Cabrera, el mayor parque nacional marino del Mediterráneo
El Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera, en las Islas Baleares, se convierte en el mayor parque nacional marino del Mediterráneo occidental debido a la ampliación de su territorio
El Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera, en las Islas Baleares, se convierte en el mayor parque nacional marino del Mediterráneo occidental debido a la ampliación de su territorio, que pasará de las 10.000 a las 90.000 hectáreas protegidas. Mallorca es uno de los lugares más turísticos de España, atrayendo un turismo vinculado al mar y el ocio, como el alquiler de barcos u otras actividades similares.
El Consejo de Ministros ha aprobado este viernes la ampliación del territorio protegido, una reivindicación de los grupos ecologistas y del gobierno balear que se topó con la oposición de un sector de los pescadores. La ampliación permite incorporar al Parque 12 de los 13 sistemas naturales marinos que la Ley de parques nacionales obliga a incluir en su red para conservación.
El Archipiélago de Cabrera constituye «el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español», según publica el Ministerio para la Transición Ecológica en su página web.
El Parque Nacional Marítimo-Terrestre cobija «toda la riqueza natural de este conjunto de islas e islotes calcáreos» que van desde importantes colonias de aves marinas, especies endémicas y uno de los fondos marinos «mejor conservados de nuestro litoral».
Lugar «clave» en la ruta migratoria de aves
Este Parque, tal y como recoge el Ministerio, es un lugar «clave» en la ruta migratoria de más de 150 especies de aves -tanto en otoño como en verano- como la gaviota de Audouin o el halcón de Eleonora.
Las aguas de la Isla de la Cabrera albergan praderas de posidonia: una planta con raíces y flores endémica del Mediterráneo con una «excepcional importancia ecológica», cuyos tallos dan cobijo a numerosos peces como la chopa, la vaca, la dorada, el dentón, la lubina o la salpa -de reflejos dorados- que se alimenta de sus hojas.
También se pueden apreciar erizos, sepias y la nacra: un enorme molusco que emplea la pradera submarina como escondite.
Sus fondos rocosos, informa el Ministerio, son los hábitats submarinos que ofrecen «un mayor esplendor y diversidad», y proporcional a la fauna refugio y alimento.
En estos espacios habitan los meros -peces de gran tamaño-, las escórporas y rascacios -de venenosas espinas y maestros del camuflaje-, los pulpos -animales muy curiosos e inteligentes-, las morenas, los congrios…, todos ellos moradores de cuevas y recovecos.
Asimismo, entre las rocas se pueden observar un gran número de invertebrados como los bígaros, bellotas de mar, cangrejos, holoturias -conocidas como carajos de mar- o estrellas, entre otros. También sobre la roca crecen algas como la delicada acetabularia -con forma de sombrilla- o las duras calcáreas que constituyen el soporte del coral.
En las costas de Cabrera se pueden encontrar animales de gran tamaño como los delfines listado, común y mular o la tortuga boba.
La flora del Parque está compuesta por 516 especies de plantas vasculares, 22 de musgos, 21 de líquenes y 162 de algas marinas, de las cuales las más singulares son el aladierno o la peonía balear.
Respecto a las actividades de conservación del patrimonio natural, el Ministerio menciona las inversiones periódicas en la preservación de la flora autóctona y en el control de plagas, junto con la restauración de áreas degradadas.
La singularidad del Parque se debe a su autogestión porque, a pesar de que pertenece administrativamente al término municipal de Palma, no dispone de servicios municipales o externos para la recogida de residuos, saneamiento, alcantarillado, suministro eléctrico o de combustible, sino que es el propio parque quien se responsabiliza de todos estos servicios.