El Gobierno desoye la petición de los sindicatos de cerrar el Cervantes de Moscú por la guerra

Los sindicatos UGT, CCOO, CGT y CSIF pidieron a principios de marzo al Gobierno de Pedro Sánchez que cierre la sede del Instituto Cervantes de Moscú por la invasión de Ucrania y cuando se encuentra sin actividades culturales en agenda, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha atendido por el momento dicha petición, según correos internos de la institución cultural que dirige Luis García Montero a los que ha tenido acceso en exclusiva THE OBJECTIVE.

El 2 de marzo, una semana después de que estallasen las hostilidades, los cuatro sindicatos remitieron a García Montero un correo conjunto en el que se posicionaron a favor de cerrar el Cervantes de la capital rusa, donde en la actualidad hay 680 matrículas abiertas para alumnos rusos. Cada uno de ellos paga una media de 2.000 rublos mensuales (unos 25 euros) por las clases en castellano.

«Ante los acontecimientos en el Este de Europa, que están afectando directamente a los compañeros de nuestro centro de Moscú, queremos interesarnos, en nombre de la plantilla de la sede central y de todos los trabajadores del exterior, por el estado de las medidas que se van a poner en marcha para su seguridad y tranquilidad», inquieren de inicio los sindicatos al director del Cervantes.

La misiva se produjo después de que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, pidiese a los españoles residentes en Rusia que abandonasen el país. «Por lo que nos cuentan los compañeros en Moscú, no han recibido información sobre cómo debe actuar, lo que los tiene ciertamente inquietos», advierten los sindicatos.

Tras ello, reclaman que se designe a un «responsable único de información y gestión de la crisis» a la que los trabajadores puedan «dirigir todas sus preguntas y recibir auxilio» con las gestiones que deban realizar para que su seguridad esté garantizada.

«Animamos a que, si fuese necesario, se cierre el centro de Moscú. Asimismo, solicitamos que se organice la salida del país de todos los trabajadores y sus familias que así lo pidan», subrayan UGT, CCOO, CGT y CSIF. En la actualidad, nueve de los diez profesores del Cervantes de Moscú ya están en España y el que se ha quedado en la capital rusa lo ha hecho por razones personales.

Una vez «garantizada la seguridad» y la evacuación del personal, los sindicatos hacen hincapié al director del Cervantes que sería «importante» tomar medidas para «facilitar el desempeño de su trabajo a distancia hasta que la situación vuelva a normalizarse en el centro».

La respuesta del director del Cervantes

García Montero respondió al día siguiente por escrito (leer abajo). En un correo electrónico mostró su «preocupación» por la situación creada en Moscú y les anunció a los sindicatos que la dirección del Cervantes está «en contacto permanente» con el director del centro en Moscú, Juan Carlos Vidal, así como con la embajada española que dirige Marcos Gómez y con el departamento de Albares.

«Para la posible repatriación y su proceso, debemos esperar indicaciones de Exteriores. En la actualidad hay, por distintos motivos, algún personal del Instituto fuera de Rusia. La directriz es por el momento que no vuelvan a su puesto de trabajo en Moscú y esperen indicaciones», hace hincapié.

Además, comunica a los representantes de los trabajadores que la persona asignada como informador del Instituto Cervantes es Antonio Lázaro, jefe de gabinete de la Secretaría General de este organismo adscrito a Exteriores. Sin embargo, elude responder sobre la petición de cierre del centro en Moscú. Fuentes sindicales consultadas por este diario lamentan que dos meses después del inicio de la invasión rusa de Ucrania siga abierto este centro de enseñanza del castellano en la capital rusa.

La sede moscovita cumple dos décadas este año ya que fue inaugurada en 2002 por el entonces príncipe Felipe con ocasión de los 25 años de las relaciones diplomáticas entre España y Rusia. Tiene un presupuesto en 2022 que asciende a 1,9 millones de euros, según El Confidencial.