Vox se plantea afianzar su giro 'lepenista' para distanciarse del PP tras el fiasco de Andalucía
La dirección del partido trabaja en un discurso más social y en propuestas más intervencionistas en lo económico para marcar espacio de cara a 2023
Dos días después de las elecciones andaluzas, el 21 de junio, la cúpula de Vox se reunió con sus asesores para analizar qué errores se habían cometido. Cada uno dio su explicación sobre el por qué de aquel fiasco electoral. Sí, se habló de «fiasco», pues sus expectativas consistían en obtener entre 25 y 30 escaños, y así entrar en la Junta de Andalucía. Pero el resultado estuvo lejos del esperado y, con 14 diputados, quedaron relegados a la irrelevancia ante la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno.
La candidata Macarena Olona salió mal parada de aquel encuentro secreto (la culpan de haberse comportado de manera «díscola» durante la campaña, desobedeciendo sistemáticamente las directrices pautadas desde la madrileña calle de Bambú), que tuvo lugar en un enclave alternativo a la sede nacional del partido, pero eso no significa que los de Santiago Abascal no hicieran autocrítica. De hecho, compartieron informes que detallaban los errores estratégicos cometidos durante la campaña andaluza, así como algunas propuestas para corregirlos de cara al ciclo electoral que arranca en mayo de 2023.
Los errores, según fuentes del partido, podrían resumirse en que no hubo un discurso articulado que incidiera en los problemas que la inmigración plantea en algunas de las provincias andaluzas, en que no hubo contenido propositivo en materia laboral ni agroindustrial, en que la candidata apenas pisó la calle, y, sobre todo, en que faltó un discurso que se distanciara en lo sustancial del enarbolado por el Partido Popular, netamente liberal en lo económico y, consideran, progresista en lo social.
En consecuencia, habrá en lo sucesivo una apuesta más decidida por lo social, incidiendo en los problemas que acucian a los barrios obreros (inmigración y seguridad) y apostando por un intervencionismo económico similar al que enarbola Marine Le Pen orillando al sector liberal del partido. Aunque la idea es que dentro del partido confluyan las grandes familias de lo que el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz, que cuenta con gran predicamento dentro de la derecha, preconiza como la «no izquierda».
La intención es apostar, en definitiva, por ese giro al ‘lepenismo’ que lleva tiempo bullendo en la cabeza de los prebostes del partido, pero que nunca ha terminado de consumarse. De hecho, ya se coqueteó con algunos de los lemas históricos del Frente Nacional galo tanto en los comicios autonómicos de Cataluña como en los de Madrid; ambos en 2021. Rocío Monasterio, que no repetirá como cabeza de lista contra Isabel Díaz Ayuso y se presentará contra José Luis Martínez Almeida, incidió en campaña en la falta de seguridad, con el foco en los menores extranjeros no acompañados («menas»).
El giro ‘lepenista’
Pero hay un sector dentro de Vox que considera que la necesidad de ‘lepenizarse’ ahora es más imperiosa que nunca. Alberto Núñez Feijóo, al calor de la ola de cambio que amenaza con arrasar en las próximas generales, ya es líder destacado en todas las encuestas, orillando cada vez más al partido de Santiago Abascal y condenando a Ciudadanos a la desaparición. Pero también aglutinando gran parte del voto del socialista desencantado con la deriva del PSOE.
Ante el riesgo de ser arrinconados, Vox ha pergeñado una estrategia destinada a diferenciarse del PP en aspectos sustanciales —no ya solo culturales o de tono—. Su nicho es ahora el del obrero abandonado por la izquierda, así como el de la España Vaciada. Para ello apostará por un populismo, entendido como el planteamiento de una dicotomía entre el pueblo o las élites, con el que poder marcar distancias con los populares.
En este sentido, no es baladí que el Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP), vinculado a la nieta de Jean-Marie Le Pen, Marion Maréchal, y que tiene sede en Madrid, esté ganando protagonismo como foro de ideas de las que luego se nutren los de Abascal. Junto a este instituto, el think tank Disenso ayudará a articular ese giro ‘lepenista’ u obrerista.
Pero siempre teniendo en cuenta, según una fuente bien informada que hace las veces de asesor de Abascal, que «el fenómeno de Le Pen está hecho a medida de Francia y no puede extrapolarse netamente a España» y que hay que saber articular las diferentes corrientes que integran la formación verde: «Del mismo modo que la izquierda acepta en su seno todas las corrientes progres».
El mal resultado de Andalucía, eso sí, no ha cambiado los planes De Santiago Abascal con respecto a presentar a los rostros más visibles de la formación en aquellos enclaves donde tengan mejores expectativas electorales. La fórmula Olona sigue su curso.