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(ENTREVISTA) Antonio Muñoz-Cariñanos, víctima de ETA: "Los políticos acercan a los presos porque les dan votos y las víctimas no"

Antonio E. Muñoz Cariñanos era padre de cuatro hijos, médico otorrinolaringólogo y coronel del Ejército del Aire. Llegó a ser conocido como «el médico de los artistas», por tratar a personalidades como Raphael, Isabel Pantoja y Rocío Jurado. Su hijo pequeño habla por primera vez con motivo del décimo aniversario del fin de la violencia de ETA.

(ENTREVISTA) Antonio Muñoz-Cariñanos, víctima de ETA: «Los políticos acercan a los presos porque les dan votos y las víctimas no»

Antonio E. Muñoz Cariñanos (Madrid, 2 de julio de 1942-Sevilla, 16 de octubre de 2000) era padre de cuatro hijos, médico otorrinolaringólogo y coronel del Ejército del Aire. Llegó a ser conocido como «el médico de los artistas», por tratar a personalidades como Raphael, Isabel Pantoja y Rocío Jurado. Su hijo pequeño, Antonio E. Muñoz-Cariñanos Burgos, habla por primera vez con motivo del décimo aniversario del fin de la violencia de ETA.

El 16 de octubre del año 2000 dos etarras del “Comando Andalucía” decidieron terminar con la vida de su padre en su propia consulta. Usted era un crío cuando ocurrió, ¿cómo se lo contaron?

Yo tenía 10 años, estaba en el cumpleaños de un amigo, su padre recibió una llamada y me llevó a casa. Cuando llegué a la puerta había muchísima gente, yo no entendía nada. Mi madre estaba con una monja amiga de la familia y entre las dos me explicaron que «papá estaba herido». Yo no me lo creía.

Cuando llegamos a la consulta en todo momento permanecí en la sala de espera. Recuerdo que, además de mis hermanos, había grandes conocidos y amigos de mi padre que también nos acompañaron durante la capilla ardiente, como el cantante Raphael, Los del Río, Pastora Soler, Isabel Pantoja, Paco Gandía o políticos como Federico Trillo, que era el titular de Interior en ese momento. No me dejaron entrar en el despacho, que es donde ocurrió todo, pero veía sangre que sobresalía por debajo de la puerta.

Más tarde me explicaron que, en el momento del crimen, mi padre estaba sentado en su silla atendiendo a unos pacientes en su despacho y fue sorprendido por el etarra que abrió la puerta y le disparó. A posteriori he sabido que en ese transcurso de tiempo le dio tiempo a abrir el cajón en el que guardaba una pistola e intentó defenderse poniendo la mano, pero no llegó a tiempo. La pareja que estaba en la sala se quedó en shock postraumático y ambos permanecieron sordos durante unos meses por el shock que vivieron. Tuvieron que tratarse con psicólogos durante mucho tiempo.

¿Con 10 años, era consciente de lo que ocurría?

Llevaba unos ocho meses entrando por la puerta de atrás de casa, cuando le pregunté a mi padre por qué lo hacíamos fue muy directo a pesar de que yo era un crío y me dijo tal cual que unos hombres “le querían pegar un tiro”, pero él siempre le restaba importancia. Mi padre nunca quiso tener escolta, por la tarde él iba a su clínica sin ninguna medida de seguridad, con su propio coche. Era muy fácil saber dónde estaba, cuándo estaba y por dónde entraba.

En estos más de tres años de Gobierno del PSOE se han acercado unos 270 presos, entre ellos, los asesinos de tu padre. Harriet Iragi Gurrutxaga ha sido acercado de Castellón a Logroño y Jon Igor Solana, de Algeciras a Zaragoza. Este último incluso tuvo un hijo con la también etarra Eider Pérez en la cárcel de Granada, a pesar de estar en grado de aislamiento, y se intentó fugar dos veces. ¿Cómose asume todo esto?

Al final sientes impotencia, ves que da igual qué partido esté gobernando, todos tiran por su propio interés. Después está Pedro Sánchez, que le da absolutamente igual. Están utilizando los acercamientos para un interés político. Es una falta de respeto a las víctimas. Las víctimas no les damos votos, pero los presos sí.

Han pasado veintiún años y sé que dentro de cinco o seis años me los puedo encontrar en la calle sin ningún tipo de problema. Lo tengo bastante asumido lamentablemente, tal y como están las cosas en España gracias a los políticos.

¿Cómo era su padre?

Era un hombre muy profesional, en lo militar era muy castrense y muy serio, pero después era un cachondo. Hoy en día me sigo encontrando a gente por Andalucía y por otros sitios de España y les pido que me cuenten cosas de él. Me encanta escuchar historias de mi padre. Era una persona muy reconocida por su trabajo, pero además mantenía una relación de amistad con la mayoría de sus pacientes. Confiaban en él y le llamaban siempre para lo bueno y para lo malo. Veintiún años después la gente no se olvida de él.

¿Cree en el perdón?

Creo que estas personas están corrompidas por una serie de ideales desde hace ciertos años por ciertas personas. Obviamente son culpables, pero para yo aceptar el perdón necesito una petición por parte de ellos. Nunca lo han hecho y dudo que lo vayan a hacer. Creo que la gente es buena y que, si realmente uno está arrepentido y lo demuestra con hechos, se le puede dar una segunda oportunidad. Por parte egoísta, al final uno quiere estar en paz. Llevo 20 años con este sufrimiento que voy a tener siempre, pero a lo mejor puede ser más llevadero con un perdón.

Lo que no comparto es lo que hacen los políticos, el político le está dando una oportunidad cuando al político no le han hecho nada. Al que me han hecho es a mí. El político le está dando una oportunidad para su interés y para conseguir algo, si no consiguiera nada, al político el preso le da igual.

¿Ha sentido odio?

He sentido odio. Uno crece, madura y adquiere conocimientos y al final uno sabe que el odio no llega al ningún lado. El odio lo tengo aparcado. El suceso de mi padre me ayuda a enfrentarme a acontecimientos duros de mi vida de una forma muchísimo más fácil. Me lo tomo todo con otra filosofía.

¿Qué opinión le merece que exista un partido como Bildu? Esta semana Otegi ha expresado su «reconocimiento por el dolor de las víctimas», pero no ha condenado la violencia. ¿Se cree sus palabras?

Otegui es un delincuente. No entiendo cómo el presidente del Gobierno tiene la poca vergüenza de sentarse a hablar con esta gente. En vez de ponerse de acuerdo con partidos democráticos, se ponen de acuerdo con partidos sanguinarios.

No me creo las palabras de este hombre. Es un terrorista más. Él mismo ha dicho que apoyaría lo que sea para su beneficio. Aunque Otegui pida perdón, lo dice por imagen, pero estoy cien por cien seguro de que él no lo piensa.

¿Qué opina sobre los ongui etorri [actos de bienvenida y homenaje a presos de ETA]?

No estoy en contra de que su familia los reciba. Otra cosa es que prácticamente se realicen manifestaciones a favor de la persona con pancartas y símbolos que no son democráticos ni constitucionales. He sabido que en uno de estos ongui etorri exaltaban a uno de los dos etarras que mataron a mi padre.

¿Cómo víctimas, que pueden hacer para colaborar con la causa?

Como ejemplo claro lo que podemos hacer es personarnos en causas, como así lo hace la familia de Luis Portero, que fue asesinado por los mismos etarras y que ha creado una fundación. Como víctima puedes personarte en muchas causas, puedes intentar luchar aunque en algunos casos no llega a nada. Al final para poder hacerlo tienes que dedicarte completamente a ello y tener financiación. Llega un momento en que personarse en una causa en el Tribunal Supremo o en la Audiencia Nacional vale mucho dinero.

¿Queda algo de ETA 10 años después?

Esa gente dejó las armas porque no podían hacer otra cosa. Estoy seguro de que además había acuerdos traseros. No creo que haya gente activa, pero sí gente que piense que ETA es una organización lícita y legítima y que lucharon por sus derechos y que no condenan la violencia, y que además ven lícita esa violencia que sus anteriores miembros cometieron.

Por otro lado, creo que se enseña parcialmente la historia de ETA en algunos puntos de España. El Gobierno no hace nada para parar eso. Es historia de España, lo quieras o no, es una historia dolorosa que no se pueda olvidar, por muchos intereses que puedan tener los políticos en el País Vasco.

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