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Castilla y León

El PP evita criticar a Vox antes del 13-F para salvar un posible pacto postelectoral

«Meterse con Vox acaba mal», subraya un responsable popular tras las palabras conciliatorias de Isabel Díaz Ayuso

El PP evita criticar a Vox antes del 13-F para salvar un posible pacto postelectoral

El líder del PP, Pablo Casado. | PP

El Partido Popular está tratando con exquisita deportividad a Vox en la campaña electoral del 13-F con el fin de salvar un posible pacto postelectoral, según advierten fuentes populares a THE OBJECTIVE. Un escenario que nadie quería en Génova cuando se disolvieron las Cortes de Castilla y León el pasado 20 de diciembre, pero que se antoja inevitable a tenor de las últimas encuestas. «Meterse con Vox acaba mal», subraya un responsable popular a este periódico tras las palabras de Isabel Díaz Ayuso en las que defendió un pacto con este partido.

En el equipo de campaña de los populares son conscientes de que se podría hacer hincapié en la «falta de experiencia» de Vox en tareas de gestión pública. O que, a su juicio, la formación de Santiago Abascal «no tiene programa» para estos comicios autonómicos. Pero se prefiere mirar a otro lado y no entrar «en el cuerpo a cuerpo» con su rival de la derecha para centrar las críticas en el PSOE y, más concretamente, en la figura de Pedro Sánchez como hizo Isabel Díaz Ayuso para el 4-M.

«No hay que olvidar que el PP multiplica por tres el resultado de Vox» en las encuestas, subraya otro dirigente del PP para poner en valor el peso de cada partido en la futura negociación tras el 13-F. Un ratio, en todo caso, que sería similar al que Alfonso Fernández Mañueco tuvo en 2019 con el Ciudadanos de Francisco Igea. En aquellos comicios, el PP obtuvo 29 procuradores, mientras que los naranjas se quedaron en 12. La suma de ambas formaciones permitieron una ajustada mayoría absoluta con esos 41 escaños.

Precisamente, el PP se conforma ahora por ganar al PSOE en los comicios -los socialistas vencieron en 2019 con 35 procuradores que no le sirvieron para gobernar- y cumplir, aunque sea por los pelos, el vaticinio de su secretario general, Teodoro García Egea, de que los populares vencerían en cada contienda electoral que convocasen. «Lo mismo da que consigamos 30, 32 o 35 representantes si luego hay que hablar con Vox», resume un miembro de la dirección nacional a este periódico.

El PP criticaba la «inestabilidad»

Casado cargó a mediados de enero contra los efectos del multipartidismo por ser, a su juicio, un ejemplo de «inestabilidad» cuya consecuencia es que los ciudadanos dan sus «peores cifras de satisfacción». En este sentido, subrayó que el objetivo de Mañueco tras las elecciones del 13-F en Castilla y León sería «aplicar su programa sin necesidad de pactos y coaliciones», lo que descartaba a Vox de la ecuación del próximo Ejecutivo regional.

«Queremos tener las manos libres. (…) Si algo ha demostrado el multipartidismo estos últimos años es que ha dado más inestabilidad y peores cifras de satisfacción entre los ciudadanos», indicó Casado en una entrevista en Antena 3. «Cuando hay estabilidad, seriedad en las políticas, es cuando puedes aplicar tu programa de gobierno. El objetivo en Castilla y León es que Mañueco pueda aplicar su programa sin necesidad de pactos y coaliciones. Lo decimos con humildad», incidió entonces.

El líder de la oposición siempre ha puntualizado en las últimas semanas que el PP no habla de tener «mayoría abrumadora o absoluta», pero sí por tener una «mayoría suficiente» para gobernar a partir del 13-F «sin que estos pactos que acaban en mociones de censura o gobiernos rotos». Pero las encuestas van ahora por otros derroteros.

Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco. | Foto: Europa Press

Mañueco, por su parte, es consciente de que atraerá a buena parte del electorado conservador de Castilla y León, pero cada día ve más difícil replicar el efecto arrastre de las elecciones que ganó Ayuso el 4-M, sobre todo ante la falta de movilización que muestran algunos sondeos.

La última encuesta del CIS mostró que la gente dispuesta a ir a votar se lo está pensando. Si hace una semana el 63,7% de los encuestados afirmaba que votaría «con toda seguridad», este lunes ese porcentaje bajó casi dos puntos, hasta el 62,1%. Además, un 60% de las personas que participaron en el último sondeo del CIS señalaron que tenían «poco o ningún interés» en esta campaña electoral del 13-F.

Otro dato preocupante es el voto por correo, cuyo plazo para pedirlo terminó el pasado 4 de febrero y que se ha desplomado un 40% con respecto a 2019. Si hace dos años hubo 85.300 solicitudes, en esta ocasión se ha llegado apenas a las 51.000, de las cuales casi 41.000 son de forma presencial y 11.000 de manera telemática.

Estas elecciones autonómicas tienen la particularidad de que son las primeras en Castilla y León que se convocan en solitario. La operación del adelanto electoral no está exenta de riesgos ya que, al separarse de las municipales, el tirón de los alcaldes no es el mismo.

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