Unai Sordo, secretario general de CCOO: «El neofascismo de Vox está llevando a la involución del centro derecha español»
THE OBJECTIVE habla con Unai Sordo que entra en materia política sin andarse por las ramas: «Miro con preocupación la deriva de competencia en la que se ha instalado el PP respecto de la extrema derecha»
El secretario general de CCOO llega puntual a su cita con THE OBJECTIVE y revisa las últimas noticias sobre conflictos laborales en su teléfono móvil con preocupación. Instantes antes de empezar nuestra charla, Unai Sordo augura unos días «sin novedad» en lo que a la negociación sobre la reforma laboral se refiere. Inmediatamente, entra en materia y, aunque se declara contrario a las «líneas rojas» en las negociaciones, aclara que CCOO no firmará ningún acuerdo si no se reequilibran las reglas de la negociación colectiva y se reformen la temporalidad y las subcontrataciones en España. Denuncia que se comete con demasiada frecuencia fraude de ley en las contrataciones temporales y advierte que si el Gobierno devalúa la reforma para evitar que la CEOE dé la espalda al acuerdo, corre el riesgo de que sean los sindicatos quienes den el portazo.
El líder de CCOO es rotundo al afirmar que las dos medidas políticas de la legislatura son la implantación de los ERTE, que han evitado -según añade- la desaparición de decenas de miles de empresas y el reciente acuerdo de pensiones, que permitirá mantener las pensiones a los babyboomers sin que haya merma de las mismas.
Unai Sordo entra en materia política sin andarse por las ramas: a la izquierda les recomienda que no se despisten en sus cuitas y presenten una potente agenda social en los próximos años de legislatura, porque será su mejor campaña electoral, mientras que expresa su preocupación por que el «neofascismo de Vox» arrastre al centro derecha a una involución, en medio de una carrera entre PP y Vox por ver «quién la dice más gorda».
PREGUNTA. ¿Habrá acuerdo a tres bandas en la reforma laboral?
RESPUESTA. Esa es la gran incógnita. Creo que hay dos cuestiones: el contenido, porque la negociación está muy avanzada, pero todavía abierta en temas muy importantes. Pero la búsqueda de ese acuerdo tripartito no nos puede llevar a devaluar una reforma laboral que es clave para mejorar la legislación y las graves patologías que tiene el mercado laboral español: la contratación precaria, la contratación temporal, el recurso sistemático al despido que tienen las empresas cuando hay algún problema económico y el desequilibrio en las relaciones colectivas, producto de las últimas reformas laborales. Para que haya acuerdo con los sindicatos hay que contemplar todas estas materias.
P. Parece que hay muchas líneas rojas en esta negociación: las de los sindicatos, las de la CEOE, las recetas de la UE… ¿Cuáles son los límites de la negociación en realidad?
R. La experiencia nos lleva a poner pocas líneas rojas en el marco del diálogo social, porque suelen poner trabas insalvables a las negociaciones. Nosotros no vamos a suscribir ningún acuerdo que no recupere equilibrios en la negociación colectiva. En España no puede seguir habiendo convenios de empresa que, sin ningún motivo económico, empeoren las condiciones salariales de los trabajadores, lo que llamamos la prevalencia aplicativa del convenio de empresa. Esto es un disparate que sólo fomenta el dumping salarial, la competencia desleal entre empresas y la pura explotación. Tenemos que recuperar la vigencia indefinida de los convenios colectivos y regular mejor la subcontratación. Sin estos contenidos no va a haber acuerdo con CCOO. Lo hemos dicho por activa y por pasiva
Por otra parte, a la UE se la está utilizando como el muñeco del ventrílocuo, para decir cosas que la UE no ha dicho y hay quienes no se atreven a decir directamente. Lo que viene pidiendo desde hace bastante tiempo la UE a España es que reduzca la temporalidad, que mejore las políticas activas de empleo, sobre todo para reducir el desempleo juvenil. Estos son sus planteamientos y nosotros los compartimos. No es verdad que la UE le esté diciendo a España que si deroga la reforma laboral del año 2012 no viene los recursos de Reconstrucción Europea. ¡Es mentira!
P. ¿Y quién es la mano que mueve al muñeco… quién es el ventrílocuo?
R. Hay muchos: la CEOE de vez en cuando, determinados partidos políticos… cualquiera coge un micrófono y le da por decir lo que sea en nombre de la UE. Eso no quiere decir que la UE no le vaya a pedir rigor macroeconómico al Gobierno a largo plazo. Lo hemos visto en las pensiones, donde le ha dicho: si usted va a volver a revalorizar las pensiones en función del IPC, explique cómo va a financiar ese incremento de coste en el largo plazo, cómo va a financiar esos más de 3 puntos de PIB que habrá que financiar de aquí al año 2047. Y en eso estamos, porque es un planteamiento complejo, pero la UE no está diciéndonos que hay que recortar un 25% las pensiones. Eso no es verdad.
P. ¿Cuáles son las propuestas que aporta CCOO para intentar desencallar las posiciones enfrentadas?
R. Reequilibrar la capacidad de negociación entre empresarios y trabajadores y regular mejor la subcontratación, de modo que se la incentive para que sea mejor y no para que resulte más barata, que es el modelo perverso instalado desde hace tiempo en nuestro país. A partir de ahí, hay que tomar medidas contundentes contra la contratación precaria y, en opinión de CCOO, que no comparte el Gobierno, poner trabas al recurso del despido. A cambio de ello, habría que abrir un nuevo escenario de adaptación de los ERTE a periodos de normalidad de modo que, cuando haya problemas en un sector o en una empresa, o una caída de ciclo económico, tengamos herramientas internas de adaptación que eviten el despido.
P. Se ha llegado a poner sobre la mesa de negociación el tope del 15% de la contratación temporal, dentro de una empresa ¿Es una cifra aceptable?
R. Esta medida está prácticamente descartada, porque, la contratación temporal debe obedecer a una causa objetivable. Nadie está planteando que se elimine la contratación temporal, porque es inevitable cuando tienes un tipo de actividad estacional. Nadie está pensando que los trabajadores de la campaña de la fresa tienen que seguir trabajando cuando ya no hay fresa. Esa propuesta es de CEOE. Pero la pone encima de la mesa a cambio de descausalizar la contratación temporal. Y eso no puede ser. Hay muchas empresas en este país que tienen mucho menos del 15% de temporalidad y si pones el 15% como tope parece que estás incitando a que haya más contratación temporal. No me parece racional poner cifras rígidas. Se pueden negociar tasas de temporalidad máxima por sectores, pero no en detrimento de la causalidad. En España el contrato temporal se utiliza porque sí y, en la mayor parte de los casos, en fraude de ley.
«Soy consciente de que esta reforma supone un golpe muy fuerte a la reforma laboral del PP y tiene sus derivadas políticas»
Unai Sordo
P. No parece fácil ese acuerdo a tres bandas… ¿Teme que se produzca otro portazo por parte de la CEOE, o por parte de los sindicatos?
R. Espero que no, pero creo que el acuerdo es difícil, porque no está cerrado con nadie. Las posiciones que se defienden en la mesa no son las mismas y devaluar el contenido de la reforma laboral, para atraer a la CEOE, podría expulsar a los sindicatos del acuerdo. Esto es así. Yo creo que no va a ocurrir, pero tampoco es un escenario completamente descartable. CEOE no debería estar en contra de nuestras propuestas. Si estás pensando en defender los intereses de las empresas que se rentabilizan en base a salarios de miseria, estarás en contra de esas medidas, pero si defiendes los intereses de empresas que se rentabilizan porque invierten en formación, estabilidad de sus plantillas o digitalización de su producción, tienes interés en que no haya competencia desleal entre empresas. No descarto la posibilidad de acuerdo, pero soy consciente de que esta reforma supone un golpe muy fuerte a la reforma laboral del PP y tiene sus derivadas políticas.
P. ¿Quiere decir que la CEOE protege los intereses del PP o que estos son comunes?
R. Yo no diría tanto… Si eso fuera tan nítido, teniendo en cuenta el ambientazo político que hemos tenido en la pandemia y con una derecha instalada en la crispación y la polarización extrema de la vida política, hubiera sido inviable el escenario de 12 acuerdos alcanzados con este Gobierno y con los sindicatos. La CEOE ha mantenido una actitud de mucha autonomía durante la pandemia, porque si no no hubiera llegado a esos acuerdos. También es verdad que eran acuerdos muy favorables al tejido productivo y que sin los ERTES y los casi 40.000 millones de € de dinero público, hubieran desaparecido decenas de miles de empresas en España.
P. ¿A qué atribuye la negativa de la CEOE a firmar el acuerdo número 13, para incrementar la cotización de las pensiones, a fin de tener un fondo que cubra la incorporación de los babyboomers a la jubilación?
R. Ese acuerdo es la medida política de mayor relevancia de esta legislatura, junto con los ERTES durante la pandemia. Le parecerá una exageración, pero cambia la forma de aproximarnos al reto de las pensiones en España. Desde hace 8 años, se había asumido que el incremento de los pensionistas dentro de 10 años se iba a afrontar mediante el recorte del importe de las pensiones medias. Cambiar este modelo por otro que no prevé recortar las pensiones, si no mejorarlas es un cambio enorme. Estamos hablando de nada menos que de 3,5 puntos de nuestro PIB y de las rentas de más de 15 millones de españoles de aquí a mediados de siglo. La orientación de esta política es sumamente importante y aquí es donde CEOE se ha bajado. Por ser justos, CEOE suscribió el acuerdo de pensiones de julio, que preveía la derogación de la reforma de las pensiones de 2013, pero supongo que en este mecanismo de equidad, mejorando los ingresos, no se han visto. Pero no descarto que también se hayan borrado por una cuestión política, porque el PP ha hecho una bandera bastante absurda del mantenimiento del factor de sostenibilidad, es decir, del recorte del 23% de las pensiones para la gente que hoy tiene 18 años. Supongo que esto ha generado un lío no menor, porque Pablo Casado ha hecho bandera de esto.
P. En todo caso, el incremento del periodo de cálculo de las pensiones que está en estudio conllevará también una rebaja de la cuantía de la pensión…
R. (Se ríe) Este tema es como el monstruo del Lago Ness… Todo el mundo dice que lo ha visto, pero tampoco nadie tiene una foto. El incremento del periodo de cálculo apareció en un documento de lo que se iba a enviar a la UE, luego desapareció. Lo que sé de esto es que no está en la agenda en las mesas de negociación en las que estamos. Con esto quiero decir que no es que no se vaya a ampliar el periodo de cálculo de las pensiones, es que ni siquiera se va a negociar sobre ello. No está en nuestra agenda.
El incremento de 25 a 35 años del periodo de cálculo de la base reguladora de la pensión, me parece un disparate que conllevaría una reducción importante del gasto en pensiones, porque hay personas que ni siquiera llegan a tener esos 35 años de cotización y porque, en la medida en que los primeros años de cotización suelen ser con salarios tan bajos para millones de personas, conllevaría una caída de la pensión media. Por otra parte, eso de que los últimos 15 años de vida laboral son los mejores empieza a no ser una constante y aumentar los periodos de cálculo hacia atrás puede suponer empeorar la cuantía
Podríamos estudiar fórmulas basadas en el descarte de los peores años de cotización, pero es que no está en la mesa de negociación.
P. ¿El aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social repercutirá en el comportamiento del empleo?
R. Creo que una subida del 0,6% es muy tenue como para que tenga un impacto relevante. Si vamos a los datos, cuando se subió el SMI también se pronosticaron las 7 plagas de Egipto y resulta que hemos creado empleo mucho más rápido en la salida de esta crisis que en las anteriores y con una subida del SMI de 700 a 965€.
P. Cuando se incrementó el SMI por primera vez, diversos organismos, como el Banco de España, hicieron públicas proyecciones sobre el impacto negativo que iba a tener en el empleo, cree que el tiempo les ha dado la razón a los que lo defendieron?
R. En 2017, habíamos salido de la crisis y nos seguían faltando un millón de los cotizantes que había en tiempos previos a la crisis financiera de 2008 y el SMI estaba en 707€. Ahora hemos transitado por esta crisis con 950 y 965€ y hemos recuperado las tasas de cotizantes a la Seguridad Social en un tiempo que nunca habíamos conocido en la economía española. En 2017, UGT y CC.OO mandamos una carta a la entonces ministra de Trabajo, Fátima Báñez, pidiéndole la subida del SMI a 850€ y no nos hizo ningún caso. El Banco de España pronosticó entonces la destrucción de medio millón de puestos de trabajo si se subía el SMI. No hay más que decir
P. ¿Confían en que el Gobierno cumpla el calendario de subida del SMI de aquí a las elecciones que pactaron con los sindicatos? ¿Tienen pensado mecanismos para obligarles en caso de que no lo haga?
R. Es que no sé cuándo va a haber elecciones… El compromiso pasa por una subida hasta los 1000€, en 2022 y en 2023, tal como recomienda la Carta Social Europea, hasta el 60% del salario medio. No sé cuánto será la cifra final, pero estará entorno a 1040-1050€. No tengo la menor pista que me indique que el Gobierno no va a cumplir con ese compromiso.
P. Si echamos un vistazo a la conflictividad (la reciente huelga del metal en Cádiz, los agricultores, el sector lácteo, los pensionistas…) todos los días vemos protestas en las calles de España. ¿Se está saliendo de la crisis económica y entramos en una crisis social que va a llenar España de chalecos amarillos?
R. Se están mezclando cosas que tienen poco que ver e incluso son contradictorias. Y se está queriendo mezclar la situación de los trabajadores de algunos sectores con la situación de las empresas de ciertos sectores. Aquí va a haber una prueba del algodón, para distinguir una huelga de un paro patronal, que es la posición con respecto al SMI que se tenga dentro de 1 mes, porque algunos de los que dicen que están promoviendo una huelga, promueven más bien un paro patronal y se van a posicionar en contra de esa subida del SMI. Hay sectores, como el del transporte o el campo, que tienen un problema estructural muy grande. Son sectores mal concebidos, con muchísimas empresas atomizadas y con una debilidad enorme para poder negociar la fijación de precios de modo que se les obliga, por parte de otras empresas, a trabajar prácticamente a pérdidas. Yo empatizo con esos sectores, pero habría que definir bien cuál es su problema. Estas empresas, o autónomos, son los que más sufren estos sistemas de externalización de riesgos que hacen las grandes empresas y que obligan, a veces, a producir por debajo del precio de producción. Habría que darle una vuelta a cómo se recomponen, como pactan los precios estos sectores, porque, a su vez, son sectores que también tienen trabajadores a los que se les paga sueldos de miseria y son muy reaccionarios a subir el SMI.
Con respecto a otros conflictos laborales, que fue el metal en Cádiz, pero que también puede ser el Metal en Alicante, en los supermercados de Castilla y León, en la limpieza de Asturias, etc. es previsible que, si la patronal sigue bloqueando la negociación colectiva, vayamos a un in crescendo de las movilizaciones laborales, porque hay propuestas que son auténticas provocaciones. Plantear congelaciones salariales en sectores que económicamente están bien a trabajadores que se han jugado la vida en la pandemia para atender un supermercado es lo más parecido que yo conozco a una provocación.
P. ¿Puede y debe hacer algo el gobierno para frenar este malestar de los trabajadores de todos estos sectores?
R. Con la legislación laborar actual y la famosa ultraactividad, que es una de las medidas más desconocidas pero que más mediatiza la negociación colectiva, si un convenio colectivo no se renueva puede desaparecer. El Gobierno ¡claro que puede hacer cosas! Reequilibrar la negociación colectiva, que es lo que estamos negociando en la reforma laboral. Luego hay otras áreas donde las cosas son más complicadas, porque el aumento del precio de la energía y los carburantes tienen mucho impacto en muchos sectores, como el campo y los transportes. Creo que el Gobierno tiene que tratar de intervenir, por ejemplo, en cómo se determinan los precios de las facturas energéticas. Son políticas que no son sencillas y no dependen exclusivamente del Gobierno de España, sino que también habría que contar con la política europea. De los márgenes que tiene el Ejecutivo, algunas cosas ha hecho y otras están por hacer. Pero la solución de los problemas del campo y del transporte pasan por favorecer un modelo menos oligopolístico. El liberalismo tendría mucho que decir en este sentido si existiera en España…
P. Las medidas que tienen que ver con la rebaja del precio de la energía que ha puesto en marcha el Gobierno no parecen haber dado los frutos deseados, si a ello unimos el malestar de tantos colectivos de trabajadores y de sectores empresariales y el hecho de que vayamos por detrás de la mayoría de los países de la UE en la recuperación económica y en el empleo… parece que pintan bastos …
R. Una parte muy importante de nuestra economía se basa en actividades que tienen mucha relación con la movilidad y la convivencia de las personas y la pandemia nos ha afectado de lleno. Otros países de Centroeuropa, con un sector industrial potente, tiene una capacidad de recuperación más rápida que nosotros, que dependemos de que regresen a nuestro país 85 millones de turistas, que venían antes de la pandemia. Tenemos una economía débil en ese terreno y los impactos de las crisis son bastante importantes. Pero no se prevé en ningún escenario que España no vaya a crecer de forma intensa el próximo año y el siguiente.
Con respecto al empleo, en todas las crisis que ha habido la caída del empleo siempre ha sido más pronunciada que la caída de la economía, en la última caía un 1,7% el empleo por cada punto de PIB. Pero en esta, por primera vez se ha invertido la tendencia y ha caído más el PIB que el empleo y hemos recuperado las tasas de cotizantes a la Seguridad Social en un tiempo totalmente inédito en crisis anteriores, aunque seguimos teniendo tasas de paro inconcebibles en cualquier otro país de la UE. Pero el ciclo de la crisis se ha resuelto de una forma incomparable a cualquier otra crisis anterior, porque se han tomado medidas distintas: socializar los salarios de 3.600.000 trabajadores y permitirles volver al 95% de ellos en un tiempo record, gracias a los ERTE.
P. Habla Vd. de tasas de paro impensables en otro país, pero también tenemos un nivel de economía sumergida no comparable con el de ningún país de nuestro entorno… Y es un problema endémico, que no ha logrado resolver ningún gobierno.
R. Eso es parte de la explicación de la elevada tasa de desempleo y del déficit fiscal de España: las personas que están en las listas del paro y tienen actividad en B. Y habría que hacer un esfuerzo más ambicioso que en otras épocas, para luchar contra la economía sumergida, puesto que ahora hay más y mejores herramientas para hacerlo.
P. ¿Es una cuestión cultural… aquello de «con IVA o sin IVA»?
R. A mí esas explicaciones culturales me suenan a excusas… Si las facturas se pagasen a través de tarjeta de crédito, seguro se acababa el problema cultural, porque esto queda registrado… o tener una empresa que funciona consumiendo un montón de energía y en la que supuestamente no trabaja nadie… se trata de cruzar datos de consumo con datos de la Seguridad Social o del SEPE y se ve que no cuadra la cosa… Se puede hacer mucho por reducir la economía sumergida.
P. ¿Cómo ve la figura de Yolanda Díaz y su proyecto político?
R. No sé exactamente en qué consiste ni si se va a sustanciar ese proyecto político, pero la concurrencia electoral en el ámbito progresista va a tener que contar con dos candidaturas: una será el PSOE y la otra será otro espacio que no sé cómo se configurará ni quién lo liderará. Eso es perfectamente razonable y se trata de que sean dos candidaturas bien articuladas y bien armadas. Y tanto el PSOE, como el mundo que hoy representa UP, no deberían desperdigarse mucho en las lógicas electoralistas y poner sobre la mesa una agenda social potente, que en la segunda fase de la legislatura, mejore la vida de las mayorías sociales. Esa es la mejor campaña electoral que pueden hacer. Si se distraen y confunden los tiempos, se equivocarán. La verdad es que no me quita el sueño saber cómo se articula ese movimiento en la izquierda y quién lo lidera, pero sé que se tiene que hacer.
«España tiene que hacer una lectura de su pasado que, a veces, en determinados periodos, se ha querido confundir con la amnesia»
Unai Sordo
P. ¿Considera necesaria la Ley de Memoria Democrática?
R. Sí es absolutamente necesaria. España tiene que hacer una lectura de su pasado que, a veces, en determinados periodos, se ha querido confundir con la amnesia. Yo soy de los que creen que la Transición en España tiene más luces que sombras, pero hay que reconocer algunas de las cosas, como que las víctimas del franquismo estén todavía en las cunetas es algo que no puede ser. Decía Almudena Grandes que, para pasar una página, primero hay que leerla… Pues eso. Quiero aprovechar para mostrar la pena y la consternación mía y del sindicato. Ha fallecido una enorme escritora y novelista pero, sobre todo, una compañera y una amiga que se implicó en todas las causas que consideró justas.
P. ¿Teme que un cambio político, tras las futuras elecciones generales, y un eventual gobierno PP-VOX pueda provocar una involución en los derechos sociales?
R. Tiene pinta, desde luego… En España ya ha habido gobiernos del PP y forman parte de la absoluta normalidad democrática, pero… ¡con aquel PP! Yo miro con preocupación la deriva de competencia en la que se ha instalado el PP respecto de la extrema derecha. Una cosa es hacer oposición dura al Gobierno y otra lo que hemos vivido, por ejemplo, durante la pandemia, cuando se ha perdido un poco hasta el oremus de en qué consisten las prioridades en la política. El efecto distorsionador que la extrema derecha tiene en la política española y en la batalla cultural que el neofascismo de VOX está planteando al PP es un problema, porque está llevando a la involución de todo el centro derecha español. El liberalismo, en España, es un mito urbano. Yo miro con preocupación esta especie de competencia por ver quién la dice más gorda entre PP y VOX.
«Miro con preocupación la deriva de competencia en la que se ha instalado el PP respecto de la extrema derecha»
Unai Sordo
P. Con un mundo globalizado y tantos cambios sociales ¿Tienen los sindicatos que reinventarse para poder adaptarse a los nuevos tiempos y abandonar las hechuras tradicionales de los sindicatos de clase?
R. Yo creo que los sindicatos de clase están más vigentes que nunca. Otra cosa es que interpretar a la clase trabajadora en el s. XXI tenga poco que ver con interpretarlas en las economías industriales, donde el sindicato surgía en los grandes conglomerados de trabajadores, básicamente masculinizados, homogéneos y fáciles de identificar. Ahora, una parte de la clase trabajadora ni siquiera se interpreta como tal, sino que son clase media. Ahí el sindicato tiene que hacer cosas distintas a las que hacía en otros tiempos: interpretar esa diversidad requiere estar muy cerca de la gente, con un sindicato muy poroso y muy versátil y donde los sindicalistas no pueden estar solo en un núcleo de trabajo, sino en el conjunto de las empresas de nuestro país. Llevamos bastante tiempo adaptándonos. Como todo, es mejorable, pero creo que algo tendrá que decir que seamos el mayor sindicato, que tengamos un millón de afiliados, 95.000 delegados y delegadas… algo estaremos haciendo bien.
P. La cuestión es que crece la población ocupada, pero el número de afiliados a los sindicatos, no. ¿Tienen alguna fórmula prevista para captar mayores cuotas de afiliación?
R. Es que el modelo de relaciones laborales en España incita muy poco a la afiliación. El sistema de negociación colectiva de nuestro país hace que las medidas que acordamos, sea en un convenio sectorial, en un plan de igualdad, etc. se aplique a todos los trabajadores, no solamente a los afiliados. Así, la cantidad de afiliados siempre será menor. Por otra parte, tenemos una representación en función de los resultados obtenidos democráticamente, no en función del número de afiliados.
P. ¿Cómo son sus relaciones con UGT?
R. En España tenemos un intangible enorme para la clase trabajadora que es la unidad de acción. Los sindicatos tenemos muy interiorizado el modelo de competencia cooperativa. Nos disputamos las elecciones, pero después tenemos una acción unitaria en los grandes asuntos, lo que nos da un poder mayor en las mesas negociadoras.