Vox propone cambiar la ley para romper la hegemonía de UGT y CCOO en el diálogo social
Alberto Sibaja | Zuma Press
Vox quiere tener representantes en todas las instituciones. El partido ya cuenta con cargos electos en varios parlamentos regionales y en las Cortes, pero no dispone de representación en los principales foros de decisión sindical. El sindicato al que apoya, Solidaridad, sigue creciendo, pero al no ser el más representativo no tiene posibilidades de formar parte de mesas de negociación colectiva ni del diálogo social con el Gobierno y la patronal, unos encuentros a los que sí asisten otras organizaciones. El partido de Santiago Abascal propone cambiar la ley para romper con la hegemonía de UGT y CCOO. Para conseguirlo ha presentado una proposición no de ley a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE que insta al Gobierno a rebajar el 10% de audiencia exigible que establece la ley orgánica de Libertad Sindical de 1985.
La formación defiende que el criterio a la hora de reconocer estas organizaciones no debe ser el de mayor representatividad, sino el de «suficiente representatividad», valorado tanto a nivel territorial como funcional. Además, sostiene que el porcentaje exigido es «muy superior» al requerido en otros ámbitos para el ejercicio de la representación, como pueden ser las cámaras autonómicas, donde la cifra mínima exigida para obtener escaños fluctúa entre el 3 y el 5% de los votos. «Resulta del todo irracional que se exija una mayoría más amplia para ostentar la consideración de sindicatos más representativos a nivel estatal que para ostentar la representación parlamentaria, ya sea autonómica o nacional», insiste la propuesta.
La intención de Vox es rebajar a la mitad el umbral que exige la ley, algo que miembros de otras organizaciones sindicales califican de «trampa al sistema». Desde Vox consideran que esa rebaja atiende a criterios de igualdad, tal y como establece la propia Constitución. «Los artículos 6 y 7 (de la ley de Libertad Sindical) delimitan el concepto de sindicato más representativo en base al criterio de la audiencia del sindicato, medida por los resultados electorales en los órganos de representación unitaria en los centros de trabajo», afirma Vox en su propuesta, que consta de 13 páginas y esta firmada por varios diputados, entre ellos la portavoz adjunta de la formación, Macarena Olona.
Se trata de un tipo de iniciativa que, en caso de obtener la mayoría del Congreso, no sería de debido cumplimiento para el Gobierno. En opinión de Vox, la fórmula en la que se establece el mínimo de audiencia exigible, el 10% en el ámbito estatal y el 15 en el autonómico (con un mínimo de 1.500 representantes en este último caso), supone una mayoría que pone en «entredicho» los derechos consagrados en los artículos 14 y 28 de la Carta Magna, que aluden a los principios de igualdad y a la libertad de sindicalización respectivamente. «Lo cierto es que, pese a que UGT y CCOO sean considerados los sindicatos más representativos, existen muchos afiliados que no se sienten representados por estos, pero sí por otros sindicatos a los que se ignora a nivel institucional y en el marco del diálogo social», insiste la proposición de Vox.
La formación que preside Abascal sostiene que los países de nuestro entorno no exigen un porcentaje mínimo para que un sindicato sea considerado «más representativo». No sucede en Francia; no pasa en Italia, donde se trata de alcanzar niveles de suficiente representatividad, y no ocurre en Holanda ni Luxemburgo, donde el criterio definitorio, insisten, tiene fundamento en la representación que puede ostentar cada organización. Por eso, hace años que diferentes sindicatos reivindican un cambio normativo.
Entre esas fuerzas se encuentra la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), que en febrero del año pasado ya trasladó a la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, la necesidad de reformar la ley para «llevar la pluralidad al sindicalismo». CSIF considera que la legislación sindical actual establece «una coraza que impide crecer a otras opciones legítimas» y deja sin representación a muchos ciudadanos. «Es hora de otro modelo de sindicatos más acorde con la realidad española. Esto sería muy bueno para la salud democrática de la vida sindical española», remarcan en CSIF.
El intento de cambiar el mapa sindical de Vox introduciendo a Solidaridad, la organización que dirige Rodrigo Alonso y que apoya desde hace más de un año, en la negociación colectiva y el diálogo social puede conllevar que otros sindicatos minoritarios puedan tener opciones de formar parte de esos procesos, entre ellos USO u otros tan alejados ideológicamente como CNT o CGT, de corte anarquista. Otras formaciones, en cambio, ven en la propuesta de Vox una estrategia para captar a empleados, al estilo de los sindicatos verticales, y dar respuesta al descontento de muchos trabajadores.
