La crisis diplomática entre España y Marruecos se agrava tras la avalancha de inmigrantes en Ceuta
Las relaciones entre nuestro país y el reino alauí atraviesan su punto más bajo en décadas por la acogida del líder del Frente Polisario en España
Las relaciones entre nuestro país y el reino alauí atraviesan su punto más bajo en décadas por la acogida del líder del Frente Polisario en España
«Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir». Estas declaraciones expresadas por la embajadora de Marruecos en España, Karina Benyaich, dejan claro que la escalada de tensión entre ambos países iniciada en la madrugada de este lunes no es una mera cuestión migratoria.
La causa del desencuentro entre nuestro país y el reino alauí, que ha tenido como consecuencia la entrada de en torno a 8.000 inmigrantes marroquíes en Ceuta (2.000 de ellos menores), estriba en la acogida por parte de España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que actualmente está ingresado por COVID en un hospital de Logroño.
Marruecos ya advirtió a finales de abril de que interpretaba este movimiento de España como un «acto contrario al espíritu de asociación y buena vecindad». Una vecindad que parece rota en estos momentos teniendo en cuenta que el país norteafricano llamó este martes a consultas a su embajadora en Madrid poco después de que esta se viera con la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. España se ve en estos momentos, por tanto, sin un interlocutor claro con el Gobierno marroquí.
Ceuta, el epicentro del conflicto
La dimensión migratoria de la escalada diplomática estalló en la noche del lunes al martes en la frontera de Ceuta. Miles de personas cruzaron a la ciudad autónoma ante la pasividad de las fuerzas de seguridad marroquíes, un éxodo que continuó durante la mañana del martes.
En total, unos 8.000 inmigrantes lograron entrar en Ceuta, una cifra sin precedentes desde que existen registros. Según el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al menos 5.600 de ellos ya han sido devueltos a territorio marroquí.
La respuesta del Gobierno consistió en reforzar el dispositivo policial con 200 agentes y en desplegar unidades del Ejército de Tierra, que ocuparon la playa del Tarajal, carros blindados incluidos. Los efectivos trataron de contener la entrada de más inmigrantes y se encargaron de atender o incluso rescatar a numerosos de ellos, la mayoría menores, que llegaban en condiciones precarias.
Durante la mañana del martes se vivieron algunos momentos de tensión, como cuando agentes antidisturbios de la Guardia Civil situados cerca de la valla de seguridad fueron atacados con piedras desde el otro lado de la frontera.
Además, 106 inmigrantes, entre ellos una mujer embarazada, han tenido que ser atendidos en las últimas horas en el Hospital Universitario y en otros centros sanitarios de la ciudad autónoma.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, advirtió este martes antes de viajar a Ceuta de que «la integridad territorial de España, sus fronteras y la seguridad de nuestros compatriotas serán defendidos por el Gobierno de España en todo momento y ante cualquier desafío».