Israel estrena nuevo Parlamento sin Gobierno a la vista
Los 120 diputados se reúnen en medio de una parálisis política que las elecciones de septiembre no han logrado resolver
El nuevo Parlamento de Israel, formado tras las elecciones legislativas del 17 de septiembre, se reúne este jueves por primera vez en un ambiente político tenso, ya que las negociaciones para formar Gobierno están en punto muerto y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, está en el punto de mira de la Justicia por presunta corrupción. Los 120 diputados de la Knéset, el Parlamento israelí, se reunirán en Jerusalén en medio de esta parálisis política que las elecciones de septiembre, las segundas del año, no han logrado resolver y con una pregunta en el aire: ¿Quién será el próximo primer ministro?
Netanyahu y su rival, el general Benny Gantz, tienen, respectivamente, 55 y 54 escaños sumando los suyos y los de los partidos que les apoyan. Es decir, ninguno de ellos llega a los 61 escaños necesarios para formar Gobierno. El presidente, Reuven Rivlin, encargó a Netanyahu, el primer ministro israelí que más tiempo se ha mantenido en el cargo, que intentara formar un Gobierno de unión, algo que por ahora no ha logrado. Pero las conversaciones entre el Likud, de Netanyahu, y Azul-Blanco, de Gantz, no avanzan ya que los dos líderes quieren ser primer ministro del futuro Gobierno de unión.
El primer ministro se dirigió entonces hacia otro hombre, Avigdor Lieberman, su exministro de Defensa que salió del Gobierno el año pasado. Pero Lieberman, líder del partido Israel Beiteinu, no quiere formar parte de un Gobierno con formaciones judías ultraortodoxas, aliadas de Netanyahu, ni tampoco con los partidos árabes, con los que Gantz cuenta. «Este país no tiene tiempo que perder. Reunámonos, miremos si podemos llegar a algún acuerdo serio y tomemos decisiones», pidió Netanyahu a Lieberman el miércoles. Y Lieberman, cuyo partido tiene ocho escaños, ha aceptado reunirse con Netanyahu este jueves.
El caso Bezeq
Pero las posibilidades de llegar a un acuerdo entre los líderes son pequeñas porque Lieberman apuesta por un Gobierno de unión con el Likud y Azul-Blanco y sin los religiosos judíos ni los partidos árabes. Los partidos árabes son la tercera fuerza política más votada de Israel, con un total de 13 escaños. En este día de estreno del Parlamento, sin embargo, no estarán presentes.
Los diputados han preferido sumarse a una manifestación cerca de Nazareth, la ciudad árabe más importante de Israel, para denunciar la violencia y la discriminación contra la población árabe de Israel, que representa un 20% de la población. Mientras tanto, en el ministerio de Justicia, el fiscal general, Avichai Mandelblit, seguirá escuchando a los abogados de Netanyahu en un escándalo de corrupción que salpica al primer ministro y que en Israel se conoce como el «caso 4.000» o el «caso Bezeq».
Desde hace meses, el fiscal ha manifestado su intención de acusar formalmente a Netanyahu por corrupción, malversación y abuso de confianza. Y Netanyahu necesita seguir en el cargo para presentarse ante la Justicia en una posición fuerte y usar su inmunidad parlamentaria en caso de que sea oficialmente acusado.
Sus abogados dan explicaciones al fiscal desde el miércoles sobre el caso Bezeq, en el que Netanyahu es sospechoso de haber otorgado favores al jefe del gran grupo de telecomunicaciones israelí Bezeq a cambio de una cobertura favorable del medio digital Walla, que también pertenecía al mismo empresario, quien habría ganado millones de dólares gracias al trato favorable del primer ministro. «Al final no quedará nada» de estas acusaciones, han prometido los abogados de Netanyahu.