Trasladan a Igor el ruso a Estremera: sexta prisión en cinco años para el reo más peligroso de España
El autor del triple crimen de Andorra (Teruel) ha abandonado este martes la prisión de A Lama para ser trasladado al penal madrileño
Norbert Feher, más conocido como Igor el ruso, ha abandonado este martes a las 9:30 horas la prisión de A Lama (en Pontevedra) para ser trasladado a la cárcel de Madrid VII, en Estremera, donde continuará cumpliendo su condena de prisión permanente revisable por el asesinato de un ganadero y de dos guardias civiles en Andorra (Teruel) en diciembre de 2017. Una pena que confirmó el Tribunal Supremo hace unos días, después de haber sido recurrida por la defensa del criminal.
Este preso, clasificado como extremadamente peligroso y con un amplio historial de incidentes regimentales, ha abandonado el centro penitenciario gallego esta mañana entre fuertes medidas de seguridad y llegará al penal madrileño a última hora de este martes, según confirman fuentes penitenciarias a THE OBJECTIVE. Se trata del sexto traslado de prisión de este recluso en cinco años, después de su paso por la prisión de Teruel, Zuera (Zaragoza), Texeiro (A Coruña), La Moraleja (Dueñas, Palencia), y A Lama (Pontevedra).
Según adelantó este periódico, Igor el Ruso fue informado de su inminente traslado hace unas semanas en la prisión gallega, donde permanecía en régimen de aislamiento. Este nuevo cambio de prisión parte de una decisión directa de la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, según las fuentes consultadas. Se trata de una práctica habitual en este tipo de presos, extremadamente peligrosos, para que no establezcan redes de confianza en la cárcel en la que cumplen condena, precisan las mismas fuentes.
Incidentes contra funcionarios
El autor del triple asesinato de Teruel suma en su historia numerosos incidentes contra funcionarios de prisiones. Uno de los más conocidos fue el que protagonizó en la prisión de Dueñas (Palencia): hirió a cuatro funcionarios con un azulejo de la celda tras negarse a abandonarla para ser trasladado y juzgado en la Audiencia Provincial de Teruel.
En las últimas semanas, no obstante, funcionarios de la cárcel de A Lama (Pontevedra), donde Igor el Ruso cumplía pena hasta este martes, denunciaron a este periódico que la falta de efectivos en el penal se había convertido en un grave de problema de seguridad en el centro por la presencia de este criminal. La cuestión, según explicaron a este diario, no solo versaba en el temor que padecían los trabajadores cada vez que debían revisar la celda de Norbert Feher, sino que el gran número de efectivos necesarios para poder trasladarlo de unas dependencias a otras dentro de la cárcel hacía que, ante cualquier imprevisto que pudiese surgir, los módulos se quedasen sin vigilancia penitenciaria.
Un sistema inventado
Hace unos meses, precisamente, el traslado de Igor el Ruso del módulo de aislamiento al de comunicaciones para que declarase en una de las muchas causas judiciales que tiene abiertas requirió de la seguridad de seis funcionarios de prisiones. Lo que hizo que un gran número de módulos residenciales —el centro de A Lama cuenta con 18— quedaran bajo la seguridad de un único trabajador.
«En esa ocasión, por suerte, no ocurrió nada. Trasladamos lo ocurrido a la dirección del centro, pero ellos lo ven como algo puntual. La realidad es que estamos expuestos a un gran peligro cuando se producen esas situaciones, merman la seguridad de la prisión. Pueden desencadenarse conflictos en cadena si un funcionario tiene que abandonar su módulo para ayudar a otro si se produce, por ejemplo, una agresión entre internos», denuncian desde el sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM).
La tensión entre los funcionarios ante el traslado de cualquier preso de aislamiento al módulo de comunicaciones era tal que uno de ellos creo un sistema por iniciativa propia para evitar la conducción de estos reclusos por la prisión. Con un ordenador y un teléfono con cobertura —los que ofrece Prisiones no suelen tenerla—, este trabajador es capaz de que el juzgado en cuestión, cuando precisa de la declaración testifical de algún interno, pueda celebrar la vista con este último en el interior del modulo de aislamiento.
«Nosotros estábamos funcionando así gracias a este sistema, costeado por el propio funcionario, pero el día que Igor el Ruso tenía que declarar este compañero estaba de vacaciones. Habíamos pedido en muchas ocasiones que se formalizase este sistema para que otros funcionarios supiesen utilizarlo, pero la dirección del centro siempre se había negado. Así que cuando llegó el momento de trasladar al preso, seis funcionarios tuvieron que dejar su módulo para conducir a Norbert Feher al módulo de comunicaciones», relata un trabajador penitenciario.
Provistos de trajes más seguros y cascos, los seis funcionarios abandonaron sus puestos de trabajo durante tres horas para participar en el dispositivo de seguridad. «A la dirección del centro no se le ocurrió decirle al juzgado que ese día no podía declarar. No podía decir que tenía un problema de personal, prefirió dejar sin seguridad varios módulos de la prisión», critican desde el sindicato penitenciario.