Australia cierra el polémico centro de detención de inmigrantes en la isla de Navidad
Australia ha anunciado el cierre de un polémico campo de retención para solicitantes de asilo situado en la isla de Navidad, en el océano Índico, destacando el «éxito de su dura política contra los refugiados» que intentan llegar irregularmente a su territorio.
Australia ha anunciado el cierre de un polémico campo de retención para solicitantes de asilo situado en la isla de Navidad, en el océano Índico, destacando el «éxito de su dura política contra los refugiados» que intentan llegar irregularmente a su territorio. Canberra es objeto de fuertes críticas por esta política, muy restrictiva, puesta en marcha a finales de 2013 por los conservadores y que consiste en remolcar sistemáticamente a aquellos barcos que intenten alcanzar la costa de forma ilegal.
Los migrantes que lo consiguen son relegados, por tiempo indeterminado, en campos de retención en la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea, en la minúscula isla del Pacífico de Naru o en la isla de Navidad, hasta que su solicitud se tramite.
«El centro [de detención de la isla de Navidad] está cerrado, la treintena de detenidos que se encontraban allí fueron enviados este fin de semana a instalaciones en Australia continental», ha dicho a la Afp David Coleman, portavoz del ministerio de Inmigración.
La isla de Navidad se encuentra a 2.300 km al noroeste de Perth, capital del Estado de Australia Occidental. Abierto en 2008, su campo de detención de migrantes ha sido escenario de revueltas, suicidios y actos de automutilación. Canberra justifica su política contra los refugiados con la necesidad de luchar contra las bandas de traficantes y de disuadir a los migrantes de emprender la peligrosa travesía hacia Australia.
Organizaciones de defensa de los Derechos Humanos han criticado duramente al Gobierno australiano, a causa del largo periodo en que se mantiene a los migrantes retenidos, especialmente a los niños, en unas instalaciones en las que las condiciones de vida son indignas. Aunque la solicitud de asilo esté fundamentada, los irregulares no están autorizados a instalarse en suelo australiano. Se les da a elegir entre ir a un tercer país o regresar a su casa.
«Este Gobierno detuvo los barcos, puso fin al tráfico maléfico [efectuado] por bandas de traficantes y sacó a esos niños de la detención», ha sostenido Coleman.