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Moncloa atribuye a «la ambición de Ayuso» a la recuperación del PSOE en las encuestas

Moncloa atribuye a «la ambición de Ayuso» a la recuperación del PSOE en las encuestas

Cada semana tiene su afán, y esta, justo la siguiente tras superar el debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), estaba destinada a mostrar fortaleza. El Gobierno había previsto una puesta de largo del presidente, Pedro Sánchez, en el Congreso que serviría para apuntalar alianzas con sus socios parlamentarios, ERC y PNV, y al tiempo, pactar con la derecha del PP para sellar y aprobar el acuerdo sobre la renovación de los órganos constitucionales en donde no solo el PP sino también Podemos ha tenido que pasar por el aro con limitada tensión interna. «Somos un Gobierno con pocos diputados pero mucha fuerza», presumen fuentes de Moncloa consultadas por THE OBJECTIVE, ante el arte de combinar dos alianzas estratégicas tan dispares. 

Es el «círculo virtuoso» que se intentó a principios de legislatura para simultanear negociaciones paralelas con Podemos y la alianza Frankenstein de un lado, y con Ciudadanos, del otro. Pero Murcia y su fallida moción de censura hicieron saltar por los aires la segunda opción, que previamente Pablo Iglesias se había encargado de descartar en la negociación de Presupuestos, y el 4-M en Madrid terminó por enterrar. Ahora solo hay una opción. Pedro Sánchez no se molesta siquiera en pedir el voto al PP y Ciudadanos a sus cuentas públicas, como hizo en 2020, y prioriza sin disimulos el pacto con los independentistas y nacionalistas que lo tranquiliza el presente y le garantiza el futuro. 

«Una considerable mejora en las encuestas»

«El PNV quiere tranquilidad y estabilidad», explican desde el Gobierno, «y ERC ha visto en Cataluña que le sale rentable apoyarnos», tras haber aumentado en 10 puntos su ventaja demoscópica sobre su competidor JuntsXCat. Una jugada redonda que le permitirá llegar sin problemas al horizonte electoral de 2024, salvo que haya un cisne negro que quebrase el plan inicial. No parece. En el Ejecutivo se fijan en sus propios datos, en los que recogen otras encuestas y en las tendencias que analizan sobre la mesa demoscópica de Moncloa y Ferraz: «Estamos empezando a ver una considerable mejora en las encuestas».

Una mejora del PSOE respecto a la bajada sostenida que se produjo tras la debacle electoral madrileña, cuando el PSOE sufrió el sorpasso del Más Madrid de Mónica García. «Lo del 4-M va a tener muchas más consecuencias de las que pensábamos», sostienen en referencia a la estela del adelanto electoral en la Comunidad de Madrid, aunque no precisamente por la posibilidad de extrapolar resultados a escala nacional con una subida meteórica de la intención de voto del PP y un desmoronamiento de las proyecciones socialistas. 

«Eso ha quedado atrás», señalan tras constatar una recuperación creciente desde el pasado mes de julio hasta hoy. En el PSOE aseguran que la erosión en su estimación de voto no se tradujo en ningún momento en que el PP adelantara a primera posición, pero su crecimiento se ha desvanecido y «los datos ya no se pueden seguir maquillando», como evidencia la encuesta publicada por Metroscopia esta semana. 

Los motivos de la recuperación

¿Los motivos de esa supuesta recuperación? Primero, que «la indignación se ha calmado», en lo relativo a la pandemia, la campaña de vacunación y los indicadores económicos. «Se valora positivamente la gestión económica y sanitaria». Pero hay un motivo más ajeno a la acción del Ejecutivo sino al ‘fenómeno Ayuso’. En Moncloa atribuyen a la «ambición de Ayuso» parte de su crecimiento exponencial, o mejor dicho, del descenso en la proyección de voto del PP, que «amplifica la fuerza electoral del PSOE» como primera posición en los sondeos.

De esta forma, el Gobierno se beneficia de la lucha interna entre la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del PP, Pablo Casado y llegan a hablar de la primera como «la co-líder de Casado», que, a juicio del Ejecutivo socialista, está construyendo su relato y «fortaleciendo su imagen a costa de la tensión interna» porque sabe que «no hay Casado más allá de 2024». Una buena noticia para el PSOE, no tanto porque pudiera darse una candidatura de Ayuso tras una hipotética derrota del líder del PP, como por lo que significa: «Que hay Pedro Sánchez para 6 años».

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