La política de bloques que imperaba desde 2017 en la política catalana empieza a resquebrajarse. El PSC, tras la llegada de Salvador Illa como candidato, y con los equilibrios en el Congreso de telón de fondo, volvió a extender el brazo a ERC con el fin de dar estabilidad a la legislatura española al tiempo que le servía para ganar centralidad en el tablero político catalán. Y, pese al veto que los socios independentistas impusieron sobre el PSC en campaña electoral, ahora ambos partidos tienen a los de Illa como aliados cada vez que no hay acuerdo entre ellos.
Los socialistas han fraguado pactos en asuntos como las inversiones para la ampliación de El Prat o los Juegos Olímpicos de invierno de 2030 y tendrán un papel clave para la renovación de organismos como la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), de la que depende TV3 y Catalunya Ràdio, la Sindicatura de Cuentas o el Defensor del Pueblo, entes que tienen el mandato caducado desde 2017 y 2019 respectivamente.
Si el propio Illa, en una jugada hábil para orillar a la CUP, se ofreció a Pere Aragonès para aprobar los Presupuestos de la Generalitat -aunque de momento el presidente catalán prioriza a los anticapitalistas-, con Junts ha aprobado una propuesta de resolución para volver a la inversión acordada el 2 de agosto entre el vicepresidente Jordi Puigneró y el Ministerio de Transporte (de 1.700 millones). Asimismo, el PSC presentó una moción sobre los sectores económicos que fue aprobada con el voto de Junts, Ciudadanos y PP después de que los de Carles Puigdemont incorporaran una enmienda que instaba a la Generalitat a presentar la candidatura Barcelona Pirineo para los Juegos Olímpicos de invierno de 2030.
Estas dos cuestiones, El Prat y los Juegos Olímpicos, suscitaron las reticencias de ERC, que se ha posicionado en contra de la ampliación del aeropuerto y, como la CUP, opta por celebrar una consulta sobre la celebración de los juegos para que coseche consenso territorial, social y político y se garantice la «compatibilidad ambiental».
En paralelo, el PSC y ERC estrechan lazos en la Cámara catalana en todas las propuestas de resolución relativas a la mesa de negociación o a la mesa de diálogo entre gobiernos, cuestiones en las que Junts se mantiene alejado.
Como informó THE OBJECTIVE, el conseller de Economía, Jaume Giró, intentó dar un giro a la estrategia de confrontación de Junts y logró que su formación se abriera a apoyar los Presupuestos Generales del Estado. El intento no prosperó y la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, acabó presentando una enmienda a la totalidad, pero esa disposición inicial a pactar marcó un punto de inflexión respecto a la línea mantenida de boicot al Estado de los dos últimos años.
El PSC rechaza investigar las muertes en residencias
Al PSC también le deparará un papel clave los nombramientos de los organismos de nueva creación, como el Consejo Fiscal o la Comisión de Garantías del Derecho a la Información Pública, que requieren de 81 votos favorables.
En algunos casos, como en el nuevo grupo de trabajo para analizar el impacto de la COVID-19 a las residencias, ERC, Junts y PSC se han puesto de acuerdo para impulsar dicho grupo de trabajo. Los socialistas cerraron filas con los independentistas y rechazaron una comisión de investigación que era respaldada por el resto de partidos y que hubiera servido para dirimir las responsabilidad del Govern en las muertes en estos centros.
«Comerse a ERC»
En esta búsqueda de la centralidad del PSC, algunas voces del entorno del nacionalismo más purista advierten de que hay una estrategia para «comerse a ERC». Los de Salvador Illa son ahora la apuesta de los círculos empresariales de Barcelona por su respaldo a la ampliación de El Prat, por priorizar la gestión frente al procés, y por esa «ventaja» de cara a los fondos europeos de que la Moncloa sea del mismo color político.
En este sentido, las voces contrarias a que ERC y Junts alcancen acuerdos con el PSC avisan de que si ya fagocitaron a Cs en las últimas elecciones autonómicas (la formación naranja pasó de ganar las elecciones con 36 diputados en 2017 a caer a seis escaños en 2021 y PSC fue el vencedor con 33), ahora irán a por los de Oriol Junqueras, con quien ya compiten en el área metropolitana de Barcelona.
El PSC ha logrado convertirse en el partido útil del constitucionalismo catalán (y desde hace tiempo En Comú Podem no representa una amenaza para los socialistas). Su política de pactar a banda y banda, y dividir así el independentismo, es ahora su mayor oportunidad para alcanzar de nuevo el Palau de la Generalitat.