys que brillaban en la oscuridad. En la Casa Blanca, a pesar de las advertencias de los expertos sobre el peligro de sufrir daños a la vista, el presidente Donald Trump se quitó sus gafas especiales y miró directamente hacia el Sol por un breve momento.

El eclipse total de Sol de este lunes se convirtió en el más visto y el más fotografiado en la historia. Muchos estadounidenses buscaron lugares para observarlo mejor y se acomodaron en sábanas y sillas de jardín, en especial a lo largo de la franja en la que alcanzaría la fase de totalidad, cuando el Sol es tapado por completo por la Luna y solo se ve un anillo de luz conocido como corona.

La franja de sombra tuvo un ancho de entre 96 y 113 kilómetros (entre 60 y 70 millas), comenzó en Oregon y se desplazó en diagonal hasta Carolina del Sur. En cualquier lugar, la fase de totalidad duró solo entre dos y tres minutos.

El fenómeno fue recibido con aplausos y gritos de algarabía de miles de espectadores. «Fue increíblemente bello. Se me cayeron las lágrimas de emoción», contó en Charleston Heather Riser, una mujer de 54 años que viajó allí desde Virginia para ponerse en la trayectoria del eclipse, que dejó en la oscuridad una franja diagonal de territorio que iba del noroeste al sureste.

Como ella, decenas de miles de personas se trasladaron allí para aprovechar el momento único.


– Dos minutos de felicidad –

El eclipse total de Sol dejó a oscuras a los espectadores durante poco más de dos minutos. Fue visible en una franja de 113 kilómetros de ancho, para convertirse en el primero en atravesar el continente americano de costa a costa desde 1918.

Doce millones de personas, que viven en este privilegiado corredor, estuvieron en primera fila para observar el espectáculo. Los acompañaron millones de turistas y aficionados que se acercaron multitudinariamente a esta diagonal.

En Carolina del Sur, la gente temió durante largo rato que las nubes fueran a aguarles la fiesta, y los visitantes rogaban que mejorara el tiempo. «No importa realmente si vemos o no el eclipse. Nos permitió poner un alfiler en el mapa» y viajar, dice Nick Willder, un británico de 59 años.

Finalmente la suerte y el cielo estuvieron de su lado y en Charleston, donde desde temprano miles de personas se dirigían hacia la costa para encontrar un buen punto de observación, los espectadores pudieron ser los últimos testigos.

En el resto de Estados Unidos, donde el eclipse solo era parcial, la pregunta que más circuló entre la población durante todo el fin de semana fue: ¿Dónde se pueden encontrar los lentes de protección?

Las autoridades y los medios repitieron incansablemente las medidas de seguridad durante días: con ninguna excusa debía mirarse el eclipse sin los famosos lentes o, de lo contrario, la retina podía quemarse.

– «No estoy segura de poder verlo otra vez» –

En Los Ángeles, miles de personas acudieron al Observatorio Griffith, que corona las colinas circundantes. Muchos fueron caminando para evitar los atascos y estacionamientos desbordados, pese a que en esa ciudad el eclipse fue visible solo en 60%.

Algunos espectadores habían fabricado sus propios proyectores de cartón y cinta adhesiva. Las exclamaciones y la risa entusiasta se dispararon apenas la Luna «mordió» al Sol.

«No hay mejor lugar para verlo, con las personas que son aficionadas como nosotros», dijo Laura Thieme, de 49 años y quien reside en los suburbios de Los Ángeles, junto a su hijo de 8. «No estoy segura de poder volver a ver algo así otra vez».

La NASA dispuso un dispositivo especial para estar a la altura del evento: 11 naves espaciales, 50 globos aerostáticos y tres aviones fueron desplegados para estudiar el fenómeno, que fue transmitido en su totalidad en la página web de la agencia gubernamental.

Cuando la oscuridad se posó sobre ellos, muchos estadounidenses tuvieron que escaparse discretamente de sus trabajos para observar este momento de historia astronómica.

En Ciudad de México, también con telescopios, lentes especiales y hasta meditaciones para atraer la «buena vibra» astral, miles de personas observaron el fenómeno, visible solo de manera parcial pero que alcanzó a despertar nostalgia, pasión y miedos.

Más de 5.000 personas acudieron a Universum, el museo de ciencia de Ciudad Universitaria, para presenciarlo, escuchar los comentarios de astrónomos y la retransmisión desde la NASA.

En 1991 fue la última vez que México fue testigo de un eclipse total de Sol.
«Es algo que no esperas, que a mediodía se oscurece. Fue interesante cómo reaccionan los animales: los gallos empezaron a cantar, los perros ladraban… Fue una experiencia bonita pero a la vez estremecedora», recuerda Graciela Ortiz, de 61 años, presente entre los espectadores.

Para quienes estuvieron lejos de la alineación de la Luna y el Sol, no hay de qué preocuparse: el próximo eclipse total de Sol se producirá en menos de siete años, en abril de 2024.

Con información de AP y AFP

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