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Pánico en la prisión de Pontevedra con Igor el Ruso: «Sus traslados merman la seguridad»

Funcionarios denuncian que la falta de personal en la prisión gallega se ha convertido en un problema de seguridad por la presencia de este criminal

Pánico en la prisión de Pontevedra con Igor el Ruso: «Sus traslados merman la seguridad»

Igor el Ruso, condenado a prisión permanente revisable por asesinar a tres personas. | EFE

La falta de personal en el centro penitenciario de A Lama (Pontevedra) se está convirtiendo en un completo ‘sinvivir’ para los funcionarios de esta prisión gallega. Principalmente desde que llegó al penal el año pasado el serbio Norbert Feher, más conocido como Igor el Ruso, condenado a prisión permanente revisable por el asesinato de un ganadero y de dos guardias civiles en Andorra (Teruel) en diciembre de 2017. Una pena que confirmó el Tribunal Supremo hace unos días, después de haber sido recurrida por la defensa del criminal. 

Igor el Ruso es considerado uno de los presos más peligrosos de España. Prueba de ello son sus antecedentes penales, no solo en España sino también en Italia, y las agresiones que ha protagonizado contra trabajadores, como el capítulo en el que hirió a cuatro funcionarios con un azulejo tras negarse a abandonar su celda en la cárcel de Dueñas (Palencia) para ser trasladado y juzgado en la Audiencia Provincial de Teruel. 

Pese a que el déficit de empleados es pretérito en este centro gallego, la llegada de este preso de primer grado, procedente de la prisión de Zuera (Zaragoza) el pasado mayo, ha provocado que esa escasez de personal se haya tornado en un problema de seguridad en todo el centro, y sobre todo para los trabajadores penitenciarios , según denuncian fuentes penitenciarias a THE OBJECTIVE. 

La cuestión no versa solo en el temor que tienen los funcionarios por su integridad física cuando deben revisar la celda de Norbert Feher, sino que el gran número de efectivos necesarios para poder trasladarlo de unas dependencias a otras dentro de la cárcel hace que, ante cualquier imprevisto que pueda surgir, los módulos se queden sin vigilancia penitenciaria.

El sistema ‘inventado’ por un funcionario

Hace unos meses, precisamente, el traslado de Igor el Ruso del módulo de aislamiento al de comunicaciones para que declarase en una de las muchas causas judiciales que tiene abiertas requirió de la seguridad de seis funcionarios de prisiones. Lo que hizo que un gran número de módulos residenciales —el centro de A Lama cuenta con 18— quedaran bajo la seguridad de un único trabajador.

«En esa ocasión, por suerte, no ocurrió nada. Trasladamos lo ocurrido a la dirección del centro, pero ellos lo ven como algo puntual. La realidad es que estamos expuestos a un gran peligro cuando se producen esas situaciones, merman la seguridad de la prisión. Pueden desencadenarse conflictos en cadena si un funcionario tiene que abandonar su módulo para ayudar a otro si se produce, por ejemplo, una agresión entre internos», denuncian desde el sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM).

La tensión entre los funcionarios ante el traslado de cualquier preso de aislamiento al módulo de comunicaciones era tal que uno de ellos creo un sistema por iniciativa propia para evitar la conducción de estos reclusos por la prisión. Con un ordenador y un teléfono con cobertura —los que ofrece Prisiones no suelen tenerla—, este trabajador es capaz de que el juzgado en cuestión, cuando precisa de la declaración testifical de algún interno, pueda celebrar la vista con este último en el interior del modulo de aislamiento.

«Nosotros estábamos funcionando así gracias a este sistema, costeado por el propio funcionario, pero el día que Igor el Ruso tenía que declarar este compañero estaba de vacaciones. Habíamos pedido en muchas ocasiones que se formalizase este sistema para que otros funcionarios supiesen utilizarlo, pero la dirección del centro siempre se había negado. Así que cuando llegó el momento de trasladar al preso, seis funcionarios tuvieron que dejar su módulo para conducir a Norbert Feher al módulo de comunicaciones», relata un trabajador penitenciario.

Tres horas con seis funcionarios menos

Provistos de trajes más seguros y cascos, los seis funcionarios abandonaron sus puestos de trabajo durante tres horas para participar en el dispositivo de seguridad. «A la dirección del centro no se le ocurrió decirle al juzgado que ese día no podía declarar. No podía decir que tenía un problema de personal, prefirió dejar sin seguridad varios módulos de la prisión», critican desde el sindicato penitenciario.

Desde la dirección del centro, no obstante, han solicitado ya el traslado de este preso a otra prisión, según confirman fuentes penitenciarias. Un decisión que no se produce por la falta de personal en la prisión. Sino que es común en casos como los de Igor el Ruso, es decir, en presos peligrosos, para evitar que pueda establecer redes de confianza en la cárcel. «Lo mejor es que se vaya. Por el momento, se le ha comunicado que en las próximas semanas cambiará de prisión y no ha puesto impedimento, veremos cuando llegue el día», advierten estas mismas fuentes.

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