Pablo Iglesias y su entorno quieren aprovechar la soledad del socialista José Luis Ábalos para atraerlo a su esfera de influencia. Iglesias fue el primer político de relevancia nacional que salió en su defensa tras la publicación de la primera exclusiva de THE OBJECTIVE sobre la salida abrupta de la Moncloa el pasado julio. Esa decisión ha abierto interrogantes en el partido morado, entre otras cosas porque los socialistas se han escudado en el silencio. Cuando también intervino Pablo Echenique quedó claro que la orden llegaba de arriba. Las fuentes consultadas en Podemos sostienen que ese apoyo corresponde a una maniobra para ganarse su confianza y acercar al exministro socialista a los morados.
En un escueto mensaje en las redes sociales, Iglesias tardó ocho horas el pasado miércoles para degradar a este medio por la información publicada sobre el cese de Ábalos del Gobierno en julio: «Lo llaman periodismo pero es basura». El día siguiente, escribió un artículo en Ctxt en el que mantenía su línea de desprestigio de la información y defendió al ex secretario de Organización del PSOE y exministro de Transportes.
Pero, ¿por qué Iglesias ha decidido defender a un ex alto cargo socialista cuando sus compañeros de partido y de Gobierno no lo hacen? Las fuentes consultadas apuntan a una estrategia de la cúpula morada dirigida a aprovechar el vacío que sufre Ábalos para acercarlo a la esfera de influencia de Podemos. Una maniobra en la que también participa Juan Carlos Monedero, aunque de manera confidencial. El objetivo, señalan, es obtener de Ábalos favores, contactos e información útil.
Oportunidad para atraer a Ábalos
Acercar a Ábalos a Podemos significa hacerse con su agenda de contactos y con su influencia. Es por ello que los miembros de Podemos consultados califican la táctica de Iglesias y Monedero de «inteligente», máxime por el delicado momento político que atraviesa el partido.
En los últimos meses, la cúpula de Podemos ha asistido al intento de Yolanda Díaz de buscar un camino propio, lo que pone en peligro su permanencia en el poder. Es sabido en el partido morado que los principales dirigentes de la formación están alistando «tropas», según el argot empleado por ellos mismos. Los fichajes de exconcejales de Manuela Carmena en el Ministerio de Igualdad, a pesar de las imputaciones pendientes, responde a esa estrategia. Y ahora, tras detectar la dificultad política de Ábalos, la cúpula morada se ha interesado por su caso.
La soledad de Ábalos ayuda en el acercamiento. El dirigente perdió al mismo tiempo sus cargos orgánicos en el PSOE y en el Gobierno. También ha sido derrotado en la batalla por el control del PSOE valenciano, donde se revalidará a Ximo Puig. En ese complicado escenario, tanto Iglesias como Monedero consideran que el aislamiento que sufre Ábalos abre una impagable ventana de oportunidad.
Municiones para la guerra sucia
Por un lado, por los contactos e información que Ábalos puede aportar. En el Gobierno todos saben que tanto Ábalos como Koldo García -por su acción a menudo en la sombra- controlan información relevante de ministros y miembros de la Moncloa, que puede resultar muy útil en caso de choque de Podemos con Sánchez, o guerra sucia con sus afines. Y, por el otro, para responder a la salida de la Moncloa de otros referentes de Podemos, como Iván Redondo, en un esquema clásico del divide y vencerás del banco socialista.
Los morados sospechan, como adelantó este diario, que Sánchez esté detrás del auge de Yolanda Díaz. Y que la Moncloa, ahora controlada por Félix Bolaños y Óscar López, puede estar buscando un giro político que en el medio plazo aniquile a Podemos. Cabe destacar que sobre los morados sobrevuelan dos posibles investigaciones (de la Audiencia Nacional y de la Fiscalía Anticorrupción) sobre su financiación y los presuntos pagos de Venezuela, según la tesis el exjefe de los espías de Caracas, Hugo Carvajal. Y en Podemos todos asumen que si el CNI tiene información comprometedora, Sánchez también la controla.
Todavía queda por aclarar, por ejemplo, todo lo que ocurrió en el encuentro de José Luis Ábalos con Delcy Rodríguez en Barajas hace un año. En aquel momento, el ministro lo negó todo, para después retractarse. Es por eso que en Podemos ubican a Ábalos en una «conexión venezolana» que llega hasta la sede del partido morado, con la incógnita de lo que puede aportar o ayudar a resolver el exministro de Transportes. El socialista valenciano, de hecho, mantiene buenas relaciones con el Gobierno de Nicolás Maduro y con sectores importantes de la izquierda colombiana, que también interesan a Podemos.
El extitular de Transportes, de hecho, trabajó durante 25 años como consultor en misiones de cooperación internacional, sobre todo en Colombia y Perú. Y como Enrique Santiago, actual secretario general del PCE y hombre de máxima confianza de Iglesias, ha colaborado en las actividades de las FARC durante los recientes acuerdos de paz. Todo ello sin olvidar que el socialista empezó su carrera política como militante del PCE (entre 1978 y 1981).
Agenda, influencia e información
En el trasfondo de toda la operación se halla, además, el abrazo entre Sánchez y Felipe González. Como desveló este diario, ese acercamiento en el congreso de Valencia del PSOE ha alarmado al círculo de afines a Iglesias, puesto que saben que el expresidente está en contra de la legitimación de Podemos como aliado y socio de Gobierno. En el diario digital cercano a los morados La última hora, de hecho, ya se ha asociado la figura de González a las informaciones de este medio sobre Ábalos.
Y, más allá de las razones estratégicas y de poder, queda la afinidad personal. Ábalos fue quien en 2019 apostó por el pacto con Podemos antes de la repetición electoral, e Iglesias le agradeció su apoyo durante los escraches delante del chalet de Galapagar. Aunque nadie duda de que la máxima de Iglesias de que en política no se viene a hacer amigos sigue vigente. Y que la clave del apoyo a Ábalos tiene un sabor instrumental: se halla en su agenda, sus contactos, su influencia y sobre todo la información privilegiada que puede tener sobre los miembros del Gobierno, otros dirigentes socialistas y exponentes políticos de América Latina.
