Joana Bonet : «Carme Chacón vivió contra la adversidad y nunca fue de víctima»
‘Chacón. La mujer que pudo gobernar’ nos cuenta la vida de la catalana que humanizó la política y rompió un trozo del techo de cristal que aún somete a las mujeres
La periodista Joana Bonet dice que su buena amiga Carme Chacón vivió siempre como si no tuviera el corazón al revés. «Estaba hecha de esa pasta que sella el coraje con sentimiento y la disciplina con entusiasmo», escribió en una ocasión sobre Chacón, que el 9 de abril de 2017, a los 46 años, fue encontrada sin vida en su piso de la madrileña calle Viriato, tras el aviso de un familiar que no conseguía contactar con ella desde la noche anterior.
La catalana, quien falleció debido a la cardiopatía congénita que sufría, se negó a vivir como una enferma (a menudo comentaba que ella tenía un corazón imperfecto que funcionaba perfectamente). Aun así, no lo tuvo fácil. Luchó, y mucho. Lo sabe bien Bonet, quien la conoció hace dos décadas y dedicó varios años a investigar la vida de una mujer con la que compartiría viajes y mantendría largas conversaciones en distintos lugares, y también realizó más de treinta entrevistas a personas del entorno de Chacón, con la lista que ella misma le había facilitado la primera vez que cenaron en el Ministerio de Defensa.
Aun así, aquel proyecto de libro biográfico se paralizó durante un tiempo. «No era el momento, me dijeron. Se consideraba un riesgo más que una ventaja. Algunos elefantes del partido la observaban con lupa, extendiendo rumores maledicentes, buscando choques, desautorizándola. Entonces yo aún no tenía clara cuál podía ser la columna vertebral del personaje, excepto, eso sí, la naturaleza de su combate, su intrepidez, su naturalidad para asumir retos», asegura ahora Bonet en Chacón. La mujer que pudo gobernar (Editorial Península).
La biografía repasa la trayectoria vital y profesional de la mujer que más cerca estuvo de liderar al PSOE. Bonet cuenta en el libro que trece médicos asistieron al nacimiento de la catalana, a quien ni siquiera le pusieron nombre los primeros días. «Su familia la educó para ser autónoma, independiente y fuerte», comenta la periodista a THE OBJECTIVE. «Los primeros años los pasa en Almería, donde el clima seco le cura el asma, y a la vez la familia paterna le inculca un sentido gozoso de la vida. A los catorce años inicia lecturas políticas con su abuelo, el anarquista Paco Piqueras, e incluso acompaña a los abuelos a visitar a los amigos exiliados en Francia. Conoce de cerca la historia de represión y cárcel del abuelo, pero también el asesinato de su bisabuelo [un paseado de Burgos, asesinado en agosto de 1936 en Nava de Roa]. Cuando muere Franco, la suya es una de las casas donde se brinda con champán y donde se celebrará la llegada de la democracia. La lucha por la vida de su familia determina su vocación política y profesional».
«La lucha por la vida de su familia determina su vocación política y profesional»
Joana Bonet
Símbolo de una generación que creció en libertad y creyó en la educación como ascensor social, Chacón tenía interiorizada la idea del bien común y creía firmemente en el poder de la política para transformar el mundo. Tras especializarse en Derecho Constitucional, fue teniente de alcalde del Ayuntamiento de Esplugues. Luego, se erigió como uno de los iconos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, quien la incluyó en su ejecutiva en 2000 como secretaria de Educación, Universidad, Cultura e Investigación y, con la victoria electoral del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las generales de 2004, la nombró vicepresidenta del Congreso.
Carme Chacón reclamó a menudo una política a pie de calle. «Tenemos que ser coherentes y, si decimos izquierda, hacemos izquierda», solía decir. De la mano de Zapatero, Chacón rompió una esquina de ese techo de cristal que todavía somete a las mujeres al convertirse, en 2008, en la primera ministra de Defensa de Europa. Bonet señala en su libro que Chacón modernizó las Fuerzas Armadas y que, como personaje público, «tuvo un relato afinado y ejemplar en política. Dejó asombrado a medio mundo cuando empezó a pasar revista al Ejército español con su barriga de siete meses de embarazo, que, lejos de disimular, realzó con su indumentaria».
Estando ya muy bien posicionada dentro del PSOE, Chacón aceptó optar al liderazgo de los socialistas. Su biógrafa cuenta que, en aquel momento, «parte del aparato seguía aupándola, sí, pero en el escenario de las guerras intestinas del socialismo para suceder a Rodríguez Zapatero su protagonismo empezaba a inquietar. El Grupo Prisa, donde ejercía de consejero editorial Felipe González, el mismo hombre que firmaba con ella tribunas en El País defendiendo la España de naciones, la acusaba de ser la tapadera perfecta para las intrigas y negocios de su entonces marido, Miguel Barroso, a quien definían como el artífice de un clan mediático. Barroso interpuso una querella. La ganó».
«Tuvo un relato afinado y ejemplar en política. Dejó asombrado a medio mundo cuando empezó a pasar revista al Ejército español con su barriga de siete meses de embarazo, que, lejos de disimular, realzó con su indumentaria»
Joana Bonet
En febrero de 2012, Chacón se quedó a las puertas de la secretaría general del PSOE (perdió por 22 votos frente a Rubalcaba). Según Bonet, la política socialista «no ocultaba la difícil presión que había tenido que soportar, la que zarandea a muchas mujeres en posiciones de poder, sometidas a una mirada hostil, a tener que gestionar la llamada tensión sexual y resignarse ante las especulaciones malintencionadas sobre la vida privada».
Al final, la catalana tomó la decisión de apartarse voluntariamente de la primera línea de la política. En 2013, después de renunciar a su escaño de diputada, hizo las maletas y se marchó una temporada a Estados Unidos, donde trabajó como profesora del Miami Dade College y colaboró con equipos de Barack Obama. «Le plantaba cara al machismo, pero a la vez fue una mujer (como tantas otras) ‘quitanieves’, de las que allanaron el camino a las que llegaron después. Cuando la nombraron Ministra de Defensa algunos militares dijeron que aquello era un desprecio para el Ejército. Pero luego, cuando llegaron De Cospedal y después Margarita Robles, ellas ya no fueron cuestionadas por el hecho de ser mujeres».
«Le plantaba cara al machismo, pero a la vez fue una mujer (como tantas otras) ‘quitanieves’, de las que allanaron el camino a las que llegaron después»
Joana Bonet
Chacón. La mujer que pudo gobernar, que intenta acercar al gran público la figura de la exministra socialista, traza el retrato íntimo de una mujer detallista y cálida. «Nunca fue una descastada», comenta su biógrafa. «Su abuela había sido portera, y ella se dirigía por el nombre de pila a las señoras de la limpieza, conductores y guardaespaldas. Trataba igual a los poderosos que a las viudas y madres de los militares fallecidos en misiones internacionales. Tenía una gran comprensión sobre el dolor ajeno. Carme vivió con plenitud. Y cuando fracasó, supo perder y lo que es más importante: gestionar la derrota, fuera política o amorosa», apunta Bonet sobre alguien que, a pesar de los desalientos, nunca se recreó en el peso de la traición. De hecho, Chacón aceptó volver al ruedo político de la mano de Pedro Sánchez, quien la incluyó en su ejecutiva como secretaria de Relaciones Internacionales.
Pero la catalana no participaba de la religión dominante en la escena política: el cinismo. No en vano, tanto las conspiraciones como las mentiras y los golpes bajos contribuyeron a que acabara abandonando la política (en el momento de su muerte, Chacón llevaba unos meses ejerciendo la abogacía en el bufete Ramón y Cajal Abogados). Lo que nunca abandonó fueron las ganas de disfrutar de la vida y de su hijo, por quien sentía devoción. Ni tampoco las de enamorarse. Por eso mismo, tras divorciarse en 2016 de su marido, Chacón inició una relación sentimental con el hoy ya exministro de Justicia Juan Carlos Campo. «Nunca vivió con miedo, todo lo contrario», apunta Bonet. «En su mirada habitaba una melancolía de futuro, una mirada emocionada, casi de niña, tan propia de su enamoramiento con la vida. Vivió contra la adversidad, te hacía olvidar su cardiopatía y nunca fue de víctima. No preguntó a su médico cuándo se moriría pero, en cambio, se fue a la India, a Kalighat, el hogar de los desamparados, y asistió en sus últimas horas a enfermos terminales».
En una conversación a tumba abierta con Bonet, Chacón llegaría a contarle a su amiga que, tiempo atrás, había sufrido un intento de agresión sexual a manos de un pariente que supo ocultar su sombra (y que fue acusado años más tarde de abusar de la hija adoptada de su propia hermana), y que acudir a terapia la ayudó a superarlo. «Como tantas mujeres», explica la periodista, «Carme tuvo que soportar intentos de acoso y de violación por el solo hecho de ser mujer, y llevar ese peso en la mochila a lo largo de su vida. Siempre se solidarizó con las mujeres que sufrieron acoso, en especial con Nevenka Fernández. Cuando me lo contó, en una cena en el Ministerio de Defensa, lo hizo en voz baja, casi susurrando, aunque estábamos solas».
«La humanización de la política empapaba cada una de sus acciones y todo su pensamiento»
Joana Bonet
«La humanización de la política empapaba cada una de sus acciones y todo su pensamiento», responde Bonet cuando se le pregunta por el mayor legado de Chacón. «Sus convicciones estaban impregnadas de la idea de construir un paradigma de sensibilidad como forma de entender la sociedad. Chacón es un símbolo poderoso de la nueva política. Cuando falleció, el New York Times le dedicó una necrológica, algo que no suele hacer con políticos españoles. Simone Weil decía: ‘La igualdad es una necesidad vital del alma humana. El respeto no tiene grados’. Y Carme hizo suya esta máxima. Los militares demócratas la apodaron, como título póstumo, ‘capitana de la democracia’».