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Moncloa prepara una comparecencia de Sánchez para vender el «éxito» de los Presupuestos

Moncloa prepara una comparecencia de Sánchez para vender el «éxito» de los Presupuestos

J. Hellín | Europa Press

Superados los dos escollos fundamentales, el núcleo duro respira con relativa tranquilidad. «El principal problema eran los PGE y se han salvado». Y aunque no está todo resuelto -aún quedan las mesas de negociación con la reforma laboral y contener la tensión entre las vicepresidentas-, en Moncloa celebran el «éxito» y preparan una comparecencia parlamentaria del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a modo de impulso parlamentario a la legislatura. 

Según ha podido saber THE OBJECTIVE, la convocatoria se registró el viernes antes de las 18.00 horas en la cámara baja y se celebrará el miércoles 10 de noviembre en el Congreso de los Diputados, una semana después del debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado que tendrá lugar el miércoles que viene, 3 de noviembre. Una cita a la que el Ejecutivo llega triunfante tras el anuncio de sus socios ERC y PNV de que no presentarán enmienda a la totalidad a las cuentas públicas.

«No teníamos dudas de que no presentarían enmienda pero había que negociar», explican fuentes del Gobierno a este periódico. Porque mucho más importante que el qué es el a cambio de qué y eso es lo que aún está en el aire. El precio del voto de PNV y ERC se seguirá negociando durante el trámite de enmiendas parciales que se prolongará hasta finales de diciembre aunque «ya no hay tensión». Se cumple lo dicho por el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, al portavoz republicano, Gabriel Rufián, en las conversaciones privadas que mantuvieron en las últimas semanas: «No os lo podéis permitir», en referencia a no apoyar el proyecto presupuestario del Gobierno. 

La «hegemonía» de ERC y PNV

Fuentes gubernamentales lo explican así: «Para ERC está siendo más que rentable la alianza con Pedro Sánchez. Han conseguido algo inédito: convertirse en fuerza hegemónica en Cataluña», tanto en su victoria en generales como autonómicas como en las recientes proyecciones demoscópicas, que arrojan una ventaja de diez puntos de los republicanos sobre la antigua convergencia. Con los socios vascos pasa exactamente lo contrario: «Su temor a perder la hegemonía por la pujanza creciente de Bildu les obliga a no levantarse de la mesa y mostrar la hoja de los logros».

Y eso es lo que el Ejecutivo pretende afianzar en la doble comparecencia parlamentaria que tiene en el horizonte próximo. En Moncloa ya trabajan en las líneas generales del discurso del presidente el día 10 de noviembre. Sobre el papel, el orden del día versará sobre el último Consejo Europeo y la Cumbre de los Balcanes, pero lo que quiere transmitir el presidente es un mensaje de confianza y estabilidad parlamentaria hasta 2023. Un mensaje obligado para Europa, tras las tensiones entre su vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y la segunda, Yolanda Díaz, a cuenta de la reforma laboral, que condiciona la llegada de los fondos europeos a nuestro país. Pero también un mensaje de optimismo en un clima de creciente preocupación económica en el que varios miembros del Ejecutivo piden que no cunda el pánico sobre la rebaja en las previsiones de crecimiento, las tensiones inflacionistas, el riesgo de desabastecimiento energético o alimentario.

La batalla de la reforma laboral

Sánchez dibujará su hoja de ruta, una semana después de pasar la primera y crucial batalla de los PGE en el debate de totalidad el miércoles 3 de noviembre. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, será la responsable de presentar las cuentas públicas para el ejercicio de 2022 desde la tribuna de oradores ofreciendo un aperitivo del mensaje presidencial. El debate comienza el miércoles a las 12.00 horas con la defensa de los Presupuestos Generales del Estado en una intervención sin límite de tiempo. Tras un receso para el almuerzo, a las 15.00 horas retomarán la sesión los grupos parlamentarios de la oposición para la defensa de sus enmiendas a la totalidad, PP, Vox y Ciudadanos. Continuará al día siguiente con los grupos minoritarios y la votación de las enmiendas que exigen la devolución del texto del Ejecutivo. El jueves por la tarde, Sánchez habrá pasado la prueba sin apenas tensión de sus socios externos; la tensión real será la interna porque es cuando empieza la verdadera batalla en la coalición por la reforma laboral. 

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