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Los ocho años de Podemos y el día en que Iglesias dijo a Errejón: «Puedes salvar a 14, elige»

El partido morado afronta el momento más difícil de su historia tras haber logrado llegar hasta el Gobierno. El congreso de Vistalegre en 2017 fue para mucho el punto de inflexión

Los ocho años de Podemos y el día en que Iglesias dijo a Errejón: «Puedes salvar a 14, elige»

Podemos cumplió el pasado 17 de enero su octavo aniversario. Poco tiempo para una formación política que, sin embargo, en el caso del partido morado, ha experimentado un auge tan rápido que coincide ahora con su caída. Pablo Iglesias fundó con otros compañeros la formación (que arrancó como candidatura de unidad popular) en 2014, poco antes del ciclo electoral europeo, con la ambición de desafiar a Izquierda Unida porque los viejos dirigentes se negaban introducir a los más jóvenes en los puestos de salida electoral.

De aquel experimento «salió petróleo», tal y como revelan fuentes presentes desde aquellos días fundacionales, hasta la progresiva pérdida de glamour. Así que muchos en el partido se preguntan: ¿qué ha quedado de aquellos días, en qué momento las cosas se torcieron y cuáles fueron los momentos catárticos del partido de los indignados que, cabe recordarlo, llegó a lo más alto hasta entrar en el Consejo de Ministros?

Podemos vivió durante los primeros dos o tres años un éxtasis que todos los que participaron de aquello recuerdan con cierta melancolía. Aunque todo pareciera ayudar al grupo de jóvenes políticos, dentro de la formación en realidad persistía un conflicto de baja intensidad entre las dos corrientes que se disputaban el poder. El errejonismo para muchos de los dirigentes de Podemos consultados nació antes del pablismo: es decir, que Íñigo Errejón trabajó antes que Pablo Iglesias en buscar la manera para hacerse con el control del partido.

La sangre llegó al río poco después del tercer aniversario del partido morado, durante el congreso de Vistalegre II en febrero de 2017. Entonces Iglesias y Errejón ya oficialmente enfrentados resolvieron el conflicto en un congreso en el que el secretario general salió ganador sin paliativos. Pero para algunos que estuvieron en la primera línea del partido y con responsabilidad orgánica, después de ese congreso todo se fue torciendo.

Demostración de fuerza

La política a menudo está condicionada por el factor humano, y los que ayudaron a fundar Podemos creen que Iglesias, que ya todos sabían era muy poco abierto al debate y a menudo se regodeaba de sus victorias, hizo de la derrota de Errejón otra demostración de fuerza. Hasta ahora, por ejemplo, no ha trascendido que cuando Iglesias gana la batalla congresual aspira a demostrar su fuerza de la misma manera que hacían los emperadores de la antigua Roma: mostrando clemencia.

Así Iglesias aseguró a Errejón tener una plaza de salida en la Asamblea de Madrid (algo que ya le había propuesto en 2014, y que el número dos había rechazado tajantemente). Pero le dejó claro que ya no podía disponer de un ejército. Fuentes conocedoras de ese proceso explican que el líder morado convocó a Errejón para hablarle cara a cara. Entonces, cuando el ex número dos se sentó, Iglesias le pasó una hoja donde figuraban un centenar de nombres de miembros del partido considerados errejonistas. «Puedes salvar a catorce, elige», le espetó.

«En ese momento Errejón tenía que decidir, y lo que hizo fue recoger el papel y señalar a los que quería salvar», explican estas fuentes reprochando al dirigente falta de sacrificio y compromiso con sus afines. En ese momento, Errejón asumió el diktat de Iglesias y dejó de dar la batalla de manera abierta, hasta que, dos años después, y siempre en un mes de enero, lanzó su órdago participando con Manuela Carmena del nacimiento de Más Madrid.

En ese enero de 2019, Podemos se tambaleó. La escisión errejonista amenazó con dinamitar por dentro el partido, y acabó en otra, la enésima, purga lanzada por la dirección. Después de los errejonistas, sufrieron el alejamiento todos los barones regionales que se consideraban pablistas pero eran críticos con la decisión de Iglesias de atacar sin cuarteles a Errejón.

El futuro, entre Montero y Díaz

Podemos se desangró. Salieron del partido muchos cuadros hasta aquel momento muy valiosos. Entre los errejonistas y los expablistas, la formación quedó en manos de un reducido grupo de dirigentes, el grueso de ellos provenientes de las juventudes comunistas. El giro político de Iglesias fue asumir el papel de muleta para entrar en el Gobierno de Pedro Sánchez y trabajar de la mano de Enrique Santiago, el líder del PCE, en la fusión con Izquierda Unida. Podemos, de alguna manera, quería volver a casa, aunque el malo resultado de las autonómicas madrileñas del año pasado empujó al líder morado a alejarse de la secretaria general.

Ahora, ocho años después la fundación del partido morado, Iglesias ha vuelto a trabajar en el sector audiovisual, pero a nadie se le escapa que está cada vez más presente en la formación. Su liderazgo parece volver a cobrar fuerza, a la vez que recientemente la formación ha vuelto a empujar la figura de Irene Montero. Hace dos años hubo una operación para que Montero diera el relevo a Iglesias. Todo se paró por la polémica de la compra del chalet de Galapagar. Y ahora Iglesias ha señalado a Yolanda Díaz como sucesora. Pero la historia de Podemos no se parará aquí. O por lo menos esto afirman todos sus actuales miembros de la dirección: «Vamos a por más».

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