Vox adelanta la elección de sus candidatos para evitar los errores de Andalucía y Castilla y León
La formación liderada por Santiago Abascal pretende que los cabezas de lista de las autonómicas y municipales tengan un mayor tiempo de rodaje
¿Apostar por la fortaleza de la marca o confiar en el éxito de un perfil mediático? Esa es la principal dicotomía que la dirección nacional de Vox afronta a la hora de confeccionar las candidaturas para las elecciones municipales y autonómicas de 2023. Al menos, a la hora de escoger a los cabeza de lista, que serán elegidos en otoño: después de septiembre y, como muy tarde, antes de las Navidades. Una muestra de la importancia que guarda este macroproceso electoral para los de Santiago Abascal.
Preguntados al respecto, los prebostes de la calle madrileña de Bambú (sede nacional del partido) despachan con que la apuesta será por «ambas» -la marca y la fama del candidato-, pero resaltan que la fortaleza de la marca reside en que Vox «defiende lo mismo en País Vasco que en Madrid». Es decir, en las ideas. Una apuesta que viene apuntalada por aquello de que «lo importante es que el candidato escogido no perjudique la marca» y esté comprometido con la defensa del mensaje.
Tal y como adelantó THE OBJECTIVE, la formación a la derecha del Partido Popular va a emplear el otoño en revisar ciertos de sus postulados. El primero es el de adelantar la elección de sus candidatos, hasta ahora una decisión postergada hasta última hora (como sucedió tanto en Castilla y León como en Andalucía, más recientemente). La idea es que así estos adquieran rodaje en los medios de comunicación y recorran las calles para darse a conocer a los vecinos, en caso de que lo necesiten.
Otra de las novedades que barajan los de Santiago Abascal de cara al «macroproceso» electoral (así se refieren internamente a los diferentes comicios que tendrán lugar en 2023) es la disminución de su beligerancia con los medios de comunicación. La estrategia basada en el veto a determinados diarios y televisiones y su apuesta por la comunicación en redes sociales expuso sus flaquezas en la campaña andaluza de Macarena Olona. Esa es una de las muchas conclusiones que extraen de aquel enclave.
Además, Andalucía también evidenció que una de las lacras de la formación es también la falta de arraigo territorial. No en vano, el pasado 19 de junio no consiguieron consiguieron vencer en ninguna localidad, mientras que hace casi cuatro años fueron la fuerza más votada en El Ejido y, en las generales de noviembre de 2019, se llevaron el gato al agua en 21 municipios de la región. Ahora, esperan que la premura en la elección de los candidatos aumente su arraigo territorial y les permita competir mejor el próximo año.
Fuentes de la formación repiten que su intención es concurrir a «la mayor cantidad de municipios posibles», aunque admiten que no lo lograrán en los más de 8.000 municipios españoles. Esperan, eso sí, llegar a un porcentaje cercano al 90%. Y siempre con presencia en los municipios de más de 1.000 habitantes, aunque por debajo de esta población hay casi 5.000 localidades en todo el país.
El mapa de candidatos
En el juego de piezas que ya se están empezando a mover desde la calle Bambú hay todavía pocas certezas. Si acaso una de ellas es que habrá cambios en los cabezas de lista para la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha, aunque en el fondo estos dos movimientos estén imbricados en una suerte de efecto dominó. La intención de Vox en estos momentos es que Rocío Monasterio abandone la pugna con Isabel Díaz Ayuso para ser la nueva candidata a la capital, propiciando que Javier Ortega Smith deje el consistorio y se postule como presidenciable a la Junta castellanomanchega.
El movimiento está perfectamente estudiado, y tiene su razón de ser. Los de Santiago Abascal consideran que Monasterio sigue siendo una candidata con capacidad de movilización, y no quieren desperdiciarla en una batalla perdida contra la baronesa popular, que estaría cerca de la mayoría absoluta, según todas las encuestas. Consideran, sin embargo, que sí podría plantar cara al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, a quien llaman «Carmeida» por haber prorrogado Madrid Central, medida estrella de la exalcaldesa Manuela Carmena, y por haber aprobado sus últimos presupuestos con los «comunistas» de Recupera Madrid.
La actitud tanto de Monasterio como de Ortega Smith en estos últimos meses no hace sino apuntalar esta tesis. La dirigente madrileña ha sido una de las voces más críticas con el alcalde popular durante esta legislatura, mientras que el ex boina verde se ha dedicado en los últimos meses a pasear por lugares como Albacete y Ciudad Real, donde regaló críticas al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. No descartó, además, su candidatura a los medios: «Ni sí ni no».
Otro de los nombres que suenan con más fuerza es el de David García Gomis para la Comunidad Valenciana. El diputado obrero (bautizado así por Iván Espinosa de los Monteros por su pasado como peón agrícola) es del gusto de la dirección nacional, y vendría a encarnar ese perfil obrerista que tanto busca el partido. Desde la formación, eso sí, siempre descartan confirmar o denegar las quinielas. «Estamos estudiando quiénes son los mejores candidatos para cada territorio», zanjan.
A otro al que están buscando un acomodo regional es al diputado asturiano José María Figaredo, muy valorado internamente por su capacidad retórica y sus conocimientos, pese a su corta edad (33 años). Por eso es considerado actualmente uno de los valores en alza del partido. Pero termine donde termine, desde Bambú tienen claro que hay que minimizar los riesgos: no quieren llenar las regiones españolas de candidatos paracaidistas ni dejar descabezado el Congreso de los Diputados. Es por eso que el vicepresidente primero de acción política, Jorge Buxadé, irá con toda probabilidad a las listas para las elecciones generales. La clave, como dice una fuente autorizada cercana a la dirección nacional, está en el «equilibrio».