El varapalo judicial a Marlaska abre la puerta a que 3.000 aspirantes logren plaza en la Policía
El TSJ de Madrid tiene pendientes de resolver 400 recursos contra las pruebas de otras oposiciones. Por otro lado, miles de opositores que no recurrieron intentan acogerse a la sentencia del tribunal madrileño
El fallo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) contra la prueba de ortografía en las oposiciones a Policía Nacional de 2019 abre la puerta a que más de 3.000 aspirantes que aquel año no superaron la prueba ahora puedan conseguir una plaza en el Cuerpo. Tras casi tres años de conflicto, la Justicia ha dado la razón a un grupo de nueve aspirantes que interpuso un recurso contencioso-administrativo contra la Dirección General de la Policía por haber establecido como incorrectas cuatro palabras de la prueba que la Real Academia de la Lengua Española (RAE), en un informe que remitieron los afectados, daba por correctas.
En una sentencia, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la Sección Séptima de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TJSM ha estimado parcialmente el recurso de los candidatos y ha ordenado al departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska que corrija dicha decisión. Lo que implica que, una vez se actualicen las puntuaciones, si superan la nota de corte establecida en el test ortográfico (6,2), los afectados podrán ser readmitidos en el proceso y realizar las pruebas de la oposición que no pudieron completar por haber suspendido: la entrevista personal, un reconocimiento médico y un test psicotécnico.
De aprobar estas últimas, dice el fallo, los aspirantes tendrán pleno derecho a ser designados como funcionarios. Todo ello, no obstante, sin perjudicar a los opositores que lograron su plaza en 2019 pese al error en las correcciones de la Dirección General. Ese primer pronunciamiento judicial, sin embargo, podría no solo afectar a estos nueve aspirantes, sino a miles de ellos que en el pasado suspendieron la prueba de ortografía.
Se cuentan por cientos los que, después de haber sido ignorados en sus reclamaciones y recursos de alzada contra la Dirección General, llevaron su caso a los tribunales. El juzgado madrileño, de hecho, tiene pendiente de resolver casi 400 recursos de otros aspirantes. Y según cuenta Ángel Galindo, el abogado que representa a la mayor parte de aspirantes, a este periódico, miles de opositores que no recurrieron sus resultados en el examen están organizándose ahora para acogerse a este sentencia.
LGTBI, ciberataque o reditar
La prueba constaba de cien ítems y tenía como objeto conocer los conocimientos de ortografía de los aspirantes tomando como base el Diccionario de la Lengua Española, obra lexicográfica de la Real Academia Española (RAE). Debían indicar si se trataba de una palabra escrita de forma correcta o incorrecta. Los aspirantes disponían de ocho minutos para completarlo y los errores penalizaban.
Tras los resultados, los opositores vieron claro que cuatro palabras inducían al error (LGTBI, ciberataque, prominente y reditar), pues aunque estaban marcadas como incorrectas, en realidad, eran correctas. Y así lo avalaron después ante el tribunal examinador con un informe de la RAE. Un documento que fue ignorado por la Policía Nacional, pero que el TSJM ha considerado totalmente válido. Es más, califica de «inadmisible» considerar esas palabras como incorrectas, cuando no lo son.
El informe de la RAE
En el informe que ha tenido en cuenta el tribunal, la RAE sostiene que la voz ciberataque está correctamente formada por adición del elemento compositivo prefijo ciber- al sustantivo base ataque. Ambos elementos figuran, por separado, en el diccionario académico, insiste. «El elemento compositivo -ciber, creado por el acortamiento del adjetivo cibernético, -ca, forma parte de términos relacionados con el mundo de los ordenadores y de la realidad virtual, como ciberespacio, cibernauta…», apuntan.
Respecto a LGTBI explica en primer lugar que se trata de una sigla, no de una palabra, pero que en cualquier caso está correctamente formada. «Que no figure en el diccionario académico, que registra un limitado número de siglas, no quiere decir que no sea correcta. Cabe señalar, además, que esta sigla si figura en el Diccionario del Español Jurídico». Pese a que las bases del examen establecían que los opositores debían indicar si las palabras eran correctas o incorrectas, después de los resultados la Policía Nacional se escudó en que los polémicos términos no se incluían en el diccionario.
Por último, sobre prominente y reditar , la RAE insiste en que son, respectivamente, «variantes gráficas del adjetivo preeminente y del verbo reeditar, voces ambas prefijadas, que figuran con entrada propia en el diccionario académico». «Estas voces prefijadas», dice el informe, «tienen la particularidad de incluir dos vocales iguales contiguas como consecuencia de haberse añadido a una palabra que comienza por vocal un prefijo que termina en esa misma vocal….», prosigue.
A la luz de este informe, dice el tribunal, «suficientemente claro y preciso», «pocas dudas puede ofrecer la estimación del recurso en lo que al particular analizado respecta». Puesto que sería «un completo sinsentido, y en cuanto tal inadmisible» que se considerase como «’palabras incorrectamente escritas’ los términos analizados cuando la RAE, máxima institución garante de establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección en el uso de nuestra común, ha señalado que las grafías eran ‘palabras correctamente escritas’», concluye el TSJM.