Una plaga de langostas amenaza cientos de hectáreas de cultivos en Badajoz

Una plaga de langostas está amenazando los cultivos de decenas de agricultores extremeños, que han manifestado su inquietud tras la presencia de estos insectos que se comen los cereales, sembrados, plantas y hasta algunos árboles. Las zonas afectadas se encuentran en la provincia de Badajoz, afectando concretamente a tres municipios, los de Cabeza del Buey, Zarza Capilla y Peñalsordo, según ha informado el diario Hoy.

La Junta de Extremadura, a través de la Dirección General de Agricultura y Ganadería y del Servicio de Sanidad Vegetal, está trabajando ya para ponerle coto a este problema y para ello se están realizando los primeros tratamientos fitosanitarios, pero según han informado algunos vecinos al citado diario, estos tratamientos son insuficientes para frenar la implosión de saltamontes en determinadas áreas.

Las langostas son insectos que no son extraños para los agricultores de la zona. La Junta realiza cada año un plan previniendo la posible afectación de estos saltamontes, ya que en estas áreas se producen determinadas tanto las condiciones climáticas como de tipo de cultivos idóneos para la proliferación de estos insectos.

Las zonas concretas donde está destacando la presencia de las langostas son las zonas húmedas como los embalses de La Serena y Zújar, a lo que se suma la cantidad de lluvia de este año al inicio y mediados de primavera, si bien actualmente el territorio padece una sequía más acusada.

Además, en la zona se estás desarrollando, cada vez más, la agricultura ecológica que implica la prohibición de productos fitosanitarios que según denuncian agricultores de la zona no eliminan a tantos de estos insectos como los convencionales.

Los alcaldes de las comarcas afectadas han informado a Hoy que la Junta de Extremadura tiene conocimiento del problema desde finales de marzo y, a pesar de que se han hecho fumigaciones y diversos tratamientos para luchar contra los insectos, se ha hecho con una menor intensidad que otros años, dejando el problema en manos de los agricultores que ahora ven con preocupación el futuro de sus cultivos.