Podemos implosiona por la incapacidad de influir sobre Sánchez: «No pintamos nada»
Cuadros y bases del partido reaccionan con rabia a lo que consideran una maniobra de mercadotecnia política sin futuro. En el Congreso se escenifica la ruptura con Yolanda Díaz
La crisis en Ucrania añade otro golpe duro a la organización de Podemos. Después del batacazo electoral de Castilla y León y cuando todo apuntaba a que se podía abrir lo que algunos dirigentes llaman un periodo de «reflexión», todo ha saltado por los aires por una cuestión de política internacional. Y lo ha hecho en menos de una semana.
Desde el pasado lunes y el miércoles Podemos escenificó sus diferencias internas sobre el envió de las armas a Ucrania, pero acabó experimentando su «impotencia» ante los bandazos de Pedro Sánchez. La situación genera profundas heridas internas: dentro y fuera del Congreso e incluso entre cuadros y dirigentes locales. La pregunta que empieza a circular en el partido es: ¿hasta cuándo hay que aguantar esta sumisión?
Cuadros y dirigentes regionales, además de muchas bases y hasta diputados, creen que la dirección de la formación no tiene capacidad real de influir sobre Pedro Sánchez ya en ningún asunto troncal de la «política de Estado». Esta «impotencia» genera frustración y lejanía, admiten en conversación con THE OBJECTIVE. «No pintamos nada», se lamenta un dirigente, mientras que la cúpula se defiende en que «lo valiente» es hoy insistir en la vía diplomática, aunque admiten la dificultad de explicar esta línea en el momento actual y ante el debate en los medios.
Podemos está al rojo vivo. La dirección morada, liderada por Ione Belarra e Irene Montero, intentó a lo largo del pasado fin de semana mantener una posición que pudiera aglutinar a todas sus sensibilidades. Se concluyó que Podemos apostaría por una política de pacificación impulsada por la ONU, además de aceptar las sanciones a Rusia. Pero se rechazó enviar armas al gobierno de Zelensky, consciente de que en muchos ambientes del partido ha cuajado la tesis de que el Ejecutivo ucraniano es responsable de la escalada.
Poner «condiciones» a Sánchez
El problema es que Podemos no entendió que esta vez el protagonismo sería más europeo que atlántico. La dirección se siente entre dos aguas. Por un lado los que piden responsabilidad, y entre ellos se encuentran incluso figuras que durante años han inspirado la política de Pablo Iglesias. Con ellos están la vicepresidenta Yolanda Díaz y el sector catalano del partido. Y por el otro los que creen que Podemos se tiene que desmarcar del PSOE. La cuestión es hasta qué punto presionar.
La sensación que se difunde entre muchos cuadros del partido es que al fin y al cabo la cúpula bajará la cabeza. Esto significará que pesará más el interés personal de los dirigentes de permanecer en el cargo. Y que todo se reduce a mercadotecnia política, tal y como adelantó este diario.
El lunes, la dirección aseguró a los suyos, y posiblemente se lo comunicó a Sánchez, que no aceptaría pactos unilaterales al estilo Bush-Aznar. Esta es la única y verdadera línea roja, como desveló este diario. Pero muchos en el partido morado consideran que esto no es suficiente. Y que después de las declaraciones del pasado lunes y lo ocurrido el miércoles en el Congreso hace falta imponer «condiciones» a Sánchez.
Belarra y Montero presionan para que sea Yolanda Díaz quien intervenga. Pero la situación interna es de ruptura. Díaz se desmarcó el miércoles de Podemos en el Congreso. Reiteró públicamente que en la política exterior el único que decide y habla es Sánchez. El hecho de que Díaz ni siquiera se plantee poner «condiciones» a Sánchez para el apoyo de los morados frustra enormemente a Unidas Podemos.
«El Gobierno más servil a EEUU»
«Está Unidas Podemos en el Gobierno y no se ha visto un gobierno más servil a la UE, Estados Unidos y la OTAN que este», reprocha una fuente destacada del partido. El problema, admiten desde las entrañas en la formación, es que la cúpula morada detecta «impotencia», y «esto les duele».
La oposición insiste en que Sánchez es rehén de los morados. Pero la verdad es que en Podemos tiene toda otra lectura: el presidente hace lo que quiere, no escucha a nadie, y en el Consejo de Ministros los responsables morados tienen un peso casi nulo. Sánchez hace y deshace sin que su socio a veces tenga ni siquiera tenga toda la información al respecto. «La realidad es que en la dirección de Estado el partido no pinta nada», zanjan varias fuentes de Podemos, que empiezan a preguntarse sobre el por qué de la permanencia del partido en el Ejecutivo.
En la situación, varios cuadros de Podemos se preguntan: ¿hasta cuándo hay que aguantar? Montero y Belarra se negaron a aplaudir al presidente del Gobierno durante su discurso del miércoles. Díaz sí lo hizo. En los pasillos del hemiciclo Belarra explicó y difundió en las redes su punto de vista: «La apuesta por las vías diplomáticas tiene que ser real y traducirse en hechos concretos. Contribuir a la escalada bélica puede llevarnos a un escenario impredecible y muy peligroso. La guerra nunca es el camino», dijo.
Los morados transmitieron su decepción. Después llegó el turno de Pablo Echenique, quien sin embargo se limitó a afirmar que «el envío de armas es un error». No fue a más. Evitó dar ese puñetazo sobre la mesa, con la consecuente amenaza de romper el Ejecutivo, que algunos militantes del partido piden. Y la sacudida interna no se limita a Podemos. También en Izquierda Unida hay sectores que piden más contundencia. Entre ellos, la federación madrileña. Pero la sensación es que todo se quedará en mucho ruido y pocas nueces.
La reflexión sobre el interés personal de los dirigentes de Podemos y la debilidad de su posición política va cuajando cada día más en el partido. Y con ella la decepción de muchos votantes. El problema es que los morados saben que su situación demoscópica es preocupante (bascula entre el 10% y el 11%): «Eso es para provocar una crisis, pero no se la pueden permitir», comentan desde IU. Y en esta frustración sale ganadora Yolanda Díaz, quien apostó por el silencio táctico y en el enfrentamiento eligió al PSOE: «Lo de Yolanda es sumisión absoluta a Sánchez, pero en Podemos no quedan cuadros ni energía para girar el rumbo», lamenta un ex alto cargo del partido morado.