Un informe alerta a España: Canarias cada vez se asemeja más a Lampedusa o Lesbos
Este informe indica que la frontera sur española es actualmente «uno de los teatros fronterizos más presionados y desiguales del mundo»
Este informe indica que la frontera sur española es actualmente «uno de los teatros fronterizos más presionados y desiguales del mundo»
La Fundación PorCausa ha advertido este miércoles de que la situación migratoria en Canarias se asemeja cada vez más a la de Lampedusa y está próxima a convertirse en un ‘hotspot’ o centro de registro e identificación de migrantes, igual que lo son en la actualidad la isla italiana o Lesbos, en Grecia.
Así lo asegura esta organización en su informe «Frontex, el guardián descontrolado», en el que habla de la frontera sur española como «uno de los teatros fronterizos más presionados y desiguales del mundo» y, en cuanto a Canarias, augura que «en cuestión de tiempo» se convertirá en una frontera integrada como Grecia o Italia.
«En Canarias ya se están dando los ingredientes para pensar que se está conformando un ‘hotspot’, sin embargo, ni el Gobierno ni Frontex quieren reconocerlo», ha explicado en rueda de prensa José Bautista, uno de los autores del informe.
La realidad -señala- es que no queremos que se asocie Canarias a este concepto porque las islas viven del turismo y, cuando uno piensa en Lampedusa o en Lesbos «se le quitan las ganas de ir a la playa».
«Pero la situación de Canarias se asemeja cada vez más a la de Lampedusa o Moria, limbos en los que no se produce un verdadero acceso al territorio», indica. Además de Frontex, la Oficina Europea de Apoyo al Asilo (EASO) está en Canarias desarrollando un Plan Operativo concluido en diciembre de 2020 con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, señala el informe.
Otra de las autoras, Ana González-Páramo, ha explicado que España no quiso en su día alojar puntos críticos (hotspots) en su territorio como lo hicieron Italia (Lampedusa) o Grecia (Lesbos) en respuesta a la crisis de acogida de 2015.
Pero, debido a la situación en Canarias de finales de 2020, Frontex y España relanzaron la operación Hera en noviembre. Esta nueva fase incluyó el despliegue en Canarias de siete agentes de Frontex, ampliado en diciembre hasta 28 agentes para prestar apoyo a la Policía Nacional.
El concepto ‘hotspot’ se creó en 2015 cuando los países fronteros se vieron desbordados con la crisis de acogida y este mecanismo permitía «echar una mano» a los estados miembros de manera integrada a través de todas las agencias del área de interior: Europol, Eurojust, la Agencia Europa de Asilo y Frontex.
En su día -ha explicado- España no quiso participar porque pensaba que podría gestionar sola la llegada de inmigrantes y, porque en ese momento la presión migratoria era mucho menor que en la actualidad.
Sin embargo, «ahora las cosas han cambiado», las rutas se han transformado y España está ahora «bastante presionada». «Desde lo de Ceuta están ya presentes en Canarias la Agencia Europea de Asilo y Frontex y es presumible que el resto de las agencias también, con lo que ya sería informalmente un ‘hotspot’ «, ha indicado.
González-Páramo ha puntualizado que el hecho de ser un centro de registro e identificación de migrantes no tiene por qué ser malo, «siempre que esté bien gestionado». «Simplemente es una forma de organizar la frontera».
La Fundación PorCausa ha denunciado la «opacidad» con la que opera Frontex y ha lamentado que no solo no pueden entrar en los centros que gestiona, sino que ni siquiera les atienden.
Frontex empezó a operar en 2005 con apenas 50 empleados, 6 millones de euros de presupuesto y funciones técnicas y de análisis de riesgos. Quince años después, mueve un presupuesto de 460 millones de euros, cuenta con más de 1.200 empleados y está embarcada en el reclutamiento, despliegue y equipamiento de 10.000 guardias fronterizos, según detalla la Fundación PorCausa.
«Su discurso, su vinculación estrecha con la industria del control migratorio y un mandato político que antepone la impermeabilidad fronteriza a cualquier otra consideración han convertido a Frontex en el símbolo de la nueva política migratoria europea«, advierten.
Y aseguran que se ha convertido en un «verdadero festín» para los lobbies de la industria del control migratorio, que alimentan la retórica de la amenaza exterior y venden soluciones cada vez más duras, «letales e irrespetuosas» con los derechos humanos.