THE OBJECTIVE
Castilla y León

El 13-F dirime la fuerza de Casado como alternativa o la resurrección de Sánchez

Los ‘populares’ buscan otro golpe que debilite al PSOE, pero pueden cambiar las tornas. Vox es la única fuerza que tiene asegurada la victoria este domingo

El 13-F dirime la fuerza de Casado como alternativa o la resurrección de Sánchez

Pedro Sánchez y Pablo Casado. | EP / EFE

Un total de 2.094.490 castellano-leoneses están llamados a votar en las elecciones autonómicas de este 13-F. Lo podrán hacer en 4.531 mesas electorales donde habrá más de 17,5 millones de papeletas distribuidas, con un centenar de candidaturas de partidos en las nueve provincias. Además, habrá rutas de transporte por 1.359 localidades de pequeño tamaño y pedanías para que la gente de la España despoblada pueda ejercer su derecho al voto. En clave política, los comicios autonómicos dirimirán si el PP de Pablo Casado fortalece su posición de alternativa al Ejecutivo central o si, por el contrario, el PSOE de Pedro Sánchez resurge tras la humillante derrota ante Isabel Díaz Ayuso el 4-M del año pasado.

El PP había planteado estos comicios en Castilla y León como una forma de apuntalar el crecimiento de Casado en las encuestas de ámbito nacional con un golpe que debilite a Sánchez de cara a las elecciones en Andalucía de este año, que podrían caer en mayo o junio, y el ciclo electoral de autonómicas y municipales que servirán de antesala para las generales de finales de 2023. Sin embargo, el plan ideado por Génova se puede torcer.

Los populares llevan 35 años de gobiernos ininterrumpidos en esta comunidad autónoma desde que un joven José María Aznar se hizo con la Junta de Castilla y León en 1987 sin que los sondeos le diesen favorito. El actual presidente, Alfonso Fernández Mañueco, perdió los comicios de 2019 ante el socialista Luis Tudanca en un aviso de lo que puede suceder este domingo, pero la suma de representantes con el naranja Francisco Igea le permitió llegar justo a la barrera de la mayoría absoluta de los 41 procuradores. Tras la moción de censura de marzo del año pasado, PP y Ciudadanos se quedaron en minoría parlamentaria por la fuga de una representante naranja al grupo de los no adscritos, así que la legislatura se tambaleaba.

El gobierno de coalición solo duró dos años y medio. Mañueco adelantó las elecciones el 20 de diciembre cuando se encontraba al borde de esa cifra, pero desde entonces su candidatura ha ido perdiendo fuelle, sobre todo en los 15 días de campaña electoral, y en Génova ya solo se conforman con quedar por delante del PSOE dentro de la horquilla de los 30-35 diputados.

La mayoría de los sondeos indican que tendrá que cambiar de socio y echarse en brazos de Vox, capitaneado por el abogado Jesús García-Gallardo, que aspira a superar la barrera de los diez procuradores. Ante el riesgo de sorpasso de la izquierda y las fuerzas localistas, Casado avisó en el cierre de la campaña: «O el PP o el caos».

Las aspiraciones de Vox

Vox lo ha repetido durante toda la campaña: si el PP quiere volver a gobernar tendrá que incluirles en la ecuación. Los dirigentes no ocultan su aspiración, que pasa por convertirse en socios de Mañueco. Ocupar el lugar que en esta legislatura ha correspondido a Ciudadanos, aunque a ciertos barones populares no les conmueva la idea. Creen que lastraría sus opciones en futuras convocatorias electorales.

La solución dependerá del resultado del domingo. Mañueco sabe que Santiago Abascal no votará en su contra en la investidura, pero si la izquierda suma más escaños, se convertirá en un socio indispensable. La formación verde sigue empeñada en hacer «historia». Para eso ha cargado ríos de tinta contra PP y PSOE, a quienes acusa de abandonar la región. Pero a Vox le ha salido un duro competidor en su idea de conferirse en alternativa: España Vaciada.

Mitin de Vox durante la campaña electoral del 13-F.

Lejos de preocuparse, Abascal y los suyos han pasado al ataque, asegurando que cuando toque conformar gobierno, ellos llevarán la voz de la plataforma a las negociaciones. «No solo acudiremos con nuestro programa, también llevaremos las reivindicaciones legítimas de las tierras olvidadas de Castilla y León», insistió el líder de la formación verde en el cierre de campaña. Pidió el voto para Vox porque «nosotros vamos a ser decisivos, otros no lo van a ser».

Vox es la única formación que tiene asegurada la victoria el domingo. Y eso, a pesar de que la movilización durante la campaña ha sido menor, en cuanto a afluencia, que en las pasadas generales. En estos momentos cuenta con un único procurador en las Cortes. Las encuestas reflejan un gran aumento. La horquilla fluctúa entre los ocho y los 13 escaños. Dependerá de la participación. Si es baja, el premio será mayor debido a la mayor ideologización de sus votantes.

Quizás porque el cierre de campaña se produjo ante una iglesia, la de San Pablo, Abascal no quiso lanzar campanas al vuelo. El líder de Vox concluyó repitiendo eso que lleva diciendo semanas: «Nosotros hemos venido a sembrar, no a prometer lo imposible. No todo lo que se ha estropeado se puede arreglar». García-Gallardo se limitó a ser su telonero y alertar a sus votantes de lo perverso que puede ser confiarse el domingo.

La encrucijada de Podemos

Podemos, por su parte, tiene en Castilla y León otra encrucijada electoral que puede decantar su futuro. La volatilidad de los sondeos y la dificultad en vaticinar el resultado de las listas provinciales ha dificultado a la cúpula morada saber lo que puede ocurrir el próximo 13-F. Las fuentes consultadas sostienen que el partido se mueve en un horquilla de entre uno y tres representantes autonómicos. Actualmente tiene a dos, pero la posibilidad de caer a un solo representante o incluso quedarse extraparlamentario se traduciría inevitablemente en un notable fracaso.

Todas las primeras espadas se han volcado en la campaña electoral, incluyendo a Pablo Iglesias. Aunque ha destacado la casi ausencia de Yolanda Díaz, quien pactó con Enrique Santiago una presencia «simbólica» en un su suelo pueblo el pasado jueves, como desveló THE OBJECTIVE.

Iglesias filtró en teoría por error su «optimismo» ante las encuestas del CIS, que hablaban incluso de hasta cinco diputados para los morados. Pero los comentarios que llegan del partido abogan por la cautela, aunque esperan confirmar el escaño por Valladolid y al menos otro entre Burgos y León. 

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