Lío en Moncloa por la tanqueta de Cádiz: Podemos pide «humanidad» a Marlaska
Según ha podido saber THE OBJECTIVE, Irene Montero y Ione Belarra también pidieron de manera «informal» al ministro del Interior que retirara el vehículo blindado de las protestas de Cádiz
Una vez más, Podemos impulsa una estrategia de presión para poner contra las cuerdas a Yolanda Díaz, como hizo con la reforma laboral. La formación inició el lunes una ofensiva a raíz de la utilización de una tanqueta policial en las protestas en Cádiz para arrinconar a dos objetivos políticos: de un lado, al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a quien se le exigió la retirada urgente del vehículo blindado por «una cuestión de humanidad»; y del otro, a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, contra quien se redobló la presión con el objetivo de forzar a la líder de la cuota morada en la coalición y representante de los trabajadores a elegir cuál es su bando: si PSOE o Podemos, Sánchez y Marlaska o Podemos y ‘Kichi’, si los ‘oprimidos’ trabajadores del metal o los ‘opresores’ que pretenden reprimir la protesta.
El lenguaje binario resultante de la presión urgía ser desmontado con un mensaje público de «solidaridad» con la protesta que tardó 24 horas en llegar por parte de la víctima de la ofensiva. Pasadas las 16.00 horas de este martes, Yolanda Díaz se pronunció sobre el conflicto a su llegada al debate presupuestario del Congreso para confirmar que se había «puesto en contacto con el ministro del Interior al efecto de que fuera retirada la tanqueta del espacio en que se encontraba ubicada» en las protestas de los trabajadores del metal en Cádiz, que «no son delincuentes sino que están defendiendo sus derechos constitucionales», defendió la ministra de Trabajo, responsable de mediar en el conflicto laboral.
Su comunicación con Marlaska se había producido en la tarde/noche del lunes después de una conversación con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que confirmaron fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, y en la que se reclamaron explicaciones por dicha actuación policial. Pero públicamente, la vicepresidenta segunda ya llegaba tarde, al menos para Podemos, cuyas voces fueron las únicas que se escucharon desde la cuota morada del Ejecutivo.
De un lado, el alcalde de Cádiz, José María González ‘Kichi’, reclamando una «reunión urgente» con Díaz en Cádiz para mediar en el conflicto laboral; del otro, el presidente del grupo morado en el Congreso y representante de En Comú Podem, Jaume Asens, exigiendo la retirada inmediata de las Unidades de Intervención Policial (UIP) desplegadas en la provincia ante los trabajadores del metal: «ministro Marlaska, saque las tanquetas de las calles de Cádiz, siempre se las puede devolver a la ministra de Defensa», clamó desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados donde manifestó su «solidaridad» con los huelguistas de Cádiz cuyos derechos «no son un regalo caed del cielo» y se enfrentan a «abusos de la patronal».
Conversación de Montero y Belarra con Marlaska
La escalada verbal ha ido creciendo desde entonces y sumando adeptos desde la formación morada como el secretario general del grupo, Txema Guijarro, quien calificó de «inaceptable e inapropiado» el uso del vehículo blindado. Ya en la mañana del martes, antes del Consejo de Ministros, las miradas en el café previo a la reunión del órgano colegiado se concentraron en torno a Fernando Grande-Marlaska. Según fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, las ministras Irene Montero y Ione Belarra se acercaron a Marlaska en una «conversación informal» para hacerle «una petición expresa pero discreta»: que retirara la tanqueta por una «cuestión de humanidad» y respeto hacia los trabajadores. Y añadieron: «Estamos muy preocupadas».
En la misma sala pero en otra esquina, la conversación se producía entre el presidente, Pedro Sánchez, y Yolanda Díaz, en el mismo sentido, el de forzar la retirada de las UIP. En el entorno de Belarra y Montero asumen que «es Yolanda quien lleva las negociaciones» y es por tanto la vicepresidenta quien debe pronunciarse, aunque en Podemos no dudaron en aprovecharse de su silencio para maniobrar por la izquierda. Un adelantamiento que busca aprovecharse nuevamente de su doble condición como ministra de Trabajo y futura candidata del «frente amplio» de izquierdas para erosionar o limitar su capacidad de crecimiento.
Sin embargo, desde el Gobierno no sólo no hubo un reproche hacia Marlaska sino más bien al contrario. Primero el portavoz parlamentario, Héctor Gómez, y después la portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez, manifestaron su «confianza» en la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: «Entendemos que lo hacen con la máxima ponderación». La cuestión generó malestar en el Palacio de La Moncloa por la utilización política de una cuestión «ordinaria» como estos vehículos, que «no son vehículos militares sino policiales» y que atribuyen a un nuevo ‘lío’ en la cuota morada por el liderazgo de Yolanda Díaz.