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Temor en el PSOE a que Pedro Sánchez haga una remodelación «profunda» en el partido 

Diferentes sectores maniobran para evitar que caigan sus afines, aunque la decisión está tomada «y sólo la sabe Pedro»

Temor en el PSOE a que Pedro Sánchez haga una remodelación «profunda» en el partido 

Hay inquietud, nervios, pánico incluso en diferentes sectores del PSOE ante los cambios que el presidente del Gobierno y secretario general está a punto de acometer. Como ocurrió en las semanas previas al 40º Congreso de octubre, apenas tres meses después del terremoto de la crisis de Gobierno en la que cayeron los tótems del sanchismo -José Luis Ábalos, Carmen Calvo e Iván Redondo-, se ha generalizado una sensación de inquietud en una formación que no sabe hasta qué punto Sánchez está dispuesto a meter la «guadaña». Si se limitará a la destitución de los responsables de la comunicación: los portavoces de Ferraz, Felipe Sicilia; del Congreso, Héctor Gómez; y del Senado, Eva Granados, o si implicará una remodelación más profunda que pudiera tocar a otros cargos de Ferraz o portavoces del Congreso. 

«El partido está nervioso, está habiendo mucho café», coinciden en señalar varias fuentes socialista sobre la ebullición del grupo parlamentario a la espera de la salida de su portavoz, Héctor Gómez, como adelantó THE OBJECTIVE. Según relataron diversas fuentes de la Ejecutiva, Pedro Sánchez puso su cabeza en la picota el pasado lunes en la reunión de la dirección federal cuando se refirió a las carencias de los perfiles comunicativos del partido y el Congreso: «No se puede hablar en los medios para no decir nada», reprochó el presidente

El Whatsapp de Sánchez a Sicilia

Hay división de opiniones en el PSOE en relación a quién es el destinatario del reproche. Muchos apuntan a Héctor Gómez, a quien atribuyen la capacidad de «comparecer y no comunicar» y de vender «mucha rueda y pocas nueces». Y se apoyan para respaldar su tesis a un mensaje de Whatsapp que el propio Sánchez envió al chat de la Ejecutiva el pasado lunes. Cuando terminó la comparecencia de prensa de Felipe Sicilia en Ferraz tras la reunión de la Ejecutiva, Sánchez le envió un: «Muy bien Felipe».

Un mensaje que fue la comidilla de la organización en las horas posteriores ya que, tras el reproche general a los portavoces, el aplauso a Sicilia sólo podía ser interpretado como una forma de «dejar a Héctor a los pies de los caballos». Nadie niega que Gómez está amortizado en el grupo ni cuestionan o dudan de su salida, si bien sus cercanos en las alturas del partido defienden que «la decisión sólo la sabe Pedro» y no cambia nada al especular. 

Por contra, sí hay más dudas sobre la caída del portavoz de la Ejecutiva, Felipe Sicilia. No sólo por el mensaje enviado en el chat de la dirección socialista sino por cuestiones de imagen y lógica. «No tendría sentido mantener a Espadas y cargarte al andaluz de la dirección, que se ha multiplicado junto al candidato en la campaña andaluza», dicen desde la federación más numerosa. Su presencia, como la de la vicesecretaria general, Adriana Lastra, ha sido intensa en la campaña andaluza, y «no se entendería que se tocara una pieza de caza menor y se mantenga a la mayor», en referencia al derrotado candidato andaluz.

Moncloa pactó el discurso de Lastra 

Diferentes fuentes socialistas descartan que se pueda tocar a la número dos del partido, cuya cuestionada intervención en la noche electoral y su ausencia de autocrítica no fue cosa suya. Según fuentes socialistas, «el discurso de Adriana estaba pactado con Moncloa», por lo que interpretan las críticas a la número dos del PSOE como una forma de que «se coma el marrón» de una campaña andaluza que estuvo dirigida por el secretario de Organización, Santos Cerdán, y el secretario ejecutivo de Acción Electoral, Javier Izquierdo. 

Otras fuentes, tanto nacionales como territoriales, explican que Lastra «aporta mucho más que otros sectores, nunca le ha fallado a Pedro y es un escudo mediático». Y ponen el acento en su etapa en el grupo parlamentario como predecesora de Héctor Gómez, más que en su papel en el cuartel general socialista. «El problema en el Congreso llegó cuando ella se fue. Se ha visto el cambio en la portavocía, tanto a nivel comunicativo como en las relaciones con los grupos parlamentarios», cuyas negociaciones recaen ahora más en Rafael Simancas o Félix Bolaños que en el propio Gómez. 

Otros, por contra, creen que a Adriana «se le quitó la portavocía en Ferraz a modo de castigo», un presunto gesto de «humillación» al perder las ruedas de prensa de los lunes tras la Ejecutiva que, sin embargo, recayó en su pupilo, Felipe Sicilia. En el ‘otro lado’, el de Santos Cerdán, se sitúan perfiles de «menor peso político» como Héctor Gómez o su secretaria general del grupo, Rafi Crespín. 

La «guadaña» de Pedro 

Sin embargo, «Sánchez no puede sacar sólo a Héctor» y se espera un «tres en uno» (Gómez, Sicilia, Granados), aunque hay quien opina que la tercera en discordia, Eva Granados, portavoz en la cámara alta, «no puede caer porque es cuota del PSC». Tanto en Ferraz como en San Vicente, la sospecha, inquietud y temor es que Pedro Sánchez saque verdaderamente la «guadaña» y acometa unos cambios que nadie atisbe. La sospecha interna en Andalucía es que el líder del PSOE tenga la tentación de dar un «golpe de efecto o de autoridad» descabezando también Andalucía, si bien este extremo es desmentido de forma tajante por el entorno del presidente del Gobierno bajo la premisa -y la promesa- de «no establecer lecturas nacionales del 19-J».

«Se está culpando ya abiertamente a la dirección de Ferraz. Tiene que hacer algo», dicen desde una formación que «antes era un partido de barones pero ahora es presidencialista», que espera el movimiento de pulgar de su secretario general. «Todo es posible», dicen cargos gubernamentales que pretenden desligarse de una operación que otros ven en dos fases. «De la misma manera en que el año pasado se hizo primero en el Gobierno (julio) y después en el partido (octubre), ahora se puede hacer al revés: primero el partido (julio) y después el Gobierno, en septiembre, con una crisis más profunda que complete los cambios en el PSOE», porque ambas cosas van de la mano para Sanchez.

Moncloa y Ferraz niegan con vehemencia esta crisis de Gobierno aunque tampoco las viejas Moncloa y Ferraz de 2021 conocían en profundidad la operación hasta la misma mañana del 11 de julio de 2021. Parece que el aniversario de esa fecha coincidirá con otra operación en la que no se descartan sorpresas, aunque, a diferencia de aquella, ésta vez hay memoria y, en consecuencia… miedo. 

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