Sánchez quiso llevar a los niños ucranianos a un hospital militar para que Ayuso no sacase rédito
El Ministerio de Defensa ordenó al Gómez Ulla que habilitase camas para los menores, pero la Sanidad militar no cuenta con una unidad de pediatría oncológica
El Gobierno de Pedro Sánchez quiso llevar a los 25 niños ucranianos con cáncer al hospital militar Gómez Ulla para así capitalizar este gesto humanitario ante la opinión pública y los aliados, pero tuvo que dejar la asistencia sanitaria al Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso ante la falta de una unidad de pediatría oncológica en el recinto hospitalario que dirige el Ministerio de Defensa, según desvelan fuentes militares a THE OBJECTIVE.
El departamento de Margarita Robles quiso controlar todo el proceso de traslado desde Polonia y el posterior ingreso de los niños ucranianos y sus familiares, quienes llegaron este viernes a la base aérea de Torrejón (Madrid) en un avión A400 del Ejército del Aire. El máximo responsable de la Inspección General de la Sanidad Militar (IGESAN), el general de división y farmacéutico Juan José Sánchez Ramos, impartió órdenes al Gómez Ulla en este sentido para que se habilitasen camas para los menores.
Sin embargo, poco después se advirtió a la IGESAN de que el principal hospital militar no tenía una unidad especializada en el tratamiento de cáncer en niños, por lo que Defensa tuvo que recurrir a la red hospitalaria del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), dependiente del gobierno autonómico de Ayuso.
El Ejecutivo central habría podido sacar rédito de esta atención humanitaria a los niños ucranianos si el Gómez Ulla hubiese sido el destino final del viaje. Las citadas fuentes sugieren que tanto Sánchez como Robles «se habrían apresurado a hacerse la foto» con los menores en el hospital militar de haberse cumplido su plan inicial.
Ahora lo tendrán más complicado, pues deberán coordinarse con la Consejería de Sanidad que dirige Enrique Ruiz Escudero y «compartir foco» con el Ejecutivo madrileño si les visitan en los cuatro hospitales del SERMAS que tienen servicios de oncología pediátrica: La Paz, Gregorio Marañón, 12 de Octubre y Niño Jesús.
Tras el aterrizaje del A400 del Ejército del Aire en Torrejón, los equipos del SUMMA 112 se encargaron de prestar las primeras atenciones. Posteriormente, realizaron el traslado de estos pacientes a los citados hospitales. En función de los historiales médicos que traen algunas familias, teniendo en cuenta que no todos disponen de ello, así como de las situaciones particulares de cada niño, los profesionales sanitarios valorarán la necesidad de su ingreso directamente en uno de los cuatro centros o del inicio de consultas y la realización de pruebas para los próximos días, según explicó el departamento de Escudero en un comunicado.
Malestar en el Gobierno de Ayuso
El Gobierno de Ayuso precisó que este traslado de niños ucranianos con cáncer que han salido del país en guerra es una «iniciativa conjunta» liderada por el doctor Wojciech Mlynarski, jefe del departamento de Pediatría, Oncología y Hematología del Hospital Universitario de Lodz (Polonia) junto con la organización internacional St. Jude Global, la Sociedad Española de
Hematología y Oncología Pediátricas, y el SERMAS.
Esta puntualización por parte de la Comunidad de Madrid se produjo tras el polémico tuit de Sánchez el jueves en el que anunciaba el vuelo del Ejército del Aire y atribuía la atención hospitalaria en exclusiva a la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas, una sociedad científica sin hospitales ni recursos sanitarios, según Vozpópuli. Tanto el Ejecutivo de Ayuso como el PP madrileño salieron en tromba contra el presidente del Gobierno.
El viceconsejero madrileño de Sanidad, Antonio Zapatero, replicó a Sánchez que serían los profesionales y los hospitales del SERMAS los que harían este trabajo. «Estarán encantados de hacerlo, a pesar de que no hemos tenido ninguna comunicación oficial del Gobierno de España», se quejó. Mientras, el portavoz del PP en la Asamblea regional, Alfonso Serrano, acusó al presidente de querer ponerse una «inmoral medalla» con la llegada de los niños ucranianos.