El PP apela a la unidad con Feijóo mientras dispensa una fría despedida a Casado
Los barones autonómicos y los expresidentes del Gobierno cierran filas con el nuevo líder de los ‘populares’, quien promete acabar con la división
El Partido Popular se ha puesto en manos de Alberto Núñez Feijóo en su primer día del congreso extraordinario de Sevilla con un cierre de filas con el presidente de la Xunta para dejar atrás la crisis interna de febrero y las «cosas malas», en palabras de Mariano Rajoy, que llevaron a la caída en desgracia de Pablo Casado, al que se dispensó una fría despedida en el Pabellón de Congresos de la capital andaluza en su último día como líder de la formación conservadora.
En el día de la coronación de Feijóo, la mayoría de los barones autonómicos apenas han mencionado a Casado, del que solamente se acordaron el dirigente de Ceuta, Juan Vivas, y su homólogo de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Muy sintomática fue la pulla de la madrileña Isabel Díaz Ayuso, quien lamentó estar en Sevilla «para dar respuesta a una crisis que nunca debió existir».
José María Aznar ha recordado que Casado dio en 2018 «el paso cuando tuvo que darlo» y desde entonces ha tenido que confrontar con el Gobierno «más sectario y radical». Tras la crisis interna de febrero, el expresidente ha pedido a Feijóo «dejar atrás los errores, pero no a las personas», en una clara alusión al presidente saliente. Pero a renglón seguido le ha dado a este último las gracias como si de un funeral se tratase: «Donde quiera que esté, gracias Pablo por tu esfuerzo».
Casado se encontraba en ese momento fuera del plenario ya que únicamente ha accedido a él tras el discurso de Aznar. Es decir, cuando quedaba una hora y media para el cierre de la primera maratoniana jornada de cónclave. Rajoy ha destacado de él que presidió el PP «en momentos de extrema debilidad» tras sufrir él mismo la primera moción de censura en democracia. Y en otro momento, ha recomendado a Feijóo «repetir lo bueno y corregir lo malo que se haya podido cometer». Un pequeño coscorrón para su sucesor en la séptima planta de Génova.
Los aplausos para Casado fueron los más tibios entre los presentes y al presidente saliente se le vio sin el brillo de la oratoria que exhibía antaño. En su discurso de despedida, ha admitido que en febrero tuvo «un sentimiento de injusticia» por lo que le pasó, pero ha querido dejar atrás ese sentimiento. «Cualquier cicatriz es la huella del esfuerzo», ha zanjado sobre aquellos momentos.
A Feijóo le ha prometido «discreción» y le ha agradecido que haya mantenido a personas de su equipo, en referencia a Cuca Gamarra, para a continuación anunciar que dejará su escaño en el Congreso y que no tendrá responsabilidades orgánicas en el nuevo PP pese a que el presidente de la Xunta le intentó convencer de lo contrario. «Me voy pero volveré para todo lo que necesitéis», ha dicho en su parte más emotivo del discurso. Su futuro está en la empresa privada y, muy posiblemente, en el extranjero.
Los consejos de Aznar y Rajoy a Feijóo
Tanto José María Aznar como Mariano Rajoy insistieron a Feijóo en la necesidad de agrupar al centro-derecha en torno al PP. El primero apeló a la «generosidad, ambición y responsabilidad» en la nueva etapa de los ‘populares’ como se hizo en los noventa y recordó que en sus primeros años en Génova se logró reunir «a muchos para que juntos fuésemos más de lo que éramos».
Por ello, apeló al PP a ser «la casa común del centro derecha democrático, constitucional y europeo», unos parámetros con los que ha mostrado las diferencias con Vox. «No éramos y ni somos un partido oportunista. No jugamos a ser minoría cómoda y comprometida. Éramos y somos un partido de mayorías. Por esa ambición, no aceptamos superioridades morales de nadie. Insisto, de nadie», ha insistido.
Aznar ha recordado que los ‘populares’ rompieron «techos electorales que parecían infranqueables» y el tabú de que el centro-derecha no podría llegar al poder. «Rompimos un mito, el de la izquierda imbatible. (…) Ahora no podemos fallar y estoy seguro que no vamos a fallar. La generosidad cierra heridas», ha recomendado.
Rajoy, por su parte, ha reclamado que el PP sea «el punto de encuentro para la mayoría de la sociedad española» tras iniciar su discurso de manera desenfadada, asegurando que iba a realizar algunos comentarios por que «nunca hay que desaprovechar las oportunidades». En este sentido, ha destacado la necesidad de tener un partido «unido» porque, cuando no lo está, siempre pierden.
Feijóo ha proclamado este viernes que da el salto a la política nacional con el objetivo de «ganar y gobernar» y para ello, ha prometido «no dar un balón por perdido» para conseguir este reto, pero también ha puesto deberes a los suyos: quiere, de forma «innegociable», un partido «vivo y unido» que permita «mayorías contundentes», incluso las absolutas.
«Como las que hay en Galicia, pero no solo. Reivindico el PP de las mayorías absolutas de Rajoy Aznar. Ese es nuestro compromiso y reivindicación, y daré todo para que lo vuelva a conseguir», ha sentenciado en la parte más aplaudida de su intervención ante los 3.000 compromisarios.
«Yo he venido aquí para ganar y gobernar. Si no, no hubiera venido. Lo vamos a intentar hasta el último aliento. En ello vamos a trabajar todos los días», ha proclamado Feijóo, antes de asegurar, entre aplausos del auditorio, que su compromiso «no tiene fecha de caducidad».
Además, ha anunciado los primeros nombramientos del Comité de Dirección.A los ya conocidos de Cuca Gamarra como secretaria general y de Elías Bendodo como coordinador general, se ha unido el extremeño José Antonio Monago como presidente del Comité de Derechos y Garantías, y el alcalde de La Coruña, Diego Calvo, como presidente del Comité Electoral.
En un debate previo con los presidentes autonómicos del PP, Feijóo insistió en la relevancia de «tener un discurso único para toda España», una característica que es «marchamo exclusivo» de su formación y que sirve para mostrar que el PP representa «un modelo de gestión sólido, serio y perfectamente reconocido» en España. Un modelo que identificó con su gestión en Galicia y que resumió en bajar impuestos, mejorar servicios públicos y aumentar la inversión.
Aplaudido por los suyos y con la voz entrecortada, Feijóo aprovechó su intervención para recordar que se despide de ser el presidente del PP en su tierra y que cede el título de «decano de los presidentes autonómicos populares», que recogió del castellano-leonés Juan Vicente Herrera y que deja ahora en manos de Juanma Moreno. «Espero que estés a su altura», le dijo al presidente de la Junta de Andalucía.
El informe de gestión de Gamarra
A Cuca Gamarra le tocó presentar el informe de gestión del Comité Ejecutivo y la Junta Nacional. Un texto que tendría que haber leído Teodoro García Egea si no hubiera dimitido como secretario general. A su sucesora se la notó incómoda en ese papel de relatora de los resultados desde 2018, sobre todo cuando el partido acaba de salir de su peor crisis interna desde la refundación en 1990.
«Un gran estadista decía que solo en la adversidad el hombre se conoce a sí mismo», dijo Gamarra refiriéndose al francés Charles de Gaulle. «Lo mismo podemos decir de las organizaciones. Con la ilusión, el trabajo en equipo y la lealtad que todos habéis demostrado, hemos logrado, juntos, superar una de las mayores dificultades a las que se ha enfrentado nuestra organización y llegar aquí con ella cerrada en menos de un mes», dijo a los 3.000 compromisarios.
Una crisis, subrayó la ‘número dos’ del PP, «de la que hemos sabido salir rápido, unidos y con una altura de miras ejemplar. Y esto también es el balance de nuestra gestión». En este sentido, quiso dejar claro que los ‘populares’ están «con el rumbo fijo y la mirada al frente, sabiendo que sólo el Partido Popular es capaz de llevar a nuestro país al lugar que merece».
Sobre los pactos con otras formaciones, recordó que hubo un total de diez tras las elecciones de 2019 y la undécima, la más polémica, ha sido con Vox en Castilla y León, con el fin de garantizar «la gobernabilidad y la estabilidad» con Alfonso Fernandez Mañueco al frente de un Ejecutivo de coalición que arrancará en unos días y con el que se ha evitado, según enfatizó Gamarra, «una repetición electoral».