El embajador ruso en Washington se marchará este sábado, convocado por las autoridades rusas, después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, declarara que pensaba que su homólogo Vladimir Putin es «un asesino».
En contexto: en unas declaraciones, el presidente estadounidense ha afirmado que piensa que Putin es un «asesino» y ha asegurado que «va a pagar» por la injerencia rusa en las elecciones norteamericanas de 2016 y 2020.
«En reuniones en el ministerio ruso de Relaciones Exteriores y en otros organismos, se analizarán las maneras de corregir la relación ruso-estadounidense actualmente en crisis», ha escrito en su página en Facebook la embajada rusa en Estados Unidos. «Las declaraciones imprudentes de responsables estadounidenses corren el riesgo de provocar el colapso de relaciones ya de por sí conflictivas», ha dicho la sede diplomática.
Una vez hechas las declaraciones de Joe Biden, el Kremlin no reaccionó inmediatamente a estas afirmaciones. El presidente de la cámara baja rusa, Viacheslav Volodin, ha asegurado que Biden ha «insultado» a todos los rusos y «atacado» a su país con estas declaraciones. Y el vicepresidente de la cámara alta, Konstantín Kosachev, le ha pedido «explicaciones y disculpas». El pasado 27 de enero, Putin y Biden mantuvieron su primera conversación telefónica desde que el segundo asumió la presidencia de Estados Unidos. En esta conversación, que estuvo centrada en la prórroga del tratado de desarme nuclear, el presidente ruso apoyó una «normalización» de las relaciones ruso-estadounidenses.
El Kremlin ha declarado que las declaraciones de Joe Biden demuestran que no quiere mejorar las relaciones con Rusia: «Diré solamente que son unas muy malas declaraciones del presidente de los Estados Unidos y en adelante vamos a partir de ello», ha proclamado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.