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Rajoy: "Que el rey esté en Abu Dabi y que partidos claramente antiespañoles estén condicionando al Gobierno es muy fuerte"

El que fuera presidente del Gobierno tiene la certeza de que la crisis entre Casado y Ayuso «se resolverá»

Rajoy: «Que el rey esté en Abu Dabi y que partidos claramente antiespañoles estén condicionando al Gobierno es muy fuerte»

El que fuera presidente del Gobierno tiene la certeza de que la crisis entre Casado y Ayuso «se resolverá»

El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy está convencido de que la crisis abierta entre el líder de su partido, Pablo Casado, y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, por el liderazgo del partido en Madrid «se resolverá», al tiempo que niega que haya intermediado entre ambos: «No es mi papel».

«Yo le aseguro que esto se resolverá. Lo ideal es que se resolviera rápidamente, pero tenga la total certeza de que se va a resolver», afirma Rajoy en una entrevista con Efe con motivo de la publicación de su libro Política para adultos.

Pregunta. ¿Cómo se ve la política desde este despacho?

Respuesta. De otra manera. Tuve una vida política muy intensa. Hay algunas cosas que me preocupan y por eso he escrito el libro.

Usted siempre ha sido más discreto que otros expresidentes, ¿por qué? ¿Es algo personal, una convicción?

Una cosa es que efectivamente se publique un libro y otra estar constantemente en la vida política, no lo veo. No creo que sea el papel de un expresidente estar criticando a un Gobierno o apoyándolo.

Ya le pasó siendo presidente del Gobierno, cuando recibió opiniones no siempre favorables de otros expresidentes. Y de su propio partido.

Eso son pequeñas cosas de la vida y yo me tengo que ocupar de lo que hago yo. E intento no importunar.

Afirma que el PSOE ha acabado con sus pactos con el espíritu de la Transición. ¿Puede el PP pactar con Vox, pero no los socialistas con Unidas Podemos?

Se han roto unos consensos que funcionaron muy razonablemente desde la Transición, ahí se fijaron las reglas del juego. Eso se rompió cuando el PSOE pactó con partidos que están radicalmente en contra de la Constitución. Así es muy difícil llegar a entendimientos. En las reglas del juego hay que entenderse, pero para el PP entiendo que resulte hoy complicado pactar.

¿Cree que polariza el debate público que el PP pacte con Vox?

No soy de Vox y creo que el PP y Vox son dos cosas distintas. El PP es, de hecho lo ha sido siempre, un partido que está en la centralidad. Hemos tenido en ocasiones diez, once millones de votos, somos un partido con vocación de Gobierno, como lo ha sido el PSOE. Luego hay bisagristas, gente que quieren apuntalar… pero en fin, Vox no ha puesto en tela de juicio la Constitución española, al menos que yo sepa, ni ha puesto en tela de juicio la Transición.

¿Qué futuro le augura a Vox?

Me he manifestado a favor del bipartidismo porque ha funcionado. Se nos habló de la vieja y la nueva política. Por lo visto la vieja política éramos los partidos que habíamos trabajado desde 1977 para que este fuese un país habitable no polarizado como desgraciadamente está ahora. Muchos votantes de Vox han sido votantes del PP y creo que volverán, cuando esta polarización vaya desapareciendo.

El PNV apoyó la moción de censura de Pedro Sánchez, que le desalojó de La Moncloa pocos días después de respaldar unos presupuestos que en teoría le garantizaban el final de la legislatura. Ahora vuelve a ser clave. ¿Cuál es el poder real que tienen los nacionalistas vascos en la política nacional?

El PNV, tres o cuatro días después de votar unos presupuestos vota una moción de censura y se hace un salto… en fin, cuanto menos curioso desde el punto de vista de los hábitos democráticos. Yo me presenté en el año 2016 y tuve 170 votos y luego había 180. Fui elegido presidente porque el PSOE se abstuvo, porque no quería la coalición Frankenstein. Luego el PSOE cambió de criterio. El PNV tuvo un papel ahí, pero el verdadero papel fue el del PSOE.

¿Por qué no dimitió cuando supo que el PNV iba a apoyar la moción de censura? Si hubiera dimitido quizás hubiera evitado lo que sucedió después.

Lo más razonable quizás hubiera sido convocar elecciones, pero no podía porque estaba presentada la moción de censura. Y dimitir no tenía ningún sentido porque no servía absolutamente para nada. Los 180 votos estaban en el mismo sitio. Y hubiera supuesto reconocer algo que fue una tremenda injusticia porque ahí se hizo una utilización de una línea de una sentencia, ¿no? No tenía ningún sentido.

¿Habló con el PNV para que rectificara?

Sí. Yo tengo una opinión, que en el País Vasco estaban el PSOE, Podemos, Bildu y luego estaba el PNV. Y el PNV no quiso aparecer ante la opinión pública como el único apoyo del Gobierno, no vaya a ser que hubiera una coalición y dejaran ellos de gobernar.

Le han criticado por haber dejado dividido en tres el centroderecha que recibió unido de Aznar.

Hice una apuesta por un partido que englobara a todos y desde 2008, durante diez años, estuvimos ganando todas las elecciones. Me fui con 137 escaños y el 33% del voto, el mismo porcentaje que tuvo Merkel cuando hizo la coalición con los socialdemócratas. Cuando yo estaba, Vox tuvo cero.

Defiende que tener la casa en orden es un requisito para lograr la confianza ciudadana. ¿Volverá pronto el orden al PP?

He visto situaciones similares a estas, créame que unas cuantas. Le aseguro que esto se resolverá, lo ideal es que se resolviera rápidamente, pero esto tenga usted la total certeza de que se va a resolver.

En la presentación de su libro logró el reencuentro entre Ayuso y Casado, ¿ha intermediado entre ambos?

No, no, no es mi papel. Invité a ambos a la presentación de mi libro y me siento muy honrado de que hayan venido.

¿Entiende usted que Ayuso quiera ser presidenta del PP de Madrid? En otras autonomías es el camino natural.

He tenido que tomar muchas decisiones en mi vida, de partido y de Gobierno, pero ahora no tengo que tomarlas. Lo único que puedo decirle es que esto se va a arreglar.

En su libro rechaza las primarias por ser un método populista, que fomenta hiperliderazgos. ¿Se arrepiente de haberlas aplicado en el PP?

Fue una decisión adoptada en otro contexto, en 2008. Mucha gente del partido estaba a favor. Yo no lo veía claro, pero yo no estoy en posesión de la verdad. El sistema anterior mediante compromisarios es absolutamente democrático y ha funcionado. Esto de las primarias vino al socaire de todas estas historias de la vieja y la nueva política. El sistema que teníamos era razonable. Y tiene un poquito de escalafón, algo que no es malo en la vida.

También comenta que cuando supo que el rey Juan Carlos se iba de España lo encontró «dolido». ¿Cree que debería regresar?

Creo que debería volver. Me parece una profunda injusticia. Una persona que trajo -porque la trajo- la democracia a España, que hizo una labor gigantesca y que fue el pilar básico de esa gran operación política que ahora algunos quieren desacreditar, que es la Transición. Es que había gente que venía del exilio y otros que venían del Gobierno de Franco. Fue una operación de la que un país tiene que sentirse orgulloso y la pilotó el rey. Y el rey fue rey durante los mejores 40 años de la historia de España.

Que el rey de España esté en Abu Dabi y que Bildu u otros partidos claramente antiespañoles estén condicionando la acción del Gobierno es muy fuerte, es muy fuerte. Y es muy difícil que la gente lo pueda entender.

¿Entiende que el rey Juan Carlos tiene que dar explicaciones, como reclaman algunos?

Hay muchos jueces amateurs en España y fiscales amateurs y yo no lo soy. España no puede tener al jefe del Estado en Abu Dabi teniendo lo que tenemos aquí. No puede.

¿Sería conveniente crear una ley de la Corona que especifique las funciones apuntadas al rey en la Constitución?

No me parece un tema esencial. No soy muy partidario. No veo en este momento materia para hacer una ley de la Corona.

El proceso para la sucesión de Juan Carlos I fue muy complejo, jurídicamente y también políticamente. ¿Qué importancia tuvo el entonces jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba?

Se resolvió porque entonces era posible llegar a consensos Y el señor Rubalcaba se portó como un español de bien. Y se hizo esa operación. Además, en un país donde todo se cuenta, nadie lo contó. Da sensación de seriedad.

En los debates parlamentarios sobre la nueva Ley de Memoria Democrática la izquierda le recrimina no haber presupuestado ni un solo euro para exhumar restos de víctimas de la Dictadura.

La Transición supuso un esfuerzo para reconciliar a los españoles y sobre todo para decir, oiga, vamos a mirar al futuro. Lo que se está haciendo ahora es una apuesta por dividir a los españoles y para estar escarbando en el pasado. Solo genera división y polarización. Nunca lo hizo el PSOE. Felipe González nunca hizo eso. Un país que es incapaz de dejar de revisar toda su historia de manera continuada es un país que tiene muy poco futuro.

En su libro critica con dureza los juicios paralelos.

Cito un caso que es paradigmático. A Francisco Camps le han dedicado más de 100 portadas y resulta que jamás en su vida ha sido condenado. Creo que la prudencia, la moderación, el equilibrio y la sensatez no solo hay que pedírsela a los jueces o a los políticos, hombre, a todos.

Sobre la corrupción escribe que «nadie puede presumir de limpieza absoluta porque nadie la puede garantizar». ¿Podría haber hecho más en contra de esa corrupción en el PP? El extesorero de su partido, Luis Bárcenas, afirma que no solo la conocía, sino que incluso usted destruyó pruebas.

Eso es absolutamente falso. Y ya no voy a entrar en esos detalles. Cada uno se defiende como quiere. ¿Que pude haber hecho más? Seguro que sí. En cualquier materia de gobierno pude haber hecho más. Nunca me he tenido por alguien que acierta siempre. Hay algunos que se lo creen, pero allá ellos. Probablemente pude haber hecho más.

El próximo 13 de diciembre tiene que comparecer en el Congreso ante la Comisión de Investigación sobre el caso Kitchen. ¿Cree que su testimonio puede ser útil? ¿A quién teme más, a los jueces o a los diputados?

Yo iré allí a responder a lo que me pregunten porque es mi obligación.

Respecto a Cataluña, detecta algunas mejoras en su situación política porque, asegura en el libro, los independentistas pueden defender sus ideas pero saben dónde están los límites. ¿Ha acabado la etapa de los desafíos a la legalidad?

El 155 sirvió sobre todo para una cosa: para que todo el mundo, incluido los que incumplieron la ley, supiera que la democracia española se puede defender aplicando la ley. Se pensarán volver a repetir las operaciones que hicieron en su momento.

¿Fue la decisión más difícil de su etapa al frente del Gobierno?

Sí, claro. Tuve otra difícil, que fue no pedir el rescate, pero esta fue la más difícil. No se había aplicado en la historia, no había jurisprudencia, no había ni siquiera doctrina. Nadie sabía exactamente qué es lo que podía hacerse y qué no. Y yo lo que intenté, y algunos por suerte me entendieron, fue ir con los máximos apoyos posibles. Podíamos hacerlo con mayoría absoluta pero, hombre, la defensa de la nación conviene que la hagan todos. Y bueno, me costó, pero al final el PSOE apoyó y creo que acertó en la aplicación del 155.

En el ámbito económico, dice que pese a la ayuda europea antes de que acabe la legislatura habrá ajustes. ¿El Gobierno está disfrazando la realidad?

El Banco Central Europeo (BCE) está comprando bonos, deuda y en una situación como ésta, donde la economía prácticamente se paralizó, es la política correcta. Ahora, a partir de ahí, no podemos vivir toda la vida así. Esto no va a durar toda la vida. Y creo que en materia económica conviene pensar en el medio y el largo plazo. A mí me gustaría que se hiciera un plan de reducción del gasto porque eso genera mucha confianza, da credibilidad. Y no lo veo.

¿Se considera un jarrón chino?

No. Yo me considero un ciudadano que lo único que pretende es ser feliz y que los que estén a mi alrededor también lo sean. No estoy para mucho más.

¿Qué siente al ver la foto del momento en que abandona el hemiciclo del Congreso, con su cartera en la mano y saludando a su grupo cuando se sabía que Pedro Sánchez ganaba la moción de censura?

Yo soy un ser humano, a pesar de ser un político, y entonces me emociono, como les sucede a todos. Aquel era un día en mi vida importante. Lo que hice fue despedirme, dejé naturalmente el escaño y me dediqué a otras cosas. Es que he estado 40 años en la vida política. Empecé muy joven y, al final, cuando te miras a ti mismo, que es lo que más me importa, pues algo hice, ¿no? Catorce años en el Gobierno, casi siete de presidente. Y fui concejal, incluso.

Fuente: EFE.

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