El neurorradiólogo Scott Atlas, uno de los asesores de la Casa Blanca sobre el coronavirus y conocido por sus polémicas opiniones que lograron influir en la estrategia del presidente, Donald Trump, ha dimitido de su cargo.
En contexto: el neurorradiálogo, sin experiencia previa en políticas de salud pública ni enfermedades infecciosas, llegó a la Casa Blanca de la mano del yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, y se incorporó al grupo de trabajo contra el coronavirus junto a los doctores Anthony Fauci o Deborah Brix. Atlas promovió tesis como la rápida reapertura de escuelas y puestos de trabajo, así como que las autoridades sanitarias no debían preocuparse por las infecciones entre gente joven o sana.
Atlas ha dimitido con una carta que ha difundido en su cuenta de Twitter la misma semana en la que se agotaba su contrato de 130 días en el Gobierno.
Durante su etapa como asesor, el médico ha chocado a menudo con sus colegas en el grupo de trabajo y con otros asesores en la Casa Blanca, pero sus tesis llamaron la atención de Trump[contexto id=»381723″], que lo convirtió en su asesor de referencia.
Algunas de las ideas de Atlas que Trump abrazó sin fundamento científico fueron que la pandemia de coronavirus[contexto id=»460724″] estaba a punto de terminar en Estados Unidos o que habría una vacuna disponible antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. También cuestionaba la eficacia de las mascarillas o del distanciamiento social para combatir la expansión del virus.
A mediados de octubre, poco antes de los comicios, Twitter le eliminó un mensaje que decía: «Funcionan las máscaras: NO».
Atlas, que en las últimas semanas perdió el protagonismo que había ganado y estaba apartado del grupo de trabajo, deja sus funciones con la pandemia desatada en Estados Unidos, con más de 13,5 millones de casos confirmados y más de 268.000 muertos.
En su carta de despedida, sin embargo, Atlas defiende las tesis que durante meses guiaron la estrategia de la Casa Blanca y Trump. «Quizás más que nada, mi consejo siempre se centró en minimizar todos los daños de la pandemia como de las políticas estructurales mismas, especialmente para la clase trabajadora y los pobres», apunta el neurorradiólogo.
«Aunque algunos pueden estar en desacuerdo con esas recomendaciones, es el libre intercambio de ideas lo que conduce a las verdades científicas, que son la base misma de una sociedad civilizada», añade.