Un piso, tres dueños y un confidente sirio: el misterioso papel del CNI en el 'caso Zaplana'
Una investigación apuntala la versión de Villarejo y confirmaría que el empresario que halló los papeles del ‘caso Erial’ es «colaborador y fuente activa» del CNI
Ocurrió en el Congreso de los Diputados el pasado mes de octubre. El comisario jubilado José Manuel Villarejo comparecía ante la comisión de investigación del caso Kitchen. Al ser preguntado por su participación o conocimiento de presuntas operaciones dirigidas por el Ministerio del Interior contra políticos del PP, durante gobiernos del PSOE, Villarejo apuntó a un «interés» por «destruir» al exministro y expresidente de la Comunidad Valenciana Eduardo Zaplana a través de un confidente sirio del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Una frase que está registrada en los vídeos y en las actas de aquella comparecencia: «Había un interés, no sé por qué, de destruir al señor Zaplana. Y se utilizó a un informador sirio, un confidente del CNI».
Casi un año después, aquellas palabras de Villarejo plantean un enigma al que se agarra la defensa de Zaplana, pero que la juez y la Fiscalía se han opuesto a investigar: la posible participación de los servicios de inteligencia y del confidente sirio en el «fortuito hallazgo» de los papeles que dieron inicio al caso Erial. Una causa en la que el expresidente valenciano se encuentra al borde del banquillo de los acusados, junto a otra veintena de personas investigadas, por el presunto amaño y cobro de más de 10 millones de euros en comisiones ilegales derivadas de concesiones de ITV y parques eólicos en la Comunidad Valenciana.
El informe elaborado por la agencia de detectives que Zaplana ha contratado para tratar de defender su inocencia, apuntala la tesis de Villarejo. La investigación privada, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, hace un perfil detallado y minucioso del empresario sirio que encontró esos papeles en una vivienda que había pertenecido a Zaplana años antes. Un hombre al que identifican como «colaborador y fuente activa» del CNI y que, desde su llegada a España en los años 90, «ha venido teniendo un papel muy activo tanto en la Mezquita de Valencia como en el Centro Islámico de la ciudad de Valencia».
Es el hombre que en septiembre de 2008 alquiló una vivienda que había pertenecido a Zaplana y en cuyo interior encontró unos documentos que, según la Fiscalía, «constituían una auténtica hoja de ruta» en relación «con la adjudicación de los parques eólicos de la Comunidad Valenciana». Esos papeles, que se sitúan en la génesis del caso Erial, son una de las pruebas cuya nulidad se solicita en el recurso de apelación que Zaplana ha interpuesto contra el auto de procesamiento dictado el pasado mes de junio por la juez instructora.
Los magistrados de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia se reunirán este lunes para deliberar y decidir sobre ese recurso, en el que el ex ministro del Gobierno vuelve a pedir el sobreseimiento del caso. Defiende que el caso Erial ha sido una causa «netamente policial» y sin control por parte del juzgado, y «en la que se ha evitado practicar diligencias sobre los elementos esenciales de la imputación». La investigación privada encargada por Zaplana intenta apuntalar y ahondar en esa idea.
El sirio y sus negocios con Juan Cotino
En su informe, que aún no ha sido aportado al juzgado, los detectives afirman que el empresario sirio ha ocupado cargos de responsabilidad en la Mezquita de Valencia y en el Centro Islámico de Valencia. «Se tiene la certeza de que los contactos y colaboraciones entre el Centro que dirige y diversos países, están en el punto de mira de los servicios de inteligencia en España», indican los investigadores contratados por Zaplana en un documento en el que acreditan viajes y estancias del presunto confidente sirio en Marruecos, Turquía y Reino Unido. Además de señalar sus conexiones con la oposición moderada al gobierno de Siria, los detectives destacan también los «continuados contactos» entre el supuesto informante del CNI con instituciones y autoridades de la Comunidad Valenciana.
«Se ha sabido que entabló negociaciones con el expresidente de la Comunidad Valenciana Juan Cotino y allegados, al objeto de intermediación en determinadas operaciones urbanísticas o compra de activos para grupos internacionales», recalca el informe de los detectives contratados por Zaplana. Dos sobrinos de Cotino se encuentran también entre los investigados en el caso Erial. No es la primera vez que una investigación apunta a una relación entre el supuesto confidente del CNI y el exvicepresidente valenciano.
La Guardia Civil le entrevistó en marzo de 2017, tras la incautación de los papeles que dieron inicio al caso Erial en el despacho de Marcos Benavent, quien aseguró que el empresario sirio se los había entregado años atrás. «Durante la entrevista se describe como un hombre de negocios bien integrado en España, donde reside desde hace 30 años, dice que por su relación con la comunidad musulmana ha mantenido con destacados políticos, entre los que menciona a Juan Cotino, a quien conoció cuando era presidente de las Cortes», indica la UCO en el acta de la entrevista efectuada al empresario sirio.
El piso tuvo dos dueños entre Zaplana y el sirio
En aquella declaración, el supuesto confidente sirio del CNI admitió que él encontró los documentos en un piso en el que vivió en régimen de alquiler con su familia –un inmueble que había sido propiedad de Zaplana hasta el año 2006– y que se los entregó al abogado Marcos Benavent. «En todo momento se refiere a dichos documentos como ‘basura’, ‘papeles antiguos’ y sin importancia, si bien después menciona que cuando se los enseñó a Marcos Benavent se le pusieron los ‘ojos como platos’, insinuando que su contenido podría ser importante», añade la Guardia Civil en el acta de la entrevista mantenida con el sirio el 22 de marzo de 2017.
Como adelantó este diario, la investigación privada encargada por Zaplana pone en duda la cadena de custodia de los documentos que dieron origen al caso Erial. De acuerdo a la versión de los detectives, esos papeles estuvieron en un piso que tuvo dos propietarios distintos antes de que el empresario sirio arrendase el inmueble donde los encontró. Documentos que luego habrían permanecido en el despacho de Benavent durante casi una década hasta ser intervenidos por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
Según consta en el Registro de la Propiedad, el expresidente de la Comunidad Valenciana traspasó el piso en 2006 a un notario que, a su vez, lo vendió dos años más tarde al actual propietario del inmueble. Este último es quien tuvo en régimen de alquiler al empresario sirio durante siete años, desde septiembre de 2008 y hasta 2015, según testigos y facturas que los investigadores contratados por Zaplana mencionan en su informe.
En la investigación, los detectives localizaron y entrevistaron a los dos propietarios que han sido dueños del piso después de que Zaplana lo vendiese. Ambos han asegurado que nunca vieron documento alguno en la vivienda. Y el segundo de ellos, siempre según el informe de los detectives, afirmó que «no existía ningún tipo de altillo en la vivienda, descartándose así que los documentos pudieran ser encontrados en dicho elemento, tal y como se ha referido en algunos medios de comunicación».
En el informe de los detectives, además, se detalla que el presunto confidente sirio ha sido administrador único de tres empresas radicadas en la Comunidad Valenciana y dedicadas a actividades de exportación e importación, así como a la restauración. También participa como «directivo y responsable de los órganos sociales» en una sociedad radicada en Reino Unido «que recibía apoyos de diversos países del Golfo, entre ellos, Kuwait». Una mercantil de la que también forman parte «personas significativas de centros islámicos», según los detectives.