Una explosión en la mezquita Chíi de Kandahar, al sur de Afganistán, ha dejado al menos 32 muertos y más de 53 heridos. Ningún grupo terrorista ha reivindicado aún la autoría del atentado, aunque varias personas presentes en el interior del templo han afirmado a medios locales que se han producido varias detonaciones. Según las últimas informaciones, se trataría de un ataque suicida.
El ataque se ha producido durante la oración del medio día, en la que muchos fieles se congregan para rezar en el día de descanso para los musulmanes. Este es el segundo ataque que se produce en menos de una semana contra una mezquita chíita en el país tras el sufrido contra los fieles de la ciudad de Kunduz, en el norte del país, y que fue reivindicado por el grupo terrorista de Estado Islámico. En ese último ataque fallecieron 46 personas y más de 100 resultaron heridas.
Según un periodista de la AFP, la mezquita estaba repleta de gente cuando se produjeron las explosiones, y al menos 15 ambulancias acudieron al lugar.
Los talibanes, que tienen su propio historial de persecución de los chiitas, regresaron al poder en Afganistán el 15 de agosto y, desde entonces, han hecho de la seguridad su prioridad, después de veinte años de guerra.
Los chiitas representan cerca del 10% de la población afgana. Muchos de ellos son hazaras, un grupo étnico que ha sido perseguido por décadas en el país.