El letrado que denunció el espionaje de los Mossos: «Cuando me espiaron nadie dijo nada»
José María Fuster Fabra fue una de las decenas de víctimas de los seguimientos que hicieron los Mossos sin autorización judicial en pleno auge del procés
Los Mossos d’Esquadra espiaron y sin autorización judicial. En pleno auge del procés independentista, y antes de que estallara el caso Pegasus que ahora explotan los independentistas para criticar a España, la policía autonómica hizo seguimientos a abogados, periodistas o académicos que no habían cometido ningún delito y cuyo único vínculo entre ellos era su oposición al plan rupturista de los sucesivos gobierno de la Generalitat. Fue debido a la actuación de la Policía Nacional, que paró un furgón de la policía autonómica cuando iba a la incineradora a quemar los documentos que acreditaban el espionaje, que salió todo a la luz.
José María Fuster Fabra, un reconocido abogado barcelonés, fue una de las víctimas de este espionaje y es quien ha llevado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) este caso que afecta a una amplia gama de catalanes. Entre ellos, figuras conocidas del constitucionalismo catalán como son Josep Ramón Bosch, expresidente de Societat Civil Catalana; Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional y fundador de Ciudadanos, o el periodista Albert Castillón. Fueron decenas las personas espiadas y pudo haber muchas más si se hubiera incautado todo el material antes de que los mossos se deshiciera de él.
«Cuando me espiaron a mí como abogado nadie dijo nada», explica Fuster Fabra en conversación con THE OBJECTIVE y para evidenciar el doble rasero que se ha producido a la hora de denunciar los espionajes. El independentismo ha logrado ubicar el asunto bautizado como ‘Catalangate’ en la agenda pública y mediática, mientras que los seguimientos realizados por los Mossos -y reconocidos por su cúpula en sede judicial- han quedado en un segundo lugar.
Posibles irregularidades judiciales
El juez de instrucción permitió la presencia de un abogado defensor cuando no había ningún investigado y solo llamó como testigo al comisario jefe de Información de los Mossos, Manel Castellví. De tal modo que este testigo tuvo acceso a toda la causa. El magistrado no practicó ninguna diligencia más y declaró el sobreseimiento libre.
Fuster recurrió ante la Audiencia Provincial que modifica el sobreseimiento, de libre a provisional, pero considera que era una época muy convulsa, muy complicada y que, en consecuencia, es posible que los seguimientos obedecieran a proteger a los espiados ante un altercado público. El propio comisario reconoció que no estaban perseguidos por ningún delito.
Un argumento que, sin embargo, no compra Fuster Fabra, quien en los años del plomo y en adelante, debido a sus juicios contra miembros de ETA, le pusieron protección policial: «Estoy acostumbrado a la contravigilancia, pero lo primero que hacen es avisarte cuando es para protegerte». «En la instrucción muchas irregularidades procesales», apostilla.
Posteriormente, presentaron recurso ante el Tribunal Constitucional, que falló que no tenía interés constitucional. Agotada la vía judicial española, Fuster Fabra y el resto de víctimas de espionaje están a la espera de que el Tribunal de Estrasburgo se pronuncie: «Tenemos esperanza, ya que no nos permitieron hacer determinadas preguntas y la causa se archivó con la declaración de un solo testigo».
Fuster Fabra ha tenido que sufragar de su propio bolsillo todo este proceso y afirma no haber recibido ningún mensaje del Govern cuando se produjeron los hechos. No duda en hablar de «agravio comparativo» al constatar los recursos públicos y apoyo mediático con el que cuentan los dirigentes y personas de la órbita del nacionalismo catalán.
Espiado en un acto de la Selección Española
El abogado sufrió seguimientos físicos durante tres días completos al menos, según aparecía en el «folio 136» donde aparecía su nombre. «Me espiaron en un evento de la entidad ‘Barcelona con la Selección’, también detallaban que me había encontrado con dos señoras en la calle, que eran mi mujer y mi hermana». Asegura que, en otra ocasión, los Mossos apuntaron en una hoja a toda la gente que asistió a un acto constitucionalista a una universidad.
Curiosamente, Fuster Fabra es también uno de los abogados de los agentes del Sindicat Policies de Catalunya (SPC). «Dentro del cuerpo de Mossos, muchos agentes de base me escribieron afirmando que les parecía una barbaridad lo que habían hecho conmigo. En mis años de abogado yo nunca he preguntado a ningún agente, ni de los mossos, ni de la Policía Nacional ni de la Guardia Civil cuál es su ideología».
El Govern despachó este asunto rápidamente. Los tres partidos independentistas -ERC, Junts y la CUP- bloquearon en el Parlament la creación de una comisión parlamentaria sobre este espionaje. A la espera de que se pronuncie la justicia europea, quedan dudas de si estos seguimientos se realizaron en nombre del Ejecutivo catalán o si fue solo una facción de los Mossos que respondía a «instrucciones políticas».