Robles recibirá al militar exonerado por la tragedia de Hoyo de Manzanares

La ministra de Defensa, Margarita Robles, tiene previsto recibir en su despacho al teniente José Manuel Candón, uno de los dos heridos graves por la explosión de minas en la base madrileña de Hoyo de Manzanares en 2011 y que dejó un saldo de cinco muertos. Aquel accidente fue uno de los más trágicos para las Fuerzas Armadas en territorio nacional.

La audiencia en la sede del ministerio aún no tiene fecha y se llevará a cabo una vez que el protocolo contra el coronavirus lo permita, según ha comunicado el gabinete de la ministra a este oficial de Infantería de Marina en situación de retiro desde 2013 por las heridas que sufrió y que el pasado mes de noviembre fue exonerado por la Justicia militar de aquel suceso, después de que una juez instructora intentase culparle a lo largo de 2021 de la citada explosión con dos imputaciones consecutivas que sorprendieron en círculos castrenses.

El pasado 24 de febrero, coincidiendo con el décimo aniversario de la tragedia, la comandante jurídico Patricia Moncada imputó a Candón por siete delitos contra la eficacia del servicio, de los cuales cinco fue con resultado de muerte. Básicamente, le acusó de provocar el mortal accidente. Sin embargo, el fiscal criticó el auto de la magistrada por convertir «de manera radical y sorpresiva la condición de parte del teniente Candón, quien durante, nada más y nada menos, 10 años, ha ostentado la condición de legitimación activa del proceso, en su condición de testigo/perjudicado, pasando mediante el auto que ahora se recurre a tener la condición de parte pasiva, de sometido a procedimiento penal».

En el citado recurso se hizo hincapié en que la juez se basó en «conjeturas y presunciones no apoyadas por indicios de entidad relevantes» que justificasen el procesamiento después de una década. La Abogacía del Estado también se adhirió a la tesis del fiscal. El Tribunal Militar Territorial 1º archivó inicialmente la imputación de Candón, al subrayar que el escrito de la comandante jurídico adolecía «del necesario sustento incriminatorio en cuanto a que los hechos puedan razonablemente sustentarse en los motivos apreciados por la juez, ya que no constituyen verdaderos indicios”. Además, consideraba que se había vulnerado el derecho de defensa del teniente procesado.

La sorpresa vino en junio cuando la magistrada volvió a imputar a Candón a los pocos días con los mismos argumentos jurídicos y sin aportar nuevas pruebas incriminatorias, lo que llevó a nuevas recusaciones y un segundo archivo en noviembre por parte del Tribunal Militar Territorial 1º. Ninguna de las partes personadas en esta causa lo ha recurrido en el plazo establecido, por lo que Candón estima ahora que se ha cerrado este «doloroso episodio» para él tras sobreseerse su procesamiento.

35 operaciones tras la explosión

Robles ya tuvo en mente recibir en su despacho a Candón en marzo de 2020 junto al teniente Raúl González, el otro herido que dejó este suceso durante unas maniobras con más de 50 kilos de explosivos que habían sido declarados inútiles. Sin embargo, el inicio de la primera ola del coronavirus obligó a posponer sine die la audiencia y la posterior imputación del primero en febrero de este año llevó a la ministra a ser cauta. Ahora, con el militar libre de toda culpa, la titular de Defensa dará este paso con el que se quiere reconocer el trabajo de los heridos en aquella tragedia.

Cendón ha sufrido 35 operaciones quirúrgicas fruto de las heridas que le provocaron un 79 por ciento de discapacidad visual y desde entonces, libra una larga batalla judicial en busca de «honor, lealtad, profesionalidad» y la asunción de responsabilidades por parte de las propias Fuerzas Armadas para que accidentes como el suyo no vuelvan a producirse. «No se trata de indemnizaciones millonarias, se trata simplemente de honor, lealtad, profesionalidad y, lo más importante, de asumir las responsabilidades que a cada cual correspondan», señala a THE OBJECTIVE.

El oficial de Infantería de Marina siempre ha lamentado que el «maltrato» venga desde las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa, a los que los fallecidos y los heridos consideraban su «casa» y que hasta el día de hoy solo les hayan respondido con «indiferencia, abandono y una falta de empatía más que reseñable».