Dos periodistas bielorrusas han sido condenadas este jueves a dos años de prisión, acusadas de haber fomentado incidentes durante su cobertura del movimiento de protesta del 2020 en el país, una nueva muestra de la represión orquestada por al régimen. Fueron detenidas por la Policía antidisturbios el 15 de noviembre en un apartamento desde el que acababan de filmar la violenta dispersión de una manifestación en homenaje al activista opositor Roman Bodarenko, que había muerto después de ser detenido.
Lo más importante: la condena es la primera para periodistas desde el inicio de las manifestaciones en el país, a mediados de 2020. Daria Shultsova y Katerina Bakhvalova, corresponsales del canal de televisión opositor Belsat, con sede en Polonia, se han declarado inocentes y se consideran víctimas de la represión ejercida contra al importante movimiento de protestas que estalló tras la controvertida reelección de Alexander Lukashenko en agosto de 2020, unos comicios empañados por acusaciones de fraude.
La fiscalía acusaba a las dos periodistas de haber incitado a la población a manifestarse de manera ilegal a través de su reportaje, lo que «atentó de manera grave contra el orden público». Asimismo, afirmó que con sus acciones provocaron la suspensión de 13 rutas del transporte de autobús, tres trayectos de trolebús y tres del tranvía. Los daños a la empresa estatal Minsktrans fueron estimados en más de 4.400 dólares.
«Mostré estos hechos en antena y me meten en la cárcel por ello, inventando acusaciones», dijo Bakhvalova este miércoles en su última intervención antes de que el tribunal se retirara a deliberar. El abogado de ambas, Serguéi Zikratski, ha declarado que «es una situación absurda, porque las periodistas solo estaban cubriendo una acción de protesta». Paralelamente, las dos informadoras, que han pasado más de tres meses en prisión preventiva, han sido reconocidas por organizaciones de derechos humanos como presas políticas. Human Rights Watch ha instado a las autoridades bielorrusas a «dejar de tratar a los periodistas como sus enemigos», mientras que la presidencia polaca ha pedido una «amnistía».
En este contexto, Lukashenko está enfrentandose desde hace meses a protestas sin precedentes, que fueron reprimidas y reducidas al silencio a fuerza de detenciones y violencia policial, con testimonios coincidentes de torturas. Hay, además, 11 periodistas actualmente en prisión, procesados en diversas investigaciones relacionadas con las protestas, según la Asociación Bielorrusa de Periodistas.